Capítulo
2: Un nombre para nuestra nueva vida.
-Bien,
con Sungminnie ya terminamos el trámite- Suspiró Sunny – Kyuhyun ¿Sacaste el
dinero?
-Aam…
sí, sí, ya lo hice- Respondió el aludido después de unos segundos.
Sosteniendo
bien a la bebé con un brazo, revisó la billetera en uno de sus bolsillos y que
todo estuviera en orden. Aquel día era
el segundo desde la llegada de la niña a su vida, y todo parecía ficticio,
sacado de la imaginación de un completo demente, tan extraño que por momentos
se sentía desorientado ¿Qué estaba pasando? ¿Qué hacía ahora en el banco?
¿Quién era la bebé que cargaba en sus brazos? La realidad lo golpeaba cada vez
más fuerte al segundo en que volvía a recordar, y a la par, se daba cuenta de
cosas que antes no y ahora podrían arruinarle totalmente la vida. Bien, era
obvio que la bebé era una sorpresa y que le costaría tiempo actuar como un
padre calificado y responsable, pero eso pasaría, se solucionaría.
Lo
que realmente le aterraba se relacionaba con Sungmin.
Si
bien todo parecía solucionado cuando le dijo a su novio que se quedaría con la
bebé, nada más lejos de la verdad podía estar ese pensamiento. El castaño sintió un mal augurio amenazarlo
por la espalda al reafirmarlo con sus amigos, y mientras Sunny trazaba un plan
de lo que harían y comprarían desde ese momento, este se fue confirmando por sí
mismo. Una cuna, un coche, mamelucos, pañales, muebles, ropa y
un largo etc ¡Eso costaría muchísimo dinero! Dinero que por falta de apoyo familiar,
debían poner en conjunto. Esa era la razón que les tenía en el banco, sacando
todos los ahorros de sus cuentas bancarias individuales. A Kyuhyun se le
revolvía el estómago mientras veía a Sungmin contar los billetes ¿En serio su
novio lo amaba tanto para entregarle sin protesta y demora su dinero? En el
primer año de su veintena el pelinegro había desarrollado un gran deseo por
tener un auto propio, y desde ese entonces, parte del salario mínimo que le
pagaban en su trabajo de medio tiempo mientras estudiaba lo había guardado con
esmero. Kyuhyun sabía bien cuanto lo deseaba, y es por eso que en secreto el
también juntaba dinero para ayudarle a comprar el vehículo ¿Pero que importaba
ya? Tanto su ahorro como el de su novio se habían vuelto inútiles y lo peor es
que ni siquiera lo usarían en algo para ellos mismos, y lo peor de eso, es que
Kyuhyun tenía la culpa.
El
castaño no dejaba de torturarse a si mismo con ese pensamiento hasta que
Changmin llamó su atención y la de los demás.
-Bueno,
ya está el dinero ¿Cuáles son las prioridades?
-Necesitamos
la cuna, algunos muebles y un sitio para ella- Contestó la rubia- Ustedes
tenían un cuarto de huéspedes ¿Verdad?
-Sí, está llena de cajas y chucherías, pero se
puede limpiar en una hora- Contestó Sungmin.
-Bien,
después de terminar con esto iremos a ello-
Prosiguió la rubia- Aún falta para el invierno pero los bebés siempre
necesitan estar cálidos así que compraremos unas mantitas ¡Ah! Y también
necesitarán un coche. Espero que puedan hacer entrega inmediata, los fletes que
cargan cosas tan grandes por lo general te lo llevan a domicilio un par de días
después.
-Por
lo que yo sé se puede pedir que lo
lleven el mismo día, solo hay que pagar un poco más por el servicio.
-Muy
bien ¿Qué más? Ah cierto, hay que llevarla al hospital y pedir que la revisen, no vaya a tener
alergias o alguna condición de la que no nos hayamos enterado, pero eso será
más fácil cuando ya esté inscrita en el registro civil. Por cierto ¿Cuándo irán
a hacer eso?
-El
Viernes, aún tengo que conseguir algunos papeles míos para inscribirme como su
tutor legal- Comentó el pelinegro con una neutralidad preocupante, porque peor
que Sungmin se mostrara triste o enojado era que las situaciones lo superaran
tanto como para guardárselas en su corazón. Kyuhyun lo sabía bien y su
intranquilidad no pudo evitar aumentar un poco más.
-Bueno,
yo creo que eso sería lo más importante por ahora- Concluyó Sunny- Inventaré
alguna mentira y pediré una semana de licencia para cuidar a la bebé y así
poder enseñarles algunas cosas ¿Ok?
-Ajá-
Respondió Kyuhyun algo ido.
-¡Yah!
¡Espabilen de una vez! – Gritó la chica palmeando cerca de sus rostros, ambos
se veían poco emocionados- Hay mucho que hacer, no hay tiempo para que se
queden mirando los pajaritos.
