lunes, 23 de junio de 2014

La dulce historia de dos chicos no tan dulces {Oneshot}


♠ Nombre de la historia: La dulce historia de dos chicos no tan dulces
♠ Pareja: KyuMin
♠ Género: Romance, Lemon, Comedia, Recuentos de la vida.  
♠ Descripción: Hay veces en las que no naces siendo alguien común, ni siquiera cercano a lo común, sino que eres de aquellos que nacen siendo uno entre un millón. Ese era el caso de Kyuhyun y Sungmin, dos chicos bastante especiales, que parecían destinados a la soledad y a la incomprensión... hasta el día en que se conocieron. Generando una conexión inmediata, poco tardaron en darse cuenta de que lo suyo llevaba a más que una amistad, pero ¿Qué pasaría si dos personas tan bizarras como ellos se volvieran pareja? Entérese de esto y más después de estos mensajes ( ͡° ͜ʖ ͡°)


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El amor, cosa misteriosa. Impresionante poder místico que según las irreverentes palabras de Bart Simpson, fastidia a todo el mundo*. Nadie, ni siquiera quien lee ahora mis palabras, está libre de sus ventajas y desventajas, porque sin importar raza, clase social, aspecto o personalidad, el amor siempre te encontrará. Y en esta historia,  les hablaré de 2 personas a las que definir como “Demasiado singulares” es poco, y que por ello, creyeron estar libres de aquel patoso acosador, hasta que claro, el cómplice destino les hizo conocerse,  y debieron continuar sus vidas teniendo ese extraño sentimiento presente en cada latido de sus corazones. Pero antes de seguir, permítanme presentar el excelso y original título que he dispuesto para esta magnífica historia digna de ser un best seller.

La dulce historia de dos chicos no tan dulces

Oh Dios, soy todo un genio.

Como decía, lo predecible de la vida es que es impredecible…Bueno, no estaba diciendo eso, pero tiene que ver con el tema, porque nadie pensaría que una pareja nacería de un par que se trata así.

-¡Hyung!
-¿Qué mierda quieres?
-Tengo hambre. Ve a prepararme un ramen y dame de comer en la boca.
-¿Y por qué no me comes esta?
-Mira que bastardo egoísta eres…
-¿Qué me importa? ¡Jódete!
-Mejor te jodo a ti.
-¡Yah! ¡No me toques! ¡Tienes las manos heladas!
-Pero adivina que tengo caliente.
-¡Tú, mocoso degenerado!

Definitivamente bizarros ¿No? Y de seguro están interesados en saber cómo comenzó semejante relación, y si no pues me vale, aquí les va.

En diferentes zonas de Corea, vivían 2 personas de esas que encuentras una entre un millón. Primero estaba Lee Sungmin, un pelmazo de 21 años oriundo de Ilsan que se había ido a Seoul a cursar periodismo en la prestigiosa universidad de Yonsei. Él era un chico que resultaba malditamente hermoso y sensual incluso para sus amigos, sin embargo cuando abría la boca espantaba hasta el más aguerrido conquistador. Luego seguía Cho Kyuhyun, un poste eléctrico de 19 años, quien iba a la misma universidad y misma carrera, pero en la sucursal de Wonju. Bueno, hasta cierto tiempo. La particularidad que Sungmin y él compartían es que, en palabras simples, eran unos malnacidos cabrones. Brutos, gritones, sinceros, desvergonzados, perversos, extrovertidos y muy intimidante, así eran ellos.  Pero no me malentiendan, no es que fueran malos chicos o que una infancia horrible les haya vuelto así, solo es como nacieron. La forma en que demostraban simpatía y afecto era, inevitablemente, diciendo bromas de mal gusto, machacando a golpes, insultando con gran ingenio, entre otras cosas que fomentaban la reducción de seres vivos capaces de tolerarlos y comprenderlos. Y digo seres vivos porque hasta las mascotas de sus hogares huían de sus violentas caricias.

