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Dependencia psíquica de la organización y diseño de su entorno y vida diaria de
modo que se mantengan invariables, atrapándole en una rutina inflexible y que
no acepta cambios repentinos.
—Vengan todos, acérquense. A ver si
organizamos esto de una vez ¿No?— Exclamó un joven castaño dando
palmadas con los brazos en alto.
Era el segundo día de estancia en Seúl para los muchachos
y la mágica ilusión de vivir en un nuevo hogar se había desvanecido totalmente
en sus corazones, ahora oprimidos por todo lo que había para hacer. Al final,
no fue intervención divina la que les permitió encontrar cupos, se debía solamente
a que la casera había abierto una segunda y nuevecita residencia a la que había
trasladado a sus viejos inquilinos como beneficio de antigüedad, cediendo así
sus lugares a nuevos aspirantes, y tomando en cuenta que ella era conocida como
santa por acoger jovencitos desordenados y no muy ágiles de cerebro, la antigua
residencia estaba, por consecuencia, hecha un chiquero, y ninguno de los chicos
que vivirían ahí ahora se había instalado oficialmente. Esto los dejaba en un
aprieto muy grande, añadiendo que desde ese momento tenían 3 días para limpiar,
amoblar e instalar a más de 10 personas, porque después de ese plazo la mitad
de los residentes entraban a clases y tener un desorden en la residencia
desataría la locura. Y ahora mismo no estaban muy lejos de eso.
Para solucionar dicha contrariedad, los inquilinos se
habían levantado temprano para una reunión grupal después de pasar todo el día
anterior limpiando, no obstante, no parecían interesarse en el tema. Orgullosos
dueños de una energía desbordante, hacían oír sus cuchicheos y tonterías hasta
la calle, no dejando hablar al encargado que hace buen rato trataba de captar
la atención de todos. Sin embargo, había alguien que aún en medio de todo ese
escándalo mantenía la compostura. Sí, sentado en un mullido sillón y ajeno a la
anarquía, Sungmin esperaba atento, con agenda y lápiz en mano, cumplir su más
apremiante objetivo: Saber sus horarios para ir al baño en las mañanas. El no
conocer esa información le impediría precisar a qué hora levantarse, vestirse,
desayunar, tomar el bus y demás cosas. En términos simples, desestabilizaba su
día entero y eso era inaceptable.
Desde temprana edad, Sungmin había aprendido a
dominar su memoria y usar provechosamente los aprendizajes que adquiría día con
día, y sentado frente al reloj, un día empezó a imaginar lo bueno que sería
medir el tiempo que usaba en cada una de sus actividades y controlar en que
parte del día ocurriría cada una. Poco después, cuando ya había aprendido a
escribir por si solo mientras sus compañeros apenas dominaban las vocales, tomó
sus hojas de dibujo y en la mayoría de ellas, lentamente y con pocos detalles,
empezó a enlistar sus actividades diarias, animándose cada vez más a escribir
sus actividades futuras, retándose a hacerlas tal y como las había escrito. Con
7 años recién cumplidos, sin darse cuenta había forjado una personalidad
completamente maniaca, y sus padres supieron que no podían seguir ignorando la
rareza de su hijo creyendo que era cosa de la edad. Si bien que Sungmin
preguntara que harían los siguientes días y lo anotara en una libretita parecía
simple curiosidad, el término quedó muy pequeño cuando empezó a mostrar ciertas
actitudes acompañadas de mucha ansiedad. Cualquier niño era condenadamente
feliz con una visita sorpresa a Lotte World ¿Verdad? ¿Entonces por qué él se
había puesto tan incómodo al punto de no querer bajar del auto? Era indicio de
algo, y pocas semanas después ese algo tuvo nombre y explicación.
En la actualidad, aquella parte de Sungmin había
logrado ser controlada con terapia, medicamentos y mucho esfuerzo, pero nunca
eliminada. Él comprendía eso y hasta hace poco estaba resignado, no obstante,
de un momento a otro empezó a parecerle agotador. Adoraba el orden en todos los
aspectos de su vida y eso era un hecho, más ya no quería invertir tanto tiempo
fijándose en esas cosas. Un inesperado y más atractivo interés había aparecido
ante sus ojos recientemente, y él no podía ni quería apartar su mirada de él.