Ya
habiendo captado la atención de ambos, la rubia volteó y tomándola mano de su
esposo, caminó en dirección al centro comercial. Temeroso, Kyuhyun hizo lo mismo
con su novio. Sintió un gran alivio al no ser rechazado, pero nada había de la
sonrisa que Sungmin le brindaba siempre que se tomaban de la mano, solo estaba
ese rostro neutral mirando hacia el frente que le torturaba cada vez más.
El
día fue larguísimo para todos, porque para empezar se habían levantado temprano
y empezado desde ya con todas las actividades que planearon. Elegir y comprar
no llevó mucho tiempo, porque Sungmin solo abría la boca para aprobar cada
elección que hacía su novio sin protestar o proponer otra cosa. Después
volvieron a casa y mientras aguardaban por las compras, Sungmin, Kyuhyun y
Changmin despejaban el cuarto de huéspedes en tanto Sunny iba al supermercado
por alimento suficiente como para agasajar a un pelotón. Si esa niña iba a ser
hija de Kyuhyun y Sungmin, lo primero que debía enseñarles tendría que ver con
comida si o si.
Aunque
por otro lado, Kyuhyun ni siquiera sabía si serían dos padres para la bebé.
Era
claro que Sungmin no se iría voluntariamente. Ya era de noche, en conjunto se
habían gastado alrededor de 1200 dólares en cosas de bebé y se veía concentrado
en los consejos que Sunny le daba antes de marcharse, pero en vista de lo
distante que estaba, era Kyuhyun quien ya no sabía si quería tenerlo a su lado.
En
menos de un año, el mayor le había hecho feliz como nadie, no se perdonaría la
grosería de pagar el favor arruinando su vida al darle una responsabilidad que
no le correspondía. Ni siquiera se imaginaba haciéndole el más mínimo daño.
Sungmin era la razón de su felicidad, lo amaba más que a nadie, ninguna persona
podía comparársele.
Y
eso solo provocaba un debate mental aún peor.
Si
iba a dejarlo ir: ¿Cómo lograría sobrevivir sin él?
Hasta
el momento su agenda estaba llena hasta el día de su muerte con metas que
incluían a su novio. Él lo quería tanto que nunca creyó que eso algún día
podría cambiar a “Solo Kyuhyun”
Sí,
tal vez por sus escasos 23 años había sido ingenuo, tanto para creer que por
fin algo que valiera la pena podría durarle para siempre. Pero es que en
verdad, desde el fondo de su corazón, el había querido que fuese así.
Suspiró
y miró a su bebé dormida, entregándose al placer de sus suaves sábanas y su
nada barata cuna.
Ella
no tenía la culpa, no podía odiarla por su situación, tampoco detestarla o
guardarle rencor. Esa pequeña sin nombre era solo una consecuencia, una víctima
más al igual que Sungmin. El único culpable aquí era él. Y solo él debía hallar
la solución.
-¿Qué
nombre debería ponerte?- Susurró al aire, mirando a la niña.
Concentrado
en los posibles nombres de la bebé, en Sungmin, en sus problemas y en todo lo
que parecía no poder remediar, salió de la habitación y se acomodó en uno de
los sillones. Hurgó ocioso en uno de sus bolsillos y encontró lo que había
sobrado de su compulsivo día de
compras. Ja, tan solo 1 dólar con unos
centavitos. No alcanzaba ni para comprarse el vino más barato y desabrido que
hubiera en Corea, pero bueno, al menos la bebé parecía completamente abastecida
después de romperse la espalda cargando los muebles y poniendo todas las cosas
en su sitio. Eso era un problema menos en su larga lista.
Pesadamente
levantó la cabeza, miró hacia la cocina y creyó que era el día de “Hace sentir
culpable como la mierda a Kyuhyun”
Atento,
su novio preparaba sin problema un biberón con leche tibia. Aquella bebida
había sido la primera enseñanza de Sunny durante el día, y mientras Sungmin
lograba con éxito prepararla a los 5 minutos, él creaba intento tras intento de
leches que con solo verlas parecían un atentado contra la naturaleza.
Era
el padre biológico de la bebé y ni siquiera podía actuar como tal.
-¡Ahhh!-
Espetó, cansado de auto-compadecerse por su miseria.
Se
levantó del sillón en busca de una ayuda que lo ayudara a tomar valor.
-Hyung,
olvidé preguntarle algo a Soonkyu- Anunció amable, llamando la atención del
mayor- Voy y vuelvo.
-Está
bien- Concedió el otro, con su ya casi acostumbrada cara de distracción.
Oído
esto, Kyuhyun salió del departamento y correo a golpear la puerta que
resguardaba a sus amigos. Pasó un buen rato para que en bata de dormir, una
algo adormilada Sunny abriera.