Como sea, este modo de ser, aparte de aislarlos de la gente, les generaba muchos malentendidos. Sungmin se había salvado de verborrea en momentos inadecuados porque sus amigos le hacían callar para salvarle el pellejo, pero Kyuhyun no había corrido con la misma suerte cuando con buenas intenciones, elogió los implantes mamarios que la profesora de Sociología se había hecho e intentaba disimular en clases, además de que remató la retorcida cortesía haciendo algunas “Entretenidas bromas” sobre el asunto. Ese mismo día, con incluso la silicona indignada, la mujer corrió donde el decano para acusar a Kyuhyun por su insolencia y el “Acoso sexual” que el alumno había efectuado hacia su persona. El hombre, que tenía un expediente lleno de reclamos contra el muchacho, en un principio no encontró más solución que expulsarlo ¿Pero cómo hacerlo? El había tenido puntaje nacional en la prueba de acceso a la universidad y sus notas eran excelentes. La universidad de Yonsei y sus sucursales hace años que no tenían un egresado destacado. Si derivaba a Kyuhyun a una universidad con menos categoría, perdería la oportunidad de que el desempeño de ese malnacido quedara en la historia de Yonsei y la ganara otro maldito establecimiento educativo  de la competencia.  Eso no podía permitirlo y pensando en ello es que se le ocurrió la brillante idea de transferirlo a Seoul, inventándole una excusa barata al ingenuo y bonachón decano de esa ciudad y sin informarle, claro, de la personalidad del chico.

En cuanto Kyuhyun fue informado de ello no le tomó mayor importancia. El sistema era igual al de su sucursal y podría comenzar desde el mismo punto que abandonó en Wonju, además sus padres tenían dinero para alquilarle un apartamento en la gran ciudad y pagar sus gastos. En realidad, los únicos preocupados eran sus progenitores. No había mucho que pudieran hacer por un saludable chico de 1,80 y con suficiente carácter para apañárselas en lo que fuera menos cortesías, pero la idea de tenerlo lejos les ponía nervioso ¿Qué ocurría si, ocmo siempre, abría la boca cuando no debía y hasta terminaba en la cárcel? Aquejado por esos pensamientos, su padre, un hombre sabio y cuya voz solo se oía cuando era necesario, le dedicó unas palabras a su hijo el día de su traslado.

-Sabemos que eres un muchacho con una personalidad muy especial, y como buenos padres, nos hemos dedicado a amarte, cuidarte y protegerte incondicionalmente al igual que a tu hermana. Incluso te otorgamos mucha más paciencia y te apoyamos en cosas como esta, pero hijo mío, ten claro esto: Si la vuelves a cagar, te pondré como Santo Cristo ¿Entendido?

Con esas palabras llenas de amor, Kyuhyun se fue algo aterrado a su ciudad natal a probar suerte en la capital, la cual en sus primeros días de estancia definió como bastante extraña.

Atendió correctamente el papeleo del traslado y se puso al corriente yendo a sus clases, sin embargo, a pesar de mostrarse tal y como era, no causó gran efecto en sus compañeros. Al tratar de hacer amistad con ellos usando sus típicas palabras nada amables, los otros no se espantaron horriblemente el lo esperaba, en cambio se extrañaban por unos segundos y al rato respondían con naturalidad ¿Acaso se estaba volviendo normal y no se había dado cuenta? No lo creía. Aunque intentaba cambia por petición de su padre, seguía tan grosero como acostumbraba ¿Entonces por qué incluso había hecho un amigo? Después de 2 semanas un tal Kim Ryeowook le había tomado apego. Era frágil como una chica, sumiso, algo chismoso pero de buen corazón. Siempre reía cuando Kyuhyun escupía alguna barbaridad. El alto sospechaba que tal vez su personalidad se asemejaba a la de alguien que Ryeowook conocía y oírlo a él refrescaba buenas memorias en la cabeza del menudo chico. Fuera como fuera, Kyuhyun aceptó su amistad sin darle gran importancia a sus suposiciones, no sospechando que tan en lo cierto estaba.