Ese muchacho riendo a su lado simplemente reclamaba su atención con mucha más
fuerza que todas sus manías.
Deseaba
pasar todo el tiempo posible con él.
Y a pesar de que la cadena que lo unía a sus
obsesiones era perpetua, la determinación por realizar ese deseo tan potente e
ilógico era tan grande que lograría de cualquier modo que ambos coexistieran.
Ese era el motivo de su interés en la reunión, satisfaciendo rápido sus manías
más pronto podría pasar tiempo con él y preparar todos los planes que tenía
para hacer juntos. Eran tantas ideas que solo pensarlo le ponía ansioso.
—Vamos, chicos. Guarden silencio y
así terminaremos más rápido— Insistió otra vez el castaño sin
obtener resultado. Finalmente, apretándose la cien, decidió hablar en el idioma
de ellos— ¡YA CÁLLENSE, BESTIAS!
Silencio absoluto. El joven suspiró victorioso y tomó
un gran afiche y un marcador.
—Hola a todos, como ya saben soy
Leeteuk, encargado de los dormitorios. Ayer después de mucho esfuerzo, conseguí
organizarme con quienes traerían a la residencia sus posesiones y he parcelado
las llegadas de estas durante este día y mañana. Por tal, vamos a distribuir
los dormitorios ahora. Sé que aún falta gente por llegar, pero el primer camión
arribará en una hora y no podemos esperar más. Pegaré en la sala este cartel
con la distribución una vez hayamos terminado así que tengan la amabilidad de
enseñárselos a quienes faltan ¿Entendido?
—Siiiií— Gritaron
todos con desanimo. Leeteuk recuperó su humor ante la obvia moral caída.
—Bien, ahora al grano. En este lugar
hay 7 habitaciones y si bien creí que seríamos 14 personas y se otorgarían por
dúos, más temprano la casera me informó que finalmente seremos 15 inquilinos.
Por esto, la habitación más grande tendrá que ser usada por 3 personas y la
competencia de ramen picante para ver que dúo se la queda no podrá ser llevada
a cabo.
—¡Diablos!— El
lamento de Donghae hizo reír a todos.
—Eeeeentonces, estando así las
cosas, empecemos con ella, ¿Quiénes quieren quedarse en esa habitación? ¿Quizás
nuestros amigos de Daegu? ¿Kangin? Siwon? ¿Heechul?— Inquirió
Leeteuk apuntándoles con el lápiz.
—Por mi está bien— Contestó
Siwon, y el fortachón a su lado asintió.
—Yo ni de joda, los ronquidos de Kangin
hacen tiritar las paredes— Protestó el pelirrojo, ganándose un gruñido del
aludido.
—¿Y qué tal tú, Sungmin? ¿Quieres dormir
en la habitación grande?— Le preguntó el encargado.
—No, yo quiero dormir con Kyuhyun— Su
respuesta tan directa hizo que todos lo miraran sorprendidos y Kyuhyun se
sonrojara de pies a cabeza.
—N-No, lo que Su-Sungmin quiere
decir, es que ya habíamos hablado antes de que queríamos compartir habitación.
Te-tenemos confianza, eso es— Se explicó el menor bastante
nervioso. No se avergonzaba de su relación, solo no quería ventilarla a unos
desconocidos apenas llegaran, no obstante, por las risas de sus amigos y las
miradas escépticas de los demás supo que no había engañado a nadie. De todas
formas, no se oyó juicio o palabra alguna.
—En ese caso, los anotaré juntos
ahora mismo— Continuó Leeteuk— ¿Cualquier habitación está bien?
—Sí, no tengo objeción para con
ninguna habitación— Respondió el bajito, y tras asentir, Kyuhyun lo
contempló con la suficiente intensidad para que le diera su quinto pre-infarto
en lo que llevaba en Seúl y no pudiera prestar atención al resto de la reunión.
Sus preocupaciones habían quedado atrás y él había
vuelto a ser el mismo de siempre, eso incluía soñar tanto que se alejara
inevitablemente de la realidad ¡Que vinieran los arcoíris y los ponys que había
predicho Heechul porque la vida sería bella, bella, bella! Desde ahora el hermoso
rostro de su novio sería lo primero que vería en la mañana y lo último que
vería en la noche, todo esto sin presión escolar y vigilancia paternal. Su
corazón se alocaba, y sin poder controlarlo, su entrepierna también, era tanta
felicidad que no podía impedir que esta se reflejara en sus sonrisas espontáneas
y sus sonrojos nada masculinos.