-
¿Qué sucede, oppa?- Preguntó bostezando.
-Es
Sungmin-Hyung.
-Ah,
eso. Sabía que pronto me preguntarías por él- Dedujo.
-Ya
sabes cómo ha estado desde ayer. Estoy muy preocupado- Confesó el mayor- Es
obvio que la llegada de la bebé no iba a dejarlo indiferente, yo estoy
impactado, pero él está solo mudo, casi neutral, no dice ni hace nada. Quiero
saber si a ti te ha dicho alguna cosa. Aunque sea muy pequeña.
-Te
ayudaría si pudiera, Oppa, pero Sungminnie-Oppa es un genio cuando se trata de
ocultar emociones. Hoy traté de preguntarle varias veces como se sentía con la
situación y solo respondía “Estoy bien, estoy bien”. Ni con 6 años de amistad
puedo escudriñar en esas palabras y saber que ocultan.
-Mmm…
-Lo
siento, cariño- Expresó ella, apenada. Era testigo de cómo el miedo y la culpa
se devoraban por dentro a Kyuhyun.
-No
importa, no es como si fueras la causante de todo esto.
-Oh,
ven aquí- La chica abrió sus brazos para afianzarlo con fuerza- Todos cometemos
errores en la vida, algunos son grandes y otros más pequeños, pero siempre se
pueden solucionar y perdonar. Al menos este lo cometiste antes de conocer a
Sungminnie y el te ama, te ama como a nadie, eso sí que me lo ha dicho y sé que
pronto le verás tan dulce como siempre y te ayudará a llevar esta carga.
-Sé
que me ama y que estará a mi lado, pero yo también lo amo y no quiero
condenarlo a cargar este peso conmigo si eso no lo hará feliz- Sunny suspiró al
oír esto.
-Bueno,
entonces eso tienes que verlo con él. Pregúntale como se siente y después
decidan lo que es correcto y justo para ambos, por mucha pena o miedo que les
cause.
-Lo
sé, lo sé…
Varios
minutos más tarde, Kyuhyun estaba de vuelta en su departamento. Por una parte,
estaba decidido a preguntarle de una vez al mayor como se sentía, y por otra
parte más grande, temía horriblemente al imaginar la respuesta.
Temblando,
barrió el comedor con la mirada, y después de oír un gemidito de la bebé,
supuso que estaba con ella. Abrió inseguro la puerta. Sungmin cargaba a la bebé
con cuidado y trataba de hacerla dormir luego de su última leche de la noche.
Sin interrumpir la escena, el menor se quedó inmóvil en el umbral de la puerta,
solo observando.
Diablos…¿Cómo
podía hacerlo?
-Oh-
Sungmin pareció ligeramente sorprendido al notar su presencia segundos después.
-Hyung…yo…-Empezó
el castaño ¿Pero que podía decir?-Yo…
-¿Um?
-Yo…-El
era bastante egoísta, pero nunca se sintió tan mal por eso como en ese momento-
Yo lo haré dormir. Tú ve a descansar.
-Ok-
Aceptó el pelinegro, tras unos segundos de decisión, entregándole la bebé con
cuidado y saliendo sin más.
-Bien,
bien, vamos a dormir- Le habló el menor a su hija, con fingido ánimo- ¿Quieres
que te cante?
Las
cosas siguieron de la misma forma a medida que los amaneceres y atardeceres se
perdían. Kyuhyun se debatía atemorizado, al borde del colapso, entre decir algo
sí o no, mientras su novio seguía igual, neutral y perdido en otro mundo.
Y
los días hábiles volvieron inoportunos. Ambos debieron volver al trabajo, pero
esta vez sin hacer turnos, sino limitándose a hacer las horas establecidas en
sus contratos para así llegar temprano a
casa y aprender sobre los cuidados de la bebé en manos de Sunny. Con la
distracción y todo, Kyuhyun se empeñó en trabajar arduamente. Aún era novato y
los novatos por lo general deben trabajar más que los veteranos, y si él no iba
a hacer turnos entonces debía esforzarse más para que los demás no le miraran
feo. No era que le importara la opinión ajena, pero conseguir quejas de los
demás y ser despedido sería la guinda de la torta. El no quería más problemas
aún sintiéndose moribundo, así que resignado siguió sobreviviendo a semana que
parecían eternos.
Pasaron
tres días llenos de tensión y tormentosas nubes augurando cosas peores. Sungmin
parecía cada vez más distante. Claro, cuando aprendían a bañar, mudar, vestir y
peinar a la bebé su cuerpo estaba cerca, pero sus pensamientos, su voz y su
corazón parecían escondidos en un sitio lejano.
