martes, 29 de noviembre de 2016

Asperger: Cuando Sungmin conoció a Kyuhyun [11/13]


11♥ Alta probabilidad de mostrar signos de torpeza física, problemas motrices e hipersensibilidad en la piel y a nivel sensorial.

5 de la tarde en la majestuosa biblioteca de la SNU. El sol primaveral recién descendía, cubriendo de tonos naranjas a Sungmin quien recogía los libros dejados en las mesas de estudio. Había mucho trabajo ese día ya que la mitad de las facultades seguían en época de exámenes, y los carritos para transportar libros habían sido acaparados por las trabajadoras veteranas, así que de un modo u otro tendría que arreglárselas. Se llenó el regazo de ejemplares hasta que le tocaron el mentón y con poco equilibrio se encaminó al primer estante. Dejó rápidamente un par de libros y terminado su quehacer ahí sin siquiera temblar, decidió tentar a su buena suerte dando un rápido giro, enredándose con sus propios pies como castigo y cayendo con libros y escándalo incluido. Darse de bruces contra el suelo era algo que le pasaba con frecuencia y patalear enojado justo después era su cábala, pero ahora simplemente no quería darle tanta importancia. Se limitó a mostrar su frustración respirando largamente y empezó a reunir los libros esparcidos. Distrajo su mente pensando en el mensaje que Kyuhyun le envió durante su descanso. Hoy saldría temprano de su empleo de medio tiempo e iría a buscarlo para ir juntos a casa, y solo 59 minutos exactos le separaban de eso. Con todos los libros reunidos se puso lentamente de pie y apelando a su buen ánimo se recordó las técnicas para caminar correctamente que había aprendido.

“Espalda recta, vista al frente, dar zancadas de 20-25 centímetros, sin arrastrar los pies pero poniéndolos firmes en el suelo una vez lo toquen”

No es que no supiera caminar, él lo hacía mejor que muchas personas, su saludable espalda se lo agradecía a diario, pero a veces es necesario recordarnos esas cosas que hacemos de memoria para así asegurarnos de hacerlas bien, y para el bajito, era mucho más vital si no quería volver a besar el suelo por culpa de su torpeza innata.

Cuando se nace siendo Asperger, se está predestinado a padecer ciertas características propias de dicho trastorno, entre ellas están los problemas de motricidad y movimientos automáticos. Lo único que varía es a qué nivel afecta a cada sujeto, y en caso de Sungmin, su carencia de coordinación motriz era bastante profunda. Todo empezó cuando se familiarizó por primera vez con la independencia al pararse por sí mismo. Que Sungmin pusiera los pies en dirección hacia adentro y caminara como si los tuviese atados fue rápido motivo de preocupación, peor era con las dificultades que tenía tomando cosas o abriendo pocillos. Sus padres pensaron que se trataba de una enfermedad relacionada con el crecimiento, incluso algunos médicos pensaron en operarle, sin embargo, entre exámenes y exámenes, y añadiendo las demás señales, supieron finalmente a que se debía y recurrieron a terapias kinesiológicas. Hasta la mitad de su tiempo en secundaria, estuvo en tratamiento corrigiendo muchos de sus males y con el tiempo logró ser casi normal, no obstante, los kinesiólogos por mucho que lo intentaron no pudieron pasar ese “Casi” a un “Completamente”. El diagnóstico inicial era tan malo que de inmediato le dijeron a su madre que buscara como eximirlo en su escuela de actividades deportivas. Se hundía cuando trataba de nadar, no podía montar una bicicleta, no metía una sola pelota al arco, ni siquiera podía correr bien ni muy lejos, no era necesario ni humano exponerlo a esas frustraciones y humillaciones, además con su inhabilidad era más propenso a sufrir lesiones, y eso lo agravaría todo. Sólo cuando ya podía hacer todas esas cosas, aunque con un desgaste físico tremendo, se le dio la oportunidad de sumarse a las actividades deportivas habituales en las escuelas, pero Sungmin se negó y no lo intentó ni siquiera una vez. Ya se había acostumbrado a una vida rígida que no incluía actividad física mayor y el único buen motivo que tenía, o sea, una última oportunidad de hacer amigos a través del trabajo en equipo, la daba por perdida y de todos modos no quería intentar ver si realmente era así, estaba lo suficientemente decepcionado y herido para no querer arriesgarse otra vez.