No temía para nada que su jolgorio interno era algo
apresurado.
Apenas finalizó la reunión y Sungmin consiguió la
información que quería, se fue directo a la habitación que compartirían.
Extrañado, el más alto lo siguió. Se posó bajo el dintel de la puerta y le
contempló analizando el lugar minuciosamente, hasta sacó una huincha para medir
el lugar. Finalmente, con el rostro iluminado se acercó a Kyuhyun, quien
esperaba ansioso por una confirmación de que todo sería como había deseado.
—Quiero que me ayudes a dividir la
habitación por la mitad, necesito que lo hagas— Sungmin rompió su ingenuo sueño con
voz potente.
—¿Eh?— Kyuhyun balbuceó incrédulo.
—Pongamos nuestros armarios en
medio y eso bastará para formar una pared— Agregó ignorando involuntariamente
el pasmo en el rostro ajeno— Tendré mi espacio y Kyuhyun el
suyo, eso estará muy bien ¿Lo harás? ¿Me ayudarás?
—Ah, s-sí, sí— El menor
respondió por pura inercia y regalándole una dulce sonrisa, Sungmin se fue.
Kyuhyun le siguió con la mirada ¿Qué acababa de
pasar? Por un segundo creyó que por la puerta entraría un MC de un programa de
variedades diciéndole que había caído en una cámara oculta, pero además de sus
sueños abandonando la habitación, nadie más entro o salió de ahí. Por suerte
estaba sostenido de la puerta, de lo contrario habría caído dramáticamente de
rodillas al suelo.
Después de un rato, tragó aire y dio un gran
suspiro. Qué remedio, la madre de Sungmin le advirtió bien antes de que se
subieran al bus, no podía protestar.
“Para
Sungminnie la privacidad y el espacio personal son cosas muy importantes. Solo
permitiéndole un espacio donde sea el único morador y tenga oportunidad de
establecer su orden le harás muy feliz. No digo que perderá la cordura de lo
contrario, pero la frustración y ansiedad provocarán que su día a día sean más
duros. De todas formas, tu evalúa la situación y decide que harán, puede que te
pida algo descabellado”
El menor se lamentó por haber subestimado esas
palabras. Sabía que tratándose de su novio no había imposibles, con su último
problema lo corroboró ¡Pero nunca creyó que exigiría edificar el muro de Berlín
en la habitación! Bueno, lo hecho, hecho estaba, solo quedaba cumplir su
promesa, ayudarlo en lo que deseara y el resto dejarlo en sus manos…aunque no
estaba contento. Desde ese momento en adelante, Sungmin le puso la mínima
atención, organizar meticulosamente sus días y su entorno parecía más
importante que cualquier cosa. Apenas podían verse entre la universidad, el
trabajo, dormir y que usara su tiempo libre en detallar su inflexible rutina
detrás de esa pared de muebles que habían creado. Era deprimente, cada día más,
incluso sus amigos se compadecían de él a su manera.
—Vamos, Kyuhyun ¿Qué pasa?— Kangin le
sobó la espalda mientras el otro yacía inerte en un sillón de la sala.
—Está abatido porque la vida con
Sungmin no es cursilerías y sexo a diario como él creía—
Interrumpió Heechul, mientras se echaba una partida de Marvel v/s capcom contra Kibum, otro inquilino.
—¡Claro que no, cierra la boca!— Se
espantó Kyuhyun, lanzándole un cojín, aunque el rubor en sus mejillas no pudo
contradecirlo del todo— Solo me deprime no verlo tanto como en el
instituto.
—Pero no te
jodas por eso, estúpido— Le consoló el fortachón con su característica falta
de tacto— Ya verás que pronto se adaptará a este lugar y
podremos estar todos juntos. Era obvio que le costaría más que a nosotros.
—Lo sé, pero ufff… ¿Cuánto va a
durar?— Kyuhyun suspiró pesaroso.
Unos segundos después la puerta de entrada se abrió
y todos involuntariamente dirigieron sus miradas al recién llegado.