Durante
las noches, el mayor se ponía ni muy lejos ni muy cerca de el en la cama a la
hora de dormir, mientras el castaño esperaba un par de horas en vela y cuando
sabía dormido al otro, se acercaba, lo abrazaba cuidadosa pero posesivamente
como antes de todo el problema y tras besar su nuca, se empeñaba en conciliar el sueño y esperar que al día
siguiente todo volviera a ser como antes. Más eso no ocurría. A la mañana siguiente
despertaba, Sungmin ya no estaba en sus brazos
y la pesadilla continuaba. Nada volvía atrás, nada mejoraba. La
respuesta que había tratado de conseguir sin éxito se mostraba sola ante él,
porque se esforzaba en cooperar lo máximo posible con la bebé pero no conseguía
ninguna mejora. Era él quien se
levantaba en las noches a dormirla, también le daba de comer, la mudaba y hacía
las tareas pesadas para no incordiar a su novio, sin embargo, Sungmin no se inmutaba de ello ni por un
segundo. Todo lo que hacía era tan inútil como desesperanzador.
Sungmin
definitivamente no quería estar ahí, por muy difícil que fuera asumirlo.
Entonces
llegó otro día que fue aún más amargo con esa conclusión y con un nudo en la
garganta, Kyuhyun pensaba en ello mientras veía jugar a su lado a la pequeña
con unos peluches que le habían comprado. La niña empezaba a acostumbrarse a su
nueva vida y a esas nuevas personas a su lado, no obstante, parecía poco animada. Lograba entender que el
ambiente a su alrededor no era precisamente agradable, y Kyuhyun sentía mucha
más presión por lo poco saludable que
era la infelicidad para una niña de tan corta edad.
Distrayéndolo
de sus pensamientos, el pelinegro salió de la habitación de ambos hojeando unos cuantos papeles que finalmente
dejó sobre la mesa.
-Ya
tengo todos los documentos para hacerme su tutor- Anunció quedamente.
-Ah…Bien-
Respondió Kyuhyun, con los ojos suplicantes.
Ya
no aguantaba más.
Cuando
Sungmin volvió a desaparecer tras la puerta se tomó con furia la cabeza. Una
semana más de esta tortura lo llevaría al suicidio, o quizás sería el mismo
Satanás que lo vendría a buscar por darle menudo dolor a Sungmin. Fuera como
fuera, el no pondría resistencia alguna a esas dos opciones, pero teniendo una
hija que cuidar, decidió que era mejor
resolver todo de una vez.
Con
cautela, tomó a la bebé en brazos y se la llevó a su cuna. La arropó bien y
esperó a que se durmiera.
-Puff, the magic dragon live by the sea- Cantó con voz suave y melodiosa- And frolicked in the autumn mist
in a land called Honah Lee.
Era impresionante. Así como la primera vez la niña caía dormida
en pocos minutos, y ese era el mismo efecto que la canción tenía sobre el cuándo
pequeño. Kyuhyun sonrió sinceramente por primera vez en la semana al verla
descansar con la respiración lenta. Se veía tan tierna, pequeña y saludable que
daban ganas de comérsela a besos desde la cabeza hasta la punta de los pies,
pero el solo se conformó con un pequeño beso en una mejilla.
Los
sentimientos de un verdadero padre empezaban a sumergir en su corazón y solo
tal vez, ellos serían lo suficiente para sobrevivir a la pérdida de Sungmin. Al
menos en eso se quería apoyar, porque ahora tenía prioridades y sucediera lo
que sucediera, tendría que elegir a su hija por sobretodas las cosas, incluso
por sobre su novio. Además, si de verdad estaba en lo correcto, terminaban y
dejaba a su Hyung solo, el podría seguir con su vida y encontrar la felicidad en
otro lugar, en cambio, no había destino parecido para una pequeña de 6 meses.
Le
bastó una hora para ordenar sus ideas y tomar el valor para dejar en libertad a
su novio. Suspirando, débil por las cosas que pasaban por su cabeza, miró una
vez más a la bebé y finalmente, salió.
-Aquí
vamos- Se animó suspirando, ya frente a la habitación de su novio y él.
Sentado
en la orilla de su cama, el mayor lustraba sus zapatos del trabajo. Ambos
habían pedido el día libre mañana para hacer sin prisas todos los trámites
correspondientes, pero a Sungmin siempre le gustaba ir igual de impecable a
todos los sitios que requirieran formalidades. Kyuhyun trastabilló aún más
frágil de solo imaginar cuanto extrañaría esa manía por la limpieza y la
pulcridad que Sungmin tenía.
-Hy-Hyung-
Lo llamó aterrado- Necesito decirte algo.
-¿Um?-El
mayor levantó la cabeza con ojos confundidos- Está bien.
“Está
bien” Diablos, ya estaba harto de oírle decir solo eso, pero no era momento de
pensar en esa nimiedad, sino de engañar a sus nervios fingiendo calma para
poder decir las cosas de forma entendible.
-Voy
a pedirle un préstamo a mi Noona....y te devolveré todo lo que has gastado en
la bebé.