El día cuando el destino movió algunos hilos fue a unas semanas de un cabrón examen de “Pensamiento político”. Kyuhyun no asimilaba que ni él entendía los textos que debía aprender para la bendita prueba, y estudiar por horas con Ryeowook tampoco le fue de mucha ayuda.
Rendidos por el esfuerzo, los chicos se desplomaron sobre una de las mesas de la primera planta de la biblioteca, y mientras el menor profería maldiciones a viva voz, el más bajito recordó a unos Hyungs de la carrera que de seguro habían sufrido la misma dificultad y que obviamente, la habían superado de algún modo.

-¿Y eres amigos de esos tipos de cuarto año?- Preguntó un curioso Kyuhyun, mientras iban en busca de los chicos.
-Sí, los conocí en la ceremonia de bienvenida y me han ayudado mucho desde ese entonces. Son muy divertidos y salimos cuando coincidimos en los tiempos libres-  Respondió un alegre Ryeowook – Ya los verás.

Después de compartir mensajes de texto con uno de ellos, se enteró que estaban en la tercera planta de la biblioteca así que bastaba subir un par de escaleras y hallarlos. Sin mayor interés que el de solucionar su problema, Kyuhyun miró  la cantidad enorme de grupos que habían en el lugar estudiando, hasta que dio con el que Ryeowook buscaba cuando este se lo indicó. No había nada especial frente a sus ojos cuando los analizó, hasta que sus ojos dieron con alguien que por detrás parecía de lo más común frente a cualquiera, pero que ante su mirada astuta tenía un detalle interesante encerrado en sus jeans gastados. Y después de llegar frente a los tipos, mientras Ryeowook lo presentaba al grupo, interrumpió con su típica irreverencia para manifestar su interés.

-¿Quién es el del culo bonito?- Preguntó con una sonrisa que dejaba claro que no le importaban las repercusiones de sus palabras.

Ky-Kyuhyun!- Le regañó Ryeowook atónito, mientras los chicos en la mesa se miraban sorprendidos entre sí.

Pero nadie dijo nada, no al menos hasta que el aludido emitiera una respuesta. El chico de los jeans gastados dio la vuelta en su silla y fulminó con la mirada al osado transferido. Los musculos de Kyuhyun no se movieron en lo absoluto, pero algo dentro de él dio un tumbo en cuanto sus ojos se encontraron con aquel rostro pulcro y aniñado.

-Me llamo Lee Sungmin y bien que tu horrenda jeta se queda donde mismo- Masculló- ¿Y tú quién diablos eres?

Ahí estaba. La razón porque nadie en la universidad se extrañaba por su especial forma de ser como en Wonju. La sucursal de Seoul resguardaba en sus aulas a su propio malparido por 4 años, era obvio que ya nadie se extrañaba al ver otro como él.
Kyuhyun no lo conocía, pero a sus ojos era claro que había encontrado a uno de los suyos. En esa fiera mirada no había asco ni desprecio, estaba en plan de broma igual que él, aunque los demás ni se percataran de ello.

-Me llamo Cho Kyuhyun, soy compañero de este putito desnutrido a mi lado. Veo que eres educado y muy reservado ¿Eh?
-No te imaginas cuanto- El mayor sonrió  mostrando todo el encanto de sus labios de frutilla.

El también lo había notado. Ese desgraciado mirándolo no era cualquier desgraciado, era uno como él. Y resultaba bastante curioso encontrárselo, ya que desde su nacimiento, nunca había dado con alguien parecido a él en personalidad, o que al menos pudiera comprenderlo.

Como a Kyuhyun, a Sungmin no le molestaba ser como era, ya que la total honestidad, el sentido del humor ante todo y la desinhibición no eran cualidades que se veían muy a menudo, y menos juntas. Sungmin las tenía y estaba orgulloso de ello, pero lo que le implicaba, la soledad y la incomprensión por parte de sus pares, era su único contra. Ser uno entre un millón no resultaba lindo al momento de hacer amigos o encontrar una pareja, menos en un país tan llenos de restricciones como lo es Corea del Sur.