Sungmin caminó al siguiente estante y dejó varios libros. Al verse más ligero suspiró aliviado. Miró el ejemplar que ahora estaba en la cima “1914-1918: Historia de la primera guerra mundial por David Stevenson”. Un libro de historia. Sonrió involuntariamente y siguió su camino. Agradecía tener ese interés tan profundo en dicha área, le había salvado de enfrentarse cara a cara con la soledad y del predicamento de encontrar diversión haciendo menos que caminar o trotar. La única dificultad con la cual tropezó fue su también profundamente escasa motricidad fina. En todo lo que significaba usar movimiento pequeños y precisos como escribir, calcar y dibujar el apestaba. Su maestra de primaria le tuvo los 6 años con caligrafía adicional y así apenas consiguió una letra legible, algo que de todos modos era muy malo para él pues despojaba de elegancia a los exhaustivos ensayos que realizaba. Con el dibujo y el calcado se rindió de inmediato, sabía que el arte abstracto que hacía no le llevaría a ningún lado. Se contentó con saber leer mapas en vez de hacerlos y diseñar extravagantes títulos para sus amados textos, aunque al finalizar siempre quedaba con la mano temblorosa y una terrible migraña por el sobreesfuerzo. Sus padecimientos creativos terminaron únicamente cuando sus padres le regalaron su primera computadora, y fue como quitarle un camión de encima, porque al fin podía concentrarse en los problemas que sus males le ocasionaban en la vida diaria, pues si la pobre coordinación motriz le impedía cosas como vestirse o desvestirse fácilmente, la carencia de motricidad fina le dificultaba atarse las agujetas, abotonarse chalecos, hacer nudos de corbata, entre otras cosas.

Sungmin siguió ordenando y digitando préstamos de libros hasta que dieron las 6 en punto. En cuanto la discreta alarma de su reloj se lo anunció, se levantó con parquedad, fue a buscar sus cosas a la sala de empleados, se despidió de sus compañeros y se dirigió a la salida rápidamente. Tal como esperaba, Kyuhyun se encontraba en las escaleras aguardando por él. Apenas sus ojos se encontraron el menor sonrió encantadoramente, haciendo que por alguna razón Sungmin quisiera caminar más de prisa. Un delicioso beso lo recibió en cuanto cayó en los brazos del más alto, retribuyéndole una tierna sonrisa al separarse. El mayor estaba muy feliz, por los exámenes pasados no había podido pasar mucho tiempo con su novio, este era como un reencuentro y lo aprovecharían tanto como pudieran.

¿Vamos a casa?Le propuso Kyuhyun luego de varios dulces mimos. El bajito asintió.

Tomados de la mano se dirigieron al paradero más cercano. Había sido un día realmente largo y no les apetecía atravesar las kilométricas instalaciones de la universidad para llegar a la estación del metro. Se subieron al primer autobús de acercamiento que llegó y al cabo de 10 minutos ya estaban en la entrada de la estación. La temprana hora y el hecho de que los estudiantes se quedaban hasta tarde estudiando para sus exámenes, propició que la cantidad de pasajeros fuera mucho menor de la que acostumbraban a ver ,y además, cada pasajero iba muy concentrado en lo que veían en la ventana o en sus celulares para fijarse en quien subía o bajaba. Esto les otorgó la privacidad perfecta. Se acomodaron en los asientos al final del vagón y sin contenerse, Kyuhyun pasó una mano por el cuello de su novio y con la otra tomó su mentón para besar sus labios profundamente.

Mmm… No pasaron 15 segundos cuando disgustado, Sungmin empezó a gimotear levemente.

Kyuhyun interrumpió el beso y sin demora el bajito comenzó a rascarse el cuello.

Kyuhyun, siento comezón, odio la comezón Reclamó mientras aún trataba de aliviarse. El menor lo entendió de inmediato y se alejó totalmente.
¡Ah, lo siento! Es el sweater nuevo que me envió mi madre, no me había fijado que era de lana. Enseguida me lo quito Tras hacerlo, guardo la prenda en su bolso y revisó el sarpullido Está un poco rojo, pero no te ha salido ninguna roncha, ¿Te sigue picando?
Ya no, pero he sido bastante descuidado al no darme cuenta Dijo frunciendo el ceño exageradamente mientras se arreglaba el cuello de la camisa. Kyuhyun volvió a rodearlo con su brazo y pegó su frente a la suya.
Ambos lo fuimos y tendremos más cuidado en el futuro. No pienses más en eso Dicho esto, guiñó el ojo izquierdo y Sungmin olvidó totalmente el tema, ansioso por continuar el interrumpido beso.