—Buenas— Saludó
aquel cancinamente, yéndose directamente a su habitación. Kyuhyun le siguió con
la mirada.
Ahí estaba el último problema que quitaba tiempo a
su novio.
Apareció el día de la reunión, cuando por fin
llegaron los inquilinos faltantes, siendo él parte de ellos.
—Déjenme presentarles a los nuevos compañeros— Introdujo Leeteuk— Ellos son Kim Ryeowook, Kim
Jongwoon y Lee-
—¡ES HYUKJAE!— Soltando un grito tan
estruendoso, Sungmin llevó la atención de todos hacia él.
—¡WAAAH!— Correspondió quien sería
mencionado, con la sorpresa bien expresada en su rostro⸻ ¿Su-Sungmin? ¿Eres tú?— El bajito asintió exageradamente— Di-os… ¿Cómo? Ah…— Tras los balbuceos, el chico tiró
sus bolsos y fue rápidamente a abrazar al bajito.
—Hyukjae, ¿Por qué me abrazas? Decías que las estrellas de lucha libre
como tú no dan abrazos— Se extrañó el bajito, haciendo reír al delgado chico apegado a él.
—Eso lo decía a los 8 años, he madurado— Contestó entretenido— Tú, en cambio, eres el mismo que dejé en Daegu.
—Por supuesto, no puedo convertirme en otra persona— Sungmin respondió confundido,
haciendo reír al otro.
Cuando la
última carcajada de Hyukjae se apagó, el silencio perduró hasta que Siwon
aclaró su garganta, dado que Kyuhyun estaba inmovilizado por la pura impresión.
¿Quién
puta mierda era ese que estaba abrazando tan confianzudamente a su novio?
—Ah, lo siento— Se avergonzó el delgado,
alejándose un poco del bajito— Soy Lee Hyukjae, lamentó la interrupción, pero Sungmin y yo éramos los
mejores amigos de niños y reencontrarnos aquí es… impresionante.
Kyuhyun apenas escuchó lo que dijo y lo ocurrido
después, solo veía la luminosa mirada que Sungmin entregaba a ese chico.
Resulta que el amigo de la infancia del que tanto le había hablado ahora estaba
ahí por la coincidencia más grande, y los dos, que intercambiaron e-mails por años,
no querían perder ningún segundo libre sin el otro ahora que se habían
reencontrado. Así Kyuhyun, vio como parte de los ratos de ocio que su novio no
usaba planificando su rutina, los invertía en una mágica retrospectiva junto a
ese amigo con el cual se entendía tan bien y, a propósito, no se había
amedrentado con el título de novio con el que Kyuhyun trató de intimidarlo. Y, en
consecuencia, la vida apestaba muchísimo más.
—¿Sabes, Kyuhyun?— Le llamó
Heechul— Creo que Sungmin va a engañarte con él.
El menor no tardó ni un segundo en liberar toda su
ira.
—¡¿Qué no sabes cerrar el pico?!
¡Cállate! ¡Cállate, maldición! — Gritó furioso mientras molía a
almohadazos al pelirrojo.
Rato después Kyuhyun subió a los dormitorios con el
cuerpo endeble y el espíritu hecho polvo. Estar sin su novio era su punto débil
y la situación se aprovechaba de eso. Odiaba que su promesa de felicidad con
Sungmin y sus padres fuera tan intensa, de lo contrario derribaría ese muro de
muebles ahora mismo, y además tendría una buena sesión de puñetazos con
Hyukjae, oh sí. Solo de pensar en la broma de Heechul le daban arcadas.
Perezosamente entró al baño, se lavó los dientes, se
dio una ducha y finalmente, fue a su habitación.
—¿Quién es?— Preguntó
Sungmin detrás de su fortaleza.
—Kyuhyun— Se anunció
el chico.
—Ah, pensé que sería Hyukjae otra
vez— Exclamó el bajito y Kyuhyun liberó un sutil bufido
lleno de desprecio— De todas formas así es mejor, estimo que estaré
ocupado 27 minutos más.
—Estudia tranquilo, solo vengo a acostarme.
Buenas noches.
—Buenas noches— Finalizó
Sungmin.