-¿Eh?-
Sungmin parpadeó confundido.
-Sé
que tú no querías usar ese dinero en todo lo que compramos y que tampoco
quieres involucrarte en mi problema. Yo respeto eso.
Sungmin
siguió observándolo, con evidente interés en lo que decía y totalmente inmóvil.
Un silencio de lo más tenebroso se tornó alrededor de Kyuhyun. Después de unos
segundos pasaba lo que no había sucedido hace días, Sungmin tenía expresión en
su rostro de nuevo, aunque no una buena precisamente.
-¿Es…Estás…terminando
conmigo?- Preguntó con una mezcla de asombro y decepción en sus palabras.
-Te
estoy dando la libertad de marcharte si así gustas- Corrigió el menor- No te
quiero obligado a mi lado si todo esto te entristece y no es lo que planeas
para tu vida.
-Umm…-
El mayor bajó la mirada pensativo.
-Yo…voy
a estar bien- Mintió- Podré arreglármelas. Arrendaré un apartamento, me llevaré
las cosas de la bebé y mías, y desde ese momento no tendrás que saber de
nosotros nunca más. Podrás seguir el camino que tú quieras.
-…
El
silencio volvió a envolverlos mientras el castaño esperaba la respuesta del
otro. Finalmente, Sungmin suspiró y
volvió a levantar la cabeza.
-Bien,
me parece una actitud muy justa de tu parte- Contestó seco sacando su reprimida
habla, terminando de romper el corazón de Kyuhyun- Pero a la vez muy egoísta,
porque ni siquiera me has preguntado lo que yo quiero y eso no es terminar
contigo. No quiero dejarte solo.
-Sé
que no quieres dejarme solo, pero no te engañes ni intentes engañarme a mi-
Replicó el menor con los ojos rojos – Te he visto esta semana, estás perdido y
sombrío, no te convence la idea de tener una hija, y no porque me quieras
significa que debas aceptar a la fuerza esta responsabilidad tan grande. No
quiero hacerte daño, no me lo perdonaría.
-¡Pero
si ahora me estás haciendo daño!- Le acusó el mayor, levantándose de su lugar
con energías renovadas- Cuando quisiste quedarte con la bebé te dije que
estaría a tu lado ¿Crees que lo hice porque soy un estúpido que acepta todo lo
que le ofrecen? ¿O porque vienes de una familia con dinero? ¿O por qué me
follas bien? ¡Lo hice porque te amo!
El
grito fiero del mayor hizo sorprender a Kyuhyun. Pensó que su Hyung se iría sin
más, pero ahora estaba en esta situación confusa, enojado y aparentemente
herido.
-No
fue por ninguna otra razón- Prosiguió su novio- Fue porque te amo y porque
quiero estar contigo en buenas y malas ¡Y tu vas y dices esto! ¿Qué? ¿Acaso no
me amas? ¿No nos íbamos a casar algún día? ¿No era que seríamos una pareja que
nunca se cansaría del otro y viviríamos juntos hasta volvernos viejos gruñones
y arrugados? ¿O todo eso que me dijiste fue mentira?
-¡Claro
que no! ¡Yo te amo más que a nada! Es por eso que te quiero dejar ir, para que
puedas ser feliz.
-¡Tú
eres mi felicidad, Kyuhyun! – Gritó el mayor, tratando de serenarse- Mira, en
parte…todo esto es mi culpa, porque me cuesta expresarme correctamente cuando
siento algo. No estoy triste por la llegada de la bebé. Siempre quise tener
hijos, solo que de la forma en que llegó ella no fue nada sutil ni normal. Los
padres se enteran de que tendrán un hijo y tienen 9 meses para asimilarlo. Yo
no tuve ni siquiera un día. Era obvio que quedaría tan impactado y asustado
como tú, el problema es que al enfrentar cambios drásticos en mi vida, me lo
pienso mucho para asimilarlos y enfrentarlos. Es por eso que he estado
distante, pero no siento odio ni pena, tampoco quiero irme de tu lado.
Kyuhyun
lo observó perdido ¿De verdad Sungmin le decía que no tenía que alejarse de su
lado? Eso era tan…
-Desde
que me enamoré de ti, me siento vacío cuando no estamos juntos. No podría
sobrevivir ni ser feliz sin ti, así que por favor, no vuelvas a excusarte con
eso, no vuelvas a ser egoísta y tampoco me abraces cuando duermo porque me
despiertas. Hazlo como corresponde- Finalizó abriendo sus brazos.
El
menor casi se desmayó por la repentina y brutal inyección de alivio en su
cuerpo ¿Cómo podía ser que las cosas con Sungmin siempre podíansalir bien?
Incluso en esa situación. Antes de correr y atrapar con fuerza a su bajito
novio, liberó aquello que desde la aparición de la bebé había retenido.