Su infancia y adolescencia fue una constante lucha contra la soledad. Recién en la universidad había encontrado amigos con las suficientes bolas para no amedrentarse con su carácter, resignándose a la vez a la idea de que nunca encontraría nadie 100% adecuado para él, ni como amigo ni como pareja. Aunque este pensamiento lo hacía gritar interiormente pero bueno, era lo que quedaba para él. Sin embargo, ahora, quien sabe porqué, aparecía semejante tipo, y aunque la vida se había tardado y sus esperanzas estaban casi muertas, el gozo en su interior fue indescriptible. Alguien en algún lugar del universo había cumplido por fin su deseo, y el no lo iba a rechazar.

El pensamiento fue compartido por ambos, mientras los demás seguían ahogados en la duda.

Y bueno, a diferencia de lo que muchos pudieran creer a estas alturas del relato, no fue amor a primera vista, pero he de admitir que no perdieron mucho tiempo para llegar a enamorarse.

Casi de inmediato, el transferido de segundo año y el asiduo de cuarto año se hicieron amigos y al poco tiempo después, ya eran tan inseparables que hablaban con total confianza y hasta tenían sus propios chistes internos ¡Vamos, que no todos los días encontrabas a tu alma gemela! A puñetazos e insultos ellos se entendían perfectamente . Se contaban las desgracias por las que habían pasado a lo largo de su vida, anécdotas melancólicas de la soledad por la que habían pasado, las alegrías y los chistes de mal gusto que inventaban e indignaban a los demás. También se dedicaban a “Bromear amistosamente” con otras personas. Los que estaban acostumbrados a Sungmin empezaban a temer por su relación con su nuevo amiguete, y razones de sobra tenían. Le decían “Slumdog millionaire” a los chicos morenos,  por los pasillos rapeaban con mal ritmo las canciones del grupo que tenía la facultad de Artes, cuando un profesor pasaba cerca de ellos  le seguían por detrás haciéndole gestos burlones sin que el educador lo notara, se ponían cajas individuales de jugo en la entrepierna para fingir erecciones y espantar –Irónicamente-a las menos virtuosas de sus clases, entre otras cosas más, y eran felices porque sabían que al menos una persona ahí entendía que las intenciones de sus bromas no eran malas, que solo habían nacido así… o que probablemente en ambos caso se resbalaron de las manos de los doctores que los ayudaron a salir del vientre de su madre y habían sufrido un daño cerebral irreparable.

-¿Qué demonios has creado, Ryeowook?- Preguntó un día Kangin, uno de los amigos de Sungmin y el mencionado que Kyuhyun ni se dio el tiempo de conocer después del día que se conocieron.
-Están cortados por la misma tijera- Observó otro tipo apodado Leeteuk.
-Hasta yo tengo miedo de lo que va a resultar de esta unión- Carcajeó esta vez Heechul, tomando un poquito de su café.
-Ya, no sigan. Al menos están felices, es lo que importa ¿No?- Respondió Ryeowook, no muy convencido al ver como ponían en problemas a un estudiante estadounidense de intercambio hablándole como gangosos en coreano.
-Oye Ryeonggu- Habló el último amigo que quedaba, apodado Eunhyuk- ¿Ustedes no tienen prueba de pensamiento político mañana?
-¡Rayos!- Ryeowook saltó de su asiento y tomó los apuntes que sus Hyung le habían dado hace semanas y que apenas habían revisado porque Kyuhyun habías estado muy ocupado saltando en su pradera demoniaca con Sungmin- ¡Kyuhyun-shii! ¡Debemos estudiar!
-¡Lo siento Wook! ¡Sungmin- Hyung me dijo que podía estudiar para Biología con su cuerpo esta tarde!- Le respondió el menor a viva voz.
-¡¿Qué mierdas dices!? ¡Ni siquiera tenemos Biología en esta carrera!- Se defendió el de pelo azabache.
-¿Pero si tuviéramos me dejarías?
-¡Tú! ¡Mocoso insolente! – Bramó el mayor, riendo mientras se agarraba a empujones y golpes con el otro.
-Mira como se golpean…¡20 dólares a que se encaman en una semana!- Apostó Kangin poniendo la mano decididamente sobre la mesa.
-Que idiota eres- Lo criticó Eunhyuk,  repitiendo al segundo la acción del fornido muchacho- Aún necesitan conocerse más ¡Se van a encamar en 1 mes! ¡He dicho!
-¿Que dicen ustedes?- Inquirió Kangin a los sobrantes en el grupo.
-Esto se ve más sentimental que físico a pesar de las bromas sobre sexo- Analizó Heechul acomodando su flequillo rojo detrás de la oreja- No obstante, no le he visto nunca una pareja a Sungmin, y Kyuhyun debe estar en la misma situación, por lo que deben “Jalársela” 10 veces por noche por las hormonas.  Les doy 6 meses considerando todo eso.