Kyuhyun echó fuera de su cuerpo un último suspiro,
se puso el pijama y entró en su acolchada cama. Se tapó hasta la nariz y
observó el muro de madera que lo separaba de su novio.
“Bueno, al menos conseguí hacerlo sentir cómodo”
Pensó tratando de reconfortarse, luego se tapó hasta
la cabeza e intentó dormir. Se dio varias vueltas y repasó lo que tendría que
hacer al día siguiente. Varios minutos después empezó a caer en la inconciencia
del sueño, eso hasta que sintió algo colarse en su cama sigilosamente y
acomodarse a su lado. Medio dormido los primeros segundos no le dio
importancia, más cuando eso empezaba a amarrarse a su cintura, espabiló de un
salto, bastante asustado vale decir.
Escondido bajo las sábanas, Sungmin lo miraba
aturdido. Kyuhyun tapó su rostro y respiró aliviado.
—Min, ¿Q-Que pasa? ¿Qué haces en mi
cama? — Preguntó mientras trataba de serenarse.
—Es “Tiempo con Kyuhyun”, pero ya
estabas dormido así que me acosté a tu lado— Explicó el bajito.
—¿Tiempo con Kyuhyun? ¿Qué es eso? — Se
intrigó el menor sin entender nada.
—Es mi tiempo contigo durante este
día de la semana— Contestó el bajito sonriéndole orgulloso— Realmente
he trabajado duro en esto y al fin terminé de organizar mis horarios y mi vida
en Seúl ¿Quieres ver?
Kyuhyun lo miró totalmente desconcertado, aún no
lograba procesar lo que le estaban diciendo.
—Bueno— Dijo casi
por inercia.
Sungmin tomó su mano y lo guio por el estrecho
caminito entre la pared y el armario que daba a su pedazo de habitación.
Kyuhyun no logró contener su sorpresa al ver que esta “nueva” habitación tenía
sus muebles y objetos en la misma ubicación que habían tenido en la casa de
Sungmin. De no ser por las ventanas, el color del cuarto y el piso, sería una
réplica exacta. Instantes después, su vista reparó en la gran pizarra donde
Sungmin enlistaba sus quehaceres diarios. “Tiempo con Kyuhyun” se repetía de
Lunes a Domingo, a veces más de una vez al día. Su corazón se llenó de un
calorcito de lo más dulce y una calma sonrisa surcó su rostro.
—He esperado ansiosamente esta
noche, me es muy gratificante haber terminado después de tantos días— Explicó
Sungmin— Ahora podremos pasar mucho tiempo juntos. Quise
destinar un poco más de tiempo a Hyukjae, pero a él le gusta ver películas de
adultos con Shindong y realmente eso no me interesa así que decidí dejarles en
paz.
—Sí, mejor así— Le
convenció Kyuhyun, alegrándose malsanamente por dentro.
—Y además…— Continuó
Sungmin bajando el rostro. Kyuhyun reconoció la tristeza en sus ojos aun cuando
su rostro no cambió en lo absoluto— A mi familia tampoco puedo
incluirla porque no están aquí, solo Kyuhyun y nuestros amigos, y ya no podemos
salir a pasear luego del instituto porque ya no estamos en él. Seúl ha cambiado
casi toda mi vida.
Kyuhyun lo miró detenidamente. Y él que creía que
estaba haciendo bien en darle su espacio...
—¿Ha sido difícil para ti acostumbrarte
a vivir en este lugar?— Preguntó abrazándolo por la espalda.
—Lo ha
sido. Vivir en Seúl es raro, lo único de Daegu que permanece somos nosotros
porque hasta el boleto de autobús es distinto. Mi antigua rutina es
inutilizable aquí, así que tuve que recolectar información, organizar y agendar
todo otra vez. Resultó incómodo y aterrador, hubo momentos en que creí que no
podría hacerlo.
—¿Y por qué no nos pediste ayuda? — Le
recriminó su novio.
—Kyuhyun, tú estabas muy ocupado,
los demás también. Mamá me dijo que es egoísta molestar con cosas fútiles a
personas ocupadas en asuntos importantes, y ser egoísta está mal— Explicó
Sungmin dándose vuelta.
—Pero si esas cosas fútiles les
importan a quienes te quieren, es egoísta no avisarles que tienes problemas con
ellas— Rebatió el menor. Sungmin miró nuevamente al suelo.