-Hyung…-Exhaló
bruscamente sobre su cuello, con las lágrimas bajando veloces por sus mejillas-
Hyung…Si te hubieras ido yo no sabría que hacer…
-Pero
no me fui…tranquilo…- Susurró el mayor sobándole la espalda. Poder expresar por
fin como se sentía le había devuelto la dulzura que le caracterizaba.
-Tengo…tengo
tanto miedo…- Exclamó Kyuhyun, ya no pudiendo contenerse y apretando el
cuerpito ajeno.
-No
debes tenerlo, vamos a superar esto juntos.
-La
leche que preparo le salen grupos que tienen vida propia…si tu no estuvieras,
las cocina explotaría y la bebé se moriría de hambre- Sungmin rió enternecido
por la confesión.
-Ya
aprenderás a hacer leche y cocinar…Lo intentaremos hasta que lo logres.
-Te
amo, Hyung…- Suspiró el menor con la voz afectada, mientras Sungmin lo llevaba
hasta la cama para que pudiera desahogarse con más comodidad- Nunca voy a
querer que nos separemos si no es por tu felicidad.
-Entonces
me tendrás siempre a tu lado…pero no vuelvas a decidir cosas por ti mismo,
ahora somos los dos quienes toman las decisiones.
-Lo
sé, lo sé…lo siento- Se disculpó Kyuhyun, un poco más sereno- Tenía miedo y
preferí tomar una decisión a preguntarte
y oír directamente que no querías estar conmigo.
-Ya
no importa, total, yo tampoco supe como abordarlo.
Pasaron
varios minutos en los que Sungmin se mantuvo quieto en su lugar, acariciando la
espalda del menor, abrazándolo y consolándolo. No importaba que tan impactado
haya estado él, sabía que era mucho más difícil aceptarlo para Kyuhyun, por
mucho que se haya propuesto enfrentar su nueva vida sin objeción.
Ahora
estaba más decidido que nunca a asimilar la situación, quedarse con su novio y
asumir junto a él la paternidad de la bebé.
Cuando
el menor logró dejar de llorar, fue al baño a despejarse un rato. Regresó a los
pocos minutos, con los ojos un poco hinchados y el evidente alivio en su rostro
de que al final las cosas no salieron horribles como él las pensó.
El mayor le sonrió tiernamente al verlo entrar
y tan solo segundos después de incorporarse y acercarse a su novio, este le
agarró la cintura, y atrayendo su rostro con la otra mano lo besó con dulzura
desbordante.
Tantos
días sin tocar esa preciosa boca tenían a Kyuhyun inquieto, porque esos labios
eran distraídos y podían olvidar a quien le pertenecían.
Y
aún habiéndole quitado todo el aire de los pulmones no tuvo suficiente.
Quería,
amaba, adoraba y se obsesionaba por ese hombre que anheló probarlo aún más.
Bajó
con cuidado su polerón y empezó a besar y dejar marcas en todo su hombro,
haciendo reaccionar inmediatamente a quien le pertenecía. Sungmin miró el techo
sintiendo como la excitación dormida en su cuerpo resucitaba para entregarse
una vez más a su novio.
El
más alto lo estiró en la cama, le quitó paciente la ropa y le conoció el vientre, las piernas, el sexo
y todo el níveo cuerpo una vez más.
Normalmente, como cualquier pareja, ambos
ponían de su parte en el juego previo y en el coito mismo, sin embargo, Kyuhyun
solo permitió que su novio lo ayudara a quitarse la ropa y nada más. Esa noche
tan cercana al verano quería que su amante sintiera mucho más que él, ya que
como novato en la zona administrativa de
un hospital público, no podía darle muchas cosas a su hyung, así que hacer el
amor era un pretexto eficaz para pagarle tantas bendiciones traídas a su vida.
Los
cuerpos de ambos sudaron, se estremecieron y tensaron cuando la unión los dejó
sin habla. Sungmin se aferró con fuerza a la espalda de su novio mientras este
le brindaba un ataque doble con besos húmedos y embestidas profundas. Una
explosión en su interior lo suficientemente fuerte para trastornarlo hasta los
gritos. Pero la vida sabía que tendrían mucho tiempo para amarse de esa forma
así que ni lagrimeó culposo cuando esos amantes a punto de llegar al orgasmo
escucharon por el monitor de bebés el claro chillido de la niña reclamando su
última leche.
-Kyu…Kyuhyun…la…b-bebé-
Advirtió Sungmin, agitado por el arduo y placentero ritmo que Kyuhyun había
mantenido a pesar de todo.
-Le
daremos…toda nuestra vida desde…ahora en adelante- Contestó igual de agotado-
No creo…q-que le haga daño unos segundos de nuestra ausencia…
-Pero
¡Mmm!- Sungmin se interrumpió a si mismo reprimiendo uno y varios gemidos que
el otro le causaba.