La conclusión del seguro chico de piel lechosa logró desconfianza en Kangin y Eunhyuk.

-No todo el mundo tiene tanto libido como tú, Heechul- Reclamó Leeteuk- Yo digo que un año como mucho.

Los chicos cerraron el trato, esperando ansiosos a ver qué pasaba entre esos dos, ayudándolos de paso a reducir sus bromas antes de que fueran pillados por alguna autoridad de la universidad y los expulsaran.

En cuanto a Kyuhyun y Sungmin, no cambió todo en una semana o un mes…y tampoco era como para un año. Fue el destino, el amor y ellos mismos quienes designaron el plazo. La universidad y la vida dolían un poco menos teniéndose al lado, y aunque a primera vista, viéndolos insultarse sin reservas y tirándose manotazos parecían odiarse, en realidad era su manera muy personal de divertirse. Kyuhyun amaba como todas esas idioteces que hacían y de las que hablaban hacían reír encantadoramente a su Hyung. Esa risita aguda, mostrando los grandes dientes delanteros y cerrando suavemente los ojos, no lo hacían parecer el bruto que era, ante los ojos de su corazón Sungmin era un ángel feliz, dulce e inofensivo, cuya alma solo se abría para él.

Por su lado, Sungmin se sentía excelente cuando juntos trataban de ponerse en los zapatos de los demás, tratando de solucionar malos entendidos y a veces, su ayuda hacía que Kyuhyun pudiera avanzar mejor.

Pero aunque todo es muy significativo, el detonante mayor fue Heechul, compañero de departamento de Sungmin desde el primer año de universidad. Ahora el pelirrojo quería dar un nuevo paso en su vida y decidió mudarse con su novio, además quería labrar su suerte en la apuesta así que la mudanza le venía de maravilla en varios aspectos y no solo lo beneficiaba a él. Tentador como una malévola serpiente ofreciendo un fruto prohibido, convenció a Sungmin que, en vez de poner avisos para buscar un nuevo compañero, le ofreciera de una vez el lugar que el pelirrojo dejó a Kyuhyun. Ingenuo, el chico aceptó la idea y el menor la oferta. Sungmin era prácticamente su mejor amigo y el alquiler le salía más barato viviendo con él, no tenía por donde perder. Lo único que le aquejaba era cierto nerviosismo, el mismo que molestaba a Sungmin.

No eran idiotas, sabían desde al principio que “algo” más que amistad los unía y lo demostraban cuando jugando, algunos roces se prolongaban, y casi imperceptiblemente, ciertos empujones se volvían caricias. El asunto es que nunca le habían tomado real importancia a ninguna de esas cosas por la costumbre, al menos no hasta que Kyuhyun se mudó a la habitación que Heechul abandonó para ir a encamarse con el estudiante de intercambio chino de la facultad.

La amistad entre ellos fue evolucionando cada día. Conociéndose ahora en un plano más íntimo, la confianza y los roces aumentaban a un ritmo imparable. La piel expuesta tanto en las mañanas como en las noches, verse desde que abrían los ojos hasta que los volvían a cerrar,  compartir el baño, compartir la cocina, llegar juntos al departamento, usar los fin de semanas para conversar hasta la madrugada, conocer al otro más allá de lo que nunca otro ha logrado…Todo, todo eso influía, logrando algo intenso y hasta romántico. Sin embargo, ellos eran ellos, y siempre serian así, por lo que nunca consumarían su amor como en un cuento de hadas. Comportándose más como villanos que como príncipes, el asunto debía avanzar de una forma diferente. O sea, a lo bruto.