—El egoísmo es muy contradictorio,
no lo entiendo— Gruñó frustrado— Pero yo no pretendía ser egoísta,
solo no quería molestarlos con los problemas que yo me causo. Yo quiero que te
sientas bien y estemos juntos, es mi mayor propósito.
El menor enmudeció por unos segundos, suspiró y
luego acunó en sus manos el rostro de su novio. Él siempre podía tocar su
corazón aún sin usar las típicas palabras de amor.
—Yo tengo el mismo objetivo
contigo, y no puedo sentirme bien si sé que tú no te sientes bien, menos si no
me permites ayudarte a sentirte bien— Respondió sonriendo— Tener
manías es duro, lo sé porque todos tenemos en mayor o menor medida ¿Pero sabes?
Estas estorban menos cuando hay personas que te ayudan a desviar tu atención de
ellas, y tú las tienes. Me tienes a mí, siempre. Así que no vuelvas tus
dificultades tan insignificantes que solo pueden importarte a ti, porque si son
lo suficiente potentes para incomodarte yo querré ayudarte. Si puedo hacer que
tus manías te agobien o atareen menos, lo haré sin importar lo difícil,
cansador o ridículo que sea o te parezca. No te sobrecargues porque yo te
apoyaré sí o sí, y no solo yo, también nuestros amigos, y… supongo que Hyukjae
puede incluirse.
Sungmin permaneció en silencio, mirándolo con los
ojos más grandes que nunca.
—No estás solo, en serio, no
vuelvas a enfrentar solo algo tan duro, porque en mi caso particular, prefiero
mil veces ayudarte que estar lejos de ti como estos días.
El mayor depositó sus manos sobre las de Kyuhyun y
cerró los ojos largo rato.
—Kyuhyun, siempre explicas las
cosas de modo que yo puedo entenderlas a la perfección— Acató
sonriendo.
Su novio también sonrió. Cerró el ojo derecho y
ambos se abrazaron posesivamente. Sungmin enterró la nariz en el pecho de su
novio y aspiró extasiado. Ese olor, ese cuerpo, ese rostro, esa persona, era la
distracción y cura perfecta para sus males. Kyuhyun no lo sabía y quizás él
tampoco, pero era quien más pedía a la vida que no alejaran a esa persona de su
lado.
—¿Vamos a continuar el “Tiempo con
Kyuhyun”?— Sugirió el menor y Sungmin asintió.
De la mano fueron de vuelta a la cama del menor, se
metieron entre las sábanas y en el cálido refugio del regazo ajeno. Kyuhyun
peinó el cabello de su novio observando su rostro con embeleso y sin aviso
previo tomó sus labios. Sungmin lo esperaba, ese nivel en la dilatación de las
pupilas y el entrecerrado de ojos del menor ya significaban algo específico
para él, que Kyuhyun iba a besarlo hasta que quedaran sin aliento, y a él no le
importaba ¡Qué bien se sentían esos labios fundirse con los suyos después de
tanto tiempo! El menor sintió ese anhelo cuando Sungmin se aferró a su cuello
por voluntad propia, y entonces decidió que tampoco escondería el suyo. Se
mimaron y jugaron tanto como pudieron sin prestar atención al cansancio y al
calor creciendo bajo sus vientres. El “Tiempo con Kyuhyun” terminó justo para
cuando no pudieron más, no obstante, Sungmin decidió quedarse y dormir con él,
y lo decidió así los próximos días, ya sea invadiendo la cama de su novio o
pidiendo que fuera a la suya. No importaba sus rígidas costumbres y su
inflexible rutina, si estaba con Kyuhyun podía desobedecerla y nada pasaría,
después de todo, su novio era su más grande manía y junto a él cosas
interesantes podrían pasar.
Continuará...
El último dibujo lejfsjdjalshsgdhsshs <3
ResponderBorrarConcuerdo con el comentario de arriba asdfsdafsd ♡♡♡♡ ...
ResponderBorrarMe tarde un buen rato en captar la idea de 14 y luego 15 personas viviendo bajo un mismo techo xD... si soy re lerda en captar cosas... me gusto mucho, sobre todo el dibuo final, oie zhy 7w7...