Y
la conversación quedó ahí hasta que Kyuhyun cumplió con su cometido. Segundos
después de terminar, se paró enérgicamente y se puso la ropa interior y la bata
tan rápido como pudo.
-Yo
la calmo y tú preparas la leche. Rápido- Ordenó campante corriendo a la
habitación de su hija.
-Ya…voy…-El
mayor contestó con la respiración
acelerada y el corazón a mil.
Después
de darse unos segundos para reponerse, vistió algo de ropa y corrió a la cocina.
Preparó la leche con la cual fue de inmediato a la habitación de la bebé. Había
dejado de llorar pero seguía con los ojos llorosos y un puchero.
-Toma-
Le ofreció al menor.
-Oh,
mira nena. Appa te ha traído tu leche- Le conversó el castaño a su hija,
ofreciéndole la mamadera sin demora.
-Tú
no se la trajiste- Reclamó Sungmin divertido.
-Pero
si me refería a ti, tú también eres su Appa.
Sungmin
se sonrojó al oír aquello. Era cierto, ahora también sería el padre de la niña.
Tantas cosas había pensado estos días que ni siquiera se había detenido a comprender
eso.
-Aunque
si se presta para confusiones- Agregó Kyuhyun, pensativo- ¿Qué tal Min-appa y
Kyu-Appa?
-Por
mi está bien- Contestó el pelinegro, algo cohibido.
-Oh,
mira nena. Min-Appa te ha traído tu leche- Se corrigió el castaño haciendo
sonreír a su novio.
Kyuhyun
observó su reacción con embeleso, aún más aliviado, y le robó un par de besos.
Hasta que un pensamiento lo distrajo.
-¿Qué
ocurre?- Inquirió Sungmin.
-Que
tú serás Min- Appa y yo Kyu-appa, pero ella aún no tiene nombre- Suspiró- Y no
se me ocurre ninguno…
-Oh…Pues,
ya se te vendrá uno bueno a la mente- Le animó el azabache, quitándole el
biberón ya vacío de la boca a la niña. Parecía que de verdad era de hambre voraz. Como Kyuhyun y él,
seguramente no se alejaría del plato y los palillos.
Kyuhyun
pensó un rato.
-¿Y
qué tal si lo eliges tú?- Ofreció él, asombrado al otro- Como tu dijiste, ahora
los dos tomaremos las decisiones.
-P-Pero,
yo no tengo buen gusto en esas cosas.
-No
importa, yo aceptaré el que tú quieras.
-A-ah…
-Vamos,
hazlo tú- Le animó.
-Mmm….es-está
bien…- Aceptó el mayor, haciendo sonreír al otro que ya terminaba de sacarle
los gases a la adormilada bebé.
No
pasó ni un minuto para que cayera
completamente dormida en la cuna. Kyuhyun abrazaba a su novio mirando
concentrado a la bebé dormir.
-¿Estás
seguro de querer hacerlo?- Preguntó por última vez.
-Seguro-
Respondió Sungmin, mirándolo con decisión.
-Bien-
Dijo besándole los labios- Vamos a dormir, despertará en unas tres horas.
-Yo
la calmaré la próxima vez- Pidió el pelinegro.
-Con
lo pesado de tu sueño se va a calmar antes de que tú despiertes y vayas a
hacerlo- Bromeó el más alto.
-¡Hey!-
Farfulló Sungmin a quien huía para no sufrir las consecuencias.
Al
día siguiente, a las 10 en punto, las dos parejas y la bebé estaban
disfrutando de los placeres de la sala
de espera en el caluroso registro civil, con papeles en manos y una decisión
tomada.
Changmin
dormitaba incómodo en su puesto, Sunny felicitaba a Kyuhyun por haber
conversado al fin con Sungmin. No de la forma adecuada, pero bueno, al menos
había salido bien. En tanto el azabache,
miraba fijamente a la bebé durmiendo en sus brazos.
-Si
sigues observándola así le vas a hacer un mal de ojo- Advirtió Kyuhyun,
susurrándole al ido hombre a su lado, quien por su distracción volvió en si de
un salto.
-¿Ah?
¿Qué? ¿Cuándo? ¡Ya sé!- Exclamó pegando todas las palabras.
-¿Ya
sabes qué?- El menor preguntó entretenido.
-¡El
nombre, el nombre para ella!
-Wuaaah-
Exclamaron emocionados los que le oían.
-¿Cuál
es?- Preguntó Kyuhyun.
-Será
una sorpresa, así que tendrán que esperar- Se burló el mayor, sacándoles la
lengua. Kyuhyun la besó fugazmente más interesado en la ternura de su
novio que en la duda.
-Yah,
no hagan eso- Los retó Sunny- Aquí hay muchas viejas chismosas y malhabladas
que los pueden insultar, además estoy yo, que querré mirar más.