Kyuhyun lo arrinconó más y le metió mano con descaro. Sungmin reaccionó instantáneamente a la caricia, tal como había reaccionado a la prenda de su novio y como reaccionaba a todo.

Torpeza no era la única singularidad de su cuerpo, también le destacaba una profunda hipersensibilidad, la cual desencadenaba una sobreestimulación en sus 5 sentidos con las cosas más cotidianas, afectando su humor y a veces, su bienestar. Ante ruidos fuertes y agudos los oídos le dolían y se ponía histérico; el olor a comida picante lo sentía tan intenso que le producía náuseas; el color dorado, sobretodo en su formato brillante, le hacía arder los ojos y ponerse de muy mal humor; comer frutos secos le avinagraba el estómago y, por supuesto, el entrar en contacto con lana, real o sintética, además de otras texturas del tipo rasposas, le provocaban sarpullidos.

La pequeña irritación había desaparecido para cuando llegaron a su destino. Sintiéndose ligeramente con más energías, decidieron caminar el trecho de 15 minutos de la estación hasta la residencia. Apenas llegaron Kyuhyun fue con Siwon a ver si lograba intercambiarle su sweater por otra prenda, mientras Sungmin, quien se quitaba la mochila y el abrigo, era sigilosamente acechado por Kangin y Heechul. En cuanto lo vieron más desprevenido, se tiraron encima de él y lo abrazaron efusivamente.

¡Noooooooooooooo!

 Ni un segundo bastó para que el bajito comenzara a chillar y patalear iracundo, haciendo reír a sus 2 malvados amigos. Porque la hipersensibilidad no lograba afectar tanto a sus otros sentidos como lo hacía a nivel táctil, y ni el tacto de la lana le provocaba tanto disgusto como el contacto físico. Siempre evaluaba la real necesidad de tocar a otra persona y si era tocado por sorpresa, era capaz de sacudirse berrinchudamente para alejar al culpable- tal como lo estaba haciendo-. En el pasado sólo con su familia se permitía ser más tolerante, sin embargo eso no lo hacía agradable, por lo que prácticamente debían rogar si deseaban un contacto “innecesario” como un abrazo o un beso.

¡Vamos, danos un beso en la mejilla al menos! También rebajándose a la súplica, Kangin le acercó la mejilla.
¡No, no! ¡Sin tocar! ¡Apestan! ¡Kangin apesta, Heechul apesta! ¡Son feos! ¡No me gustan! ¡No hay besos! Se opuso el bajito protegiéndose con sus brazos de aquellos dos.
Ah, pequeño bastardo. Cuando nos tratas así me dan más ganas de fastidiarte Gruñó Heechul, tratando de apresarlo con más fuerza.
¡Nooooooooooo! Volvió a gritar el bajito.
¿Qué hacen, retrasados? Intervino Kyuhyun, quien regresaba con su prenda intercambiada.
¡El novio calenturiento! Anunció Heechul a viva voz.
¡¿Qué?! La ira del aludido se encendió al segundo.
¡Corre! Gritó Kangin, y tan pronto lo dijo ambos salieron huyendo.
¡Hijos de…! Profirió Kyuhyun con todo el rostro rojo. Luego se acercó a su novio y le tomó los hombros ¿Te molestaron muchos esos idiotas?

Sungmin observó por unos segundos el suave agarre de su novio y luego lo miró detenidamente a los ojos.

Era cierto.

Torpeza, problemas motrices, hipersensibilidad, esas “fallas” en su cuerpo, como él las denominaba, le habían hecho la vida más difícil y dolorosa. No podía olvidar nunca que las tenía, siempre estaban frente a él preparadas para hacerlo errar en cualquier cosa, hacerlo sentir como si estuviera en piel ajena. Eso le había causado periodos de depresión durante su vida en los que salía de casa únicamente cuando era necesario, e incluso en sus primeros días junto a Kyuhyun, al ser víctima de su torpeza, hacía acopio de todo su ego y buen humor, diciendo que si no fuera por su genial cerebro, su cuerpo sería una bolsa de carne inservible y sin propósito. El menor notaba el tono de súplica en las palabras de su novio, como Sungmin pedía que si esos males nunca se irían de su cuerpo, al menos tuviera algo bueno, algo que para el funcionara mejor de lo que funcionaba para los demás, que el mundo se equilibrara ínfimamente a su favor. Sólo una cosa bastaba. En ese entonces el más alto no tenía idea de cómo conceder algo así, ni siquiera podía imaginar una posible solución a tal dilema. No tenía idea de que juntos darían con ese milagro muy pronto y él no lo sabría hasta mucho tiempo después.