-¡No me creo que es bastardo de Heechul-Hyung se haya ido a vivir con ese tal Hangeng!- Chilló Sungmin, echado un sábado por la noche en el sillón de la sala junto a Kyuhyun, en tanto ambos tomaban cerveza y comían frituras.
-¿Qué tiene de malo?
-Nada, nada. Solo que nosotros creíamos que nunca se pondría en plan serio con alguien- Argumentó el mayor- Las anteriores personas en su vida solo le resultaron un pasatiempo.
-Bueno, ahora ya encontró a alguien para abrirse de nalgas. Que sea feliz- Comentó Kyuhyun sin tanto interés, logrando que Sungmin casi escupiera la cerveza en su boca por la risa- Todos encuentran el amor de sus vidas en algún instante de estas. Todos menos nosotros, claro.
-¡Habla por ti, perdedor!  Yo si he tenido parejas y tengo esperanzas de encontrar a la persona idónea.
-Por favor, ni tú ni yo hemos tenido relaciones que duren más de una puta semana- Contradijo el menor riendo- Ese no es exactamente el indicio de que encontraremos a alguien.
-Agh, que amargado de mierda eres.
-Acéptalo, la única persona que puede soportarte totalmente soy yo y viceversa.
-Entonces, si eso es lo que nos toca para el resto de la vida, tendrás que ser mi perra- Sentenció Sungmin, meneando sus caderas de atrás y adelante como si de embestidas se trataran.
-¿Yo? ¿Tu perra? ¿Estás loco? Soy yo quien va a someterte cuando estés desprevenido- Reclamó Kyuhyun, tomando el mentón del mayor con sus dedos y siendo apartado rápidamente por su dueño.
-Pff, si vamos a tener esta pelea todo el tiempo, entonces es claro que ni entre nosotros resultaría algo bueno- Concluyó el bajito tomando otro sorbo de cerveza.
-¿En serio crees que no resultaría?- Kyuhyun inquirió dejando su lata de cerveza sobre la mesita de centro- Yo creo que sí.-Ya deja la broma, estúpido- El azabache carcajeó, algo nervioso.
-Pero si es verdad. Yo no miento, tú sabes- El menor subió sus pies descalzos al sillón y gateó lentamente hacia el sitio donde Sungmin estaba acomodado- Nos divertimos y nos entendemos como nadie. Podemos ser nosotros mismos sin ninguna reserva cuando estamos juntos. Además, me gusta lo que veo cuando te espío al cambiarte de ropa.
-Mira tú, bastardo- Exclamó el más bajito, atónito por las desvergonzadas revelaciones que el otro hizo sin pestañear- Mejor busca un consolador para tu culo en vez de andar mirando donde no debes.
-Yo preferiría metértela, sinceramente- Respondió con la mirada lasciva, quitándole la lata de cerveza a su Hyung para dejarla en la mesita y así acorralarlo con más facilidad.

El azabache no tenía claro si aquello seguía siendo una broma de mal gusto o iba en serio. De todas formas, a él nadie lo intimidaba, y el otro quería jugar con fuego, pues él no se quedaría atrás.

-¿Tú? ¿Metérmela?- Se burló el mayor mirándolo despectivamente- ¿Qué estemos juntos? No me hagas reír. Soy la única persona que ha podido sacarte de la soledad en 19 años y contando. Te comprendo mejor que nadie porque hemos vivido cosas muy similares y por ellos sé que tienes bolas amigo mío, pero dudo que tantas como para arriesgar nuestra amistad, tu único sosiego, en una relación amorosa que no sabes si va a funcionar.
-¿Ah, sí? Bueno, tal vez tu no atreverías, pero por muy parecidos que seamos, no nos hace iguales, y por ello no puedes predecir si actuaré igual que tú- Respondió Kyuhyun, desafiante y con una sonrisa de medio lado tan malévola como solo él mismo sabe ser.
-No sigas con tu jueguito y no trates de confundirme. Sé lo que pretendes acorralándome así- Continuó Sungmin- Pero desiste, sabes que no te dará el valor para besarme.