-No
seas pervertida- Le regañó su esposo pellizcándole el brazo después de oírla
mientras el dormitaba.
-Ay-
Se quejó la regañada, tirándole un empujón en venganza.
Sungmin
y Kyuhyun rieron hasta que el tablero electrónico que colgaba de un pilar
indicaba que ya era el turno de ellos.
Después
de más de 15 minutos, entregando y recibiendo papeles, explicaciones y
permisos, al fin la mujer que les atendía empezó a registrar oficialmente a la
bebé.
-Sexo
femenino, nacida el 6 de Noviembre del año pasado, apellido Cho ¿Y cual sería
el nombre?
-Jooyeon-
Respondió Sungmin.
-Cho
Jooyeon entonces- Tecleó la mujer.
Kyuhyun
parpadeó confundido ¿Qué nombre era ese?? O sea, no era que le desagradara,
pero estaba seguro de haberla oído antes.
Sin
manifestarse al respecto, dejó el papeleo seguir.
-Padres,
Cho Kyuhyun y Jung Sena. Madre ausente por lo que la bebé puede tener un tutor
legal, en este caso lo hay y corresponde al nombre de Lee Sungmin.
El
derecho de tutor que tenía el mayor sobre la niña era en caso de emergencias o
incapacidad del padre, pero al menos el
país reconocía que tenían una conexión y eso era suficiente para ellos.
Salieron
victoriosos del lugar con la celebración de sus amigos zumbándoles los oídos.
-Es
increíble que de verdad sean una familia. Ay, voy a llorar- Exageró Sunny
tapándose la cara por la alegría.
-Pues
ya está hecho- Secundó Changmin- Felicidades, y ya saben que cuentan con
nosotros ¡Pero tú, no dejes más retoños por ahí! ¿¡Oíste!?- Regañó el más alto
a su mejor amigo.
-¡Yah!
¿Crees que soy un escolar estúpido? Yo ya madu--- -Kyuhyun frenó toda su
indignación al darse cuenta de donde venía el nombre de su bebé- ¡Yaaah, Lee
Sungmin! ¡Le has puesto Jooyeon por esa idol de After School! ¿Verdad?
-Aa-ah-
Sungmin se sonrojó por ser pillado.
-¡Dios,
pensaba que el mocoso era yo! ¿Qué edad tienes? ¿16 años? ¿Aún eres un fanboy?
-¡Te-Tengo
25 y bien que lo sabes!- Se defendió el otro- Además tu me dijiste que le
pusiera el nombre que yo quisiera y tu lo aceptaría- Agregó caminando para
alejarse de sus quejas.
-¡Te
dije eso pero no para que le pusieras un nombre de una antigua idol! ¡Ahora
cuando ella vaya al colegio se burlarán!
-¿Cómo
se burlarán si no era tan conocida? A ti te costó acordarte- Contestó el otro-
Además la molestarán por otra cosa, porque adivina: ¿Tiene dos padres!
-¡Eso
no lo pueden saber todos! ¡Pero si sabrán su nombre porque es lo primero que se
pregunta! ¡Y de todas formas, si ibas a
ponerle un nombre de idol hubieras
elegido a Kahi!
-¿Kahi?
¿¡Kahi!? ¿¡Has perdido la cabeza!? ¡Jooyeon era más bella!
-¡Pero
Kahi tenía más talento!
-¿Que
sabes tú? Yo pertenecía al fanclub oficial.
-¡Yo
fui a todos los conciertos!
Mientras
ellos seguían la discusión que pasaba por mucho las rayas de la estupidez y la
incoherencia, Sunny y Changmin los observaban atónitos con los pies pegados en
el asfalto. Bueno, al menos eso demostraba que estaban volviendo de a poco a la
normalidad.
Decidieron
dejarlo estar hasta que una duda cruzó veloz por sus cabezas.
Sus
amigos caminaban y discutían, muy ligeros y despreocupados.
…
¿¡Donde
estaba Jooyeon!?
Para
el alivio del matrimonio, la bebé miraba confundía el cielo sentada en una
banca frente a ellos y en cuanto Changmin la tomó en brazos, su esposa corrió
hecha un demonio a enterrarles los tacones en el culo a ambos idiotas.
-¡Los
voy a mataaar, bastardos irresponsables!
-¡AHHHHHHH!
Y
ahora, siendo oficialmente una familia, la nueva de vida de Kyuhyun y Sungmin
por fin tenía un nombre, el cual correspondía a Jooyeon. Y aunque todavía eran jóvenes
y algo distraídos, las diversas etapas que enfrentarían juntos a lo largo de
sus vidas le enseñarían a ser buenos padres para ella.
O
esperemos que así sea.
Continuará…
Que hermoso. Esta es la segunda historia tuya que.leo y me encanta!
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