Kyuhyun, hagamos el amor Pronunció el bajito.

Era el efecto físico del amor.

¿Ah? El menor se sorprendió al oír aquello luego de tan prolongado silencio, y no ayudó a que su sonrojo bajara, mucho menos con ese rostro tan inocentemente incitante cerca suyo Te he dicho que no digas esas cosas donde puedan escucharnos, pequeño desvergonzado…
Sungmin tomó la mano de su novio sobre su hombro y sosteniendo la mirada, se acercó más. El menor sonrió.
Vamos a la habitación Se rindió con un tono suave pero sutilmente cargado de deseo.

De la mano subieron y encerrados en su pequeño nido, Kyuhyun estiró al mayor sobre su cama y se acomodó sobre él con la más pura intención de hacerlo completamente suyo esa anaranjada tarde. Las caricias fueron el inicio de eso como la clave del anhelado milagro. El mayor lo descubrió en esos tiempos de instituto cuando seguían siendo amigos, aquella tarde en que Kyuhyun le había llevado a casa luego de invitarle aquel helado y Sungmin, el alérgico al contacto humano, sin ser mandado por nadie le acarició el cabello en agradecimiento. Ese primer contacto entre ellos fue totalmente espontáneo y nada desagradable para ninguna de las partes, y el bajito quedó absolutamente intrigado por ello ¿Por qué le había gustado? ¿Por qué los días siguientes quería tocarle de nuevo? ¿Por qué desde la primera vez que lo vio había querido hacerlo? La curiosidad por esa sensación le invitó a dejarse llevar cuando ese impulso volvió a aparecer, esta vez besando a Kyuhyun justo después de que este se confesara. El contacto de sus labios fue como la apertura de los secretos del universo ante sus ojos. Las miles de terminaciones nerviosas en sus labios enviaron una oleada de descargas eléctricas por todo su cuerpo que le hicieron estremecer ¿Había sido real? Supo que sí cuando Kyuhyun volvió a apoderarse de sus labios en un largo y suave masaje. “Delicioso” Fue lo primero que vino a su mente, y el temblor producto de todos esos besos bajo el atardecer no se le quitaron hasta llegar a casa. En su habitación con la cabeza ligeramente más fría pudo entenderlo totalmente.



“No como comida, sino como papá y mamá se gustan, es la forma en que Kyuhyun se siente atraído hacia mí, y a mí me gusta hablar con Kyuhyun, me gusta mirarlo, me gusta tocarlo, sus besos se sienten bien. Eso es atracción, atracción, yo también siento atracción por Kyuhyun. No como comida, sino como papá y mamá.”

No lo dimensionaba del todo, pero en el fondo, Sungmin entendía lo que le pasaba, y sabía que la atracción por una persona disparaba la secreción de sustancias químicas en el cerebro, causando efectos a nivel corporal. Mejillas rosadas, latidos de corazón más fuerte y reacciones placenteras a nivel sensorial cuando se tiene a la pareja cerca ¡Ahí estaba! Si la hipersensibilidad le hacía sentir al doble lo que era desagradable para él, lo que era agradable también se duplicaba.

Podía sentir mucho más el placer de hacer contacto con su pareja de lo que podían los demás.

El bajito estalló de felicidad, no podía creer que su deseo había sido cumplido ¡Su cuerpo tenía utilidad después de todo! y a pesar de que su rostro mantuvo la neutralidad de siempre, logró exteriorizar su emoción con lo mucho que le gustaba prolongar los besos y caricias de su novio, fascinándose con las sensaciones explosivas que recibía. Por otro lado, Kyuhyun estaba tan baboso por el bajito que le buscaba tanto como Sungmin a él y no notó su cambio, no al menos hasta llegado aquel momento.