O eso era lo que Sungmin creía. Un segundo después de alardear de sus conocimientos sobre el otro, su boca fue callada por un fiero beso que refutaba todas sus creencias. Por supuesto que él era el sosiego de Kyuhyun, pero el menor prefería perder esa amistad, que quedar por siempre con la duda de saber qué habría pasado si se hubiera arriesgado a buscar una oportunidad mejor con ese Hyung que le encantaba tanto.

El beso duró solo un par de segundos antes de que el pelinegro alejara a su Dongsaeng, le plantara una bofetada y lo atrajera del cuello de la camisa para que le mirara a los ojos.

-¡Yah! ¿¡Por qué hiciste eso!?- Gritó el azabache, perturbado.
-Tu dijiste que no me atrevería y yo te demostré lo contrario, precioso- Rió triunfante el menor, mientras quitaba las manos de Sungmin de su camino y le plantaba otro beso más largo.

Otra bofetada estalló en el rostro del menor, quien no dudó en devolverla esta vez. Con las mejillas ardiendo, ambos se agarraron del cuello y forcejearon en una dura batalla por ver quién quedaba arriba del otro.

-¡Mocoso bastardo!- Profirió Sungmin, logrando ser el primero en estar encima-¡No tienes derecho de besarme  ni menos a ser el de arriba! ¡Yo soy el mayor!

Después de dejar clara sus condiciones, fue él quien esta vez plantó con rudeza sus labios sobre los del otro. Kyuhyun frenó su lucha por quedar arriba y mantuvo la calma para concentrarse en el beso que su Hyung le daba. Agradeció a Dios por la fuerza de voluntad del tamaño de un maní que tenía el mayor cuando se trataba de él. Pocos segundos después, sus lenguas se encontraron y danzaron ansiosas por conocerse a fondo. La humedad y el contacto encendieron todos los fuegos dentro de los hormonales muchachos. Kyuhyun delineó firmemente  la figura del mayor con sus largos dedos hasta llegar al trasero, el cual apretó con ímpetu. El gemido que hizo soltar a Sungmin, fue la distracción perfecta para que el volviera a estar al mando.

-Serás mayor, pero yo soy más alto y depravado, así que nos quedamos de esta forma- Dictó el castaño con el aliento errático.

El mayor rechazó la idea desde el primer segundo y se removió con fuerza mientras el otro se empeñaba en besarlo y manosearlo.

-A-Aléjate… Si quisiste meterte en problemas, yo debo joderte, no tú a mi…- Reclamó el mayor jalándole el cabello, sin conseguir nada- Ya…basta… besas horrible…

En realidad los besos de Kyuhyun le provocaban descargas eléctricas tan placenteras como ninguna.

-Tu aliento apesta…

La boca del menor sabía a alcohol, haciendo que él salivara más de lo normal por el delicioso gusto.

-¿Entonces qué te parece si te beso el cuello?- Sugirió el menor.
-Eso solo lo hará peor.

Mentiras. Cerraba decididamente la boca pero apenas podía reprimir los suspiros. La camiseta de Kyuhyun se molía en sus manos de tanto apretarla.

-¿En serio…no  te imaginas como sería si estuviéramos juntos?- El castaño susurró sensualmente sobre su oído, dándole una lamida antes de continuar- Yo creo que funcionaría, y es más, estoy seguro de que follaríamos todo el día…

Sungmin perdió la noción del tiempo y del todo un segundo después de eso. Un momento innecesario en su memoria se perdió. Ese momento en el que se debatía mentalmente si estaba bien hacerlo había desaparecido. De hecho, creía que nunca había ocurrido, porque en un momento estaba  besuqueándose con Kyuhyun, y al siguiente, estaba en la cama de este, ayudándolo a quitarse los pantalones mientras absorbía sus pezones. Bastante ansioso, Kyuhyun lo empujó para que volviera a estirarse. Levantó las piernas del mayor,  las puso sobre sus hombros y las besó minuciosamente. No mucho después deslizó la ropa interior del pelinegro por las bien formadas piernas. Sungmin respiró hondo en tanto el otro buscaba y abría la botellita de lubricante, pero en vez de ensanchar al mayor de inmediato, Kyuhyun se estiró sobre él y besó sus labios para relajarlo.

-¿En serio quieres seguir con esto?- Preguntó con la voz algo afectada por la excitación.
- De seguro la tienes tan pequeña que no la sentiré. Adelante-  Desafió el mayor.
-Oh Hyung, te juro por Dios que nos ve ahora blasfemar contra su libro, que si lo vas a sentir- El castaño sonrió aceptando el reto justo antes de empezar a acomodar sus dedos llenos del aromático lubricante en la pequeña entrada de Sungmin.

Kyuhyun atrapó a besos casi todos los suspiros de dolor y placer mezclado que soltó su Hyung, y aligeró el dolor de ser empalado por sus dedos y por su sexo acariciando y besando dulcemente sus brazos, clavículas, mejillas y cuello. Era un momento más salvaje que cualquier otra cosa, pero el corazón de Sungmin dio un salto al tal muestra de preocupación por parte del otro. El sentimiento pasó rápidamente a segundo plano cuando el menor comenzó un lento vaivén mientras se mordía el labio inferior. Si la gente creía que su Hyung estaba bueno con ropa, es que nunca lo habían visto desnudo y sudando lujuria mientras él lo penetraba. Su cuerpo estaba reaccionando a la intromisión convirtiéndolo en una obra de arte viva. Apretando los ojos, boquiabierto y con sus extremidades apretándose contra el cuerpo del menor. Era algo alucinante…

-A-ah…
-Con que no lo ibas a sentir ¿Eh?- Alardeó el menor.
-No ha-hay diferencia. Es el peor sexo que haya…tenido en la vida…- El otro masculló apenas.
-Pero Hyung, si estamos recién comenzando- Y dicho esto, el castaño se enterró aún más profundo en él.
-¡Agh!- Gimió el mayor, enterrando bruscamente las uñas en la espalda de Kyuhyun crenado una delgada línea de sangre- Bastardo…

El mayor volvió a sonreír malévolamente, con la intención de seguir haciendo lo mismo. No era muy difícil. Tenía a Sungmin pegado a la cabecera de su cama de una plaza, respaldado con almohadas y con las piernas pegadas al pecho gracias a que Kyuhyun usaba sus brazos como un soporte para mantenerlas en esa posición. Y así podía enterrarse tan profundo como quisiera, aunque claro, no había diversión en una posición. Kyuhyun no sabía si aquello se repetiría, así que se lo cogió por toda la cama, manejándolo a gusto a pesar de las mordidas, arañazos y tirones de pelo que le propinaba el mayor. Pero no eran más que juegos, el mayor se dejo hacer y besar durante lo que su unión duró, cubiertos de una fina capa de sudor y con un calor del infierno hasta llegar juntos al orgasmo.

-Me sorprende que no me llevaras por todo el departamento cogiendo- Comentó el mayor,  rendido mientras sostenía encima suyo el cuerpo exhausto de su Dongsaeng.
-¿Quieres que lo haga?- Preguntó el menor, realmente interesado en la idea, pero sin siquiera las fuerzas de levantar la cabeza.
-No gracias, ha sido una semana cabrona y esto terminó por matarme.
-Que aburrido eres- Bufó Kyuhyun después de por fin haber recuperado parte del aire que había en sus pulmones y la energía en su cuerpo- Como si no te hubiera gustado.
-Ya te dije que fue el peor sexo que he tenido en la vida-  Despreció el pelinegro.
-Sí, claro- Contestó Kyuhyun, para luego salirse del mayor, acomodarlo en la cama y apagar la luz.

Al poco rato, se metió bajo las mantas y contempló detenidamente al chico a su lado, quien también le observaba. Vacilando un poco, el menor dejó caer sus labios sobre los del otro una última vez esa noche. Se besaron con parsimonia,  disfrutando tranquilamente el momento, a diferencia de las veces anteriores que fue totalmente a sus estilos. Rato después, se distanciaron y dispusieron a dormir como los angelitos que no eran. Sungmin sonrió de lado en la oscuridad.

Había sido el mejor sexo de su vida hasta el momento.

Y ahora, queridos lectores (Una nunca sabe. También hay pervertidos