A-ah… Ya desnudo y con el cuerpo a mil, el mayor se estremecía enredado en el cuerpo de su novio, siendo empalado lentamente por este mientras con sus labios atrapaba todos sus suspiros.

El adictivo olor de su perfume mezclado con su sudor; su voz grave y aterciopelada; su encantadora apariencia; el delicioso sabor de sus labios y el roce de sus grandes manos sobre su cuerpo, todo ese exceso de Kyuhyun enloquecía tanto a Sungmin, que dado un momento, besar, acariciar y masturbar no le parecía suficiente. Él tenía claro que el sexo era lo siguiente a lo que podía aspirar y Kyuhyun también lo sabía. Para ese entonces el menor llevaba semanas preparándose para hacerlo y también para pedirlo, incluso se había entrenado mentalmente para no morir de vergüenza cuando tuviera que expresarle directamente lo que quería, más todo eso se fue por el caño cuando Sungmin le demostró que también había hecho su investigación y abordó todo el significado de “Sin pelos en la lengua” al pedírselo. Kyuhyun de todas formas casi se desmayó de vergüenza esa noche, no obstante, el librarse de esa embarazosa propuesta le permitió actuar con más calma al momento de meterse entre las sábanas. Por supuesto, el sexo fue tan soso y breve como se esperaba de una primera vez, aun así, develó todo lo que Sungmin había querido saber de aquella experiencia y dejó ver a Kyuhyun el secreto de la nueva alegría de su novio. Lo supo en como a pesar de que los movimientos de Sungmin fueron torpes como siempre, al culminar su encuentro, el bajito no parecía nada molesto consigo mismo y, en cambio, tenía brillo en los ojos y se encontraba totalmente ido. 15 minutos después, se tiró encima de Kyuhyun pidiéndole otra ronda.

No siento mi trasero ¿No es magnífico? Así no dolerá cuando entres

Argumentó eufórico. El menor lo contempló atónito y no viendo más opción a la actitud del otro – y a su propia calentura- aceptó.

Los siguientes días, Sungmin demostró transparente su fascinación por aquella nueva práctica, y apenas su agenda dictaba un momento junto a Kyuhyun, lo buscaba, se encerraban en la habitación y se arrimaban uno encima del otro con un entusiasmo que enorgullecería a los conejos. El apremio poco discreto entre ambos alertó rápidamente a los demás de lo que ocurría, provocando especialmente en sus amigos unos deseos irresistibles de molestar a Kyuhyun.



 Hastiado de bromas de doble sentido, el menor se vio obligado a hacer planes para ser más sutiles.

Kyuhyun, vamos a jugar Starcraft Era el nuevo código entre ellos, y Sungmin lo pronunció por primera vez un tarde en la sala. Todos los presentes le miraron por breves segundos, luego sin más volvieron a lo suyo.
Sí que te has encaprichado con ese juego. Está bien, vamos a jugar Respondió el menor con una sonrisa victoriosa mientras se levantaba del sillón y tomaba de la mano a su novio.

Los demás volvieron a elevar sus miradas, viéndoles abandonar la sala. Finalmente se miraron entre ellos y regresaron una vez más a sus asuntos.

Creerán que somos estúpidos… Susurró Heechul hojeando una revista con poco interés, aunque ni él ni nadie dijo nada acerca de eso tiempo después. Al menos había que reconocerles el mérito por intentarlo.


¡Umm! Hincados en la cama, Kyuhyun abrazaba por la espalda a Sungmin dejándole húmedos besos en el cuello mientras este trataba de resistir tanto placer. Su novio había logrado dar en su próstata y ponerle los ojos blancos al mismo tiempo.



Ese día había sido jodidamente pesado, pero en cuanto Sungmin le hizo esa demandante propuesta, la energía matutina de Kyuhyun regresó a su cuerpo. Con el paso del tiempo el bajito no se había descubierto ante él como una bestia sexy, ni siquiera era ruidoso en la cama, pero la inocentona sensualidad de su rostro y la honestidad de su hermoso cuerpo ponían a mil a Kyuhyun con sólo imaginarlo. Le encantaba como esa nívea piel sufría espasmos con la más ligera caricia y cada grado de placer deformaba deliciosamente su rostro. Amaba como lo disfrutaba y lo feliz que le hacía disfrutarlo. Después de largas angustias, su novio había hallado ese algo que le significó la paz consigo mismo. Sobre todo después de la aparición del sexo, Sungmin ya no se enojaba tanto con las fallas de su cuerpo y cuando lo hacía lo olvidaba rápidamente. No había gruñidos, ojos vidriosos o miradas perdidas, únicamente un suspiro y una sonrisa optimista al saber que tenía una gran cualidad que merecía más su atención, y para Kyuhyun, saberse responsable de ese hallazgo le hacía muy feliz, tanto que en realidad no le molestaba la forma poco discreta que Sungmin tenía de hacerle ver su deseo sexual ni que fuera capaz de pasar a llevar sus propias manías despertándose a las 3 de la madrugada para decirle:

“Kyuhyun, tengamos sexo”

En realidad, Kyuhyun era capaz de abofetearse con tal de desperezarse y decirle:

“Pequeño pervertido, no tienes remedio”

 Para inmediatamente tirarse encima de él. Sí, podía decirse que inclusive le agradaba un poco. Un poco nada más.

Kyuhyun, tengo hambre. Es hora de comer Sungmin le llamó haciéndole regresar a la realidad.

 Tras terminar se habían quedado un rato abrazados en la cama, lo suficiente para que el bajito se recuperara del intenso letargo que le producía experimentar tanta sensación.

Pues yo tengo a mi cena justo entre mis brazos Bromeó el menor con una mirada juguetona.
Kyuhyun, te he dicho 46 veces que no soy comida Rebatió Sungmin con seriedad, haciendo reír a su novio.
Lo sé, lo sé Le concedió atrapando sus labios, el mayor se dejó hacer sin objeción los breves segundos que duró el contacto. Luego Kyuhyun se alejó y saltó fuera de la cama Quédate, yo traeré algo.

Poniéndose la ropa interior, el menor abrió la puerta y asomó la cabeza. Todo el pasillo a oscuras. Como era viernes seguro los demás inquilinos habían salido de juerga. Tomó su celular y mientras caminaba a la cocina aseguró su teoría revisando sus mensajes. Sí, Kangin le había dejado un mensaje al respecto. Sin más, tomó una bolsa y echó en ella algunas botanas que había comprado y guardado en la alacena hace unos días. Tras eso retornó leyendo un mensaje que Heechul le acababa de enviar.

“Si deciden dejar de coger por 5 minutos al menos, estaremos en la disco “Drive”. Un travesti se está tratando de ligar a Siwon y él aún no se da cuenta ¡Vengan rápido! K k k k k”

Kyuhyun soltó una ligera carcajada mientras abría la puerta, más tanto la risa como la respiración se le cortaron apenas miró al interior. Estirado boca abajo, destapado y todavía desnudo, Sungmin hojeaba un libro despreocupadamente. Las definidas caderas seguidas por esas dos grandes y bien formadas nalgas fueron como un ataque directo y letal. No siempre tenía una vista frontal tan clara de una de las zonas más sensuales de su novio, y Kyuhyun sintió como su coeficiente bajaba y toda la baba se le caía. Volviendo en sí uno rato después, miró su celular y de inmediato lo lanzó sobre el nido de ropa en el suelo. Rodeó la cama sigilosamente y dejó un húmedo beso en el hombro de su amante, con una idea en mente que después de llevar a cabo seguro le haría desmayarse de vergüenza. Sungmin dejó el libro, fulminándolo por largos segundos con sus chispeantes ojos, como si entendiera sus intenciones.

Kyuhyun, sigo con apetito Aclaró.
Sí, yo también Dicho esto sacó una lata de crema batida de la bolsa seguida por una sonrisa perversa.


A Kyuhyun le pareció que Sungmin necesitaba seguir conociendo a fondo los beneficios de un cuerpo con hipersensibilidad para que se le grabaran bien en la cabeza, y estando así las cosas, no había tiempo para discotecas. Quedaba mucho por hacer.

Continuará...


2 comentarios:

  1. Leí algunos parrafos a la rápida y me explotó el cerebro. Definitivamente debo volver jjj.

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  2. Tanto tiempo leyedo lemon y aun no se como comentar estos tipos de capitulos :'v ... solo puedo decir que me gusto mucho y que cague de risa con el segundo dibujo y lo del Starcraft xD!!! Lo de Siwon y la travesti es por algo? o solo fui yo la tonta que lo malinterpreta xD!!!
    Gracias por el capitulo y nos leemos en el siguiente^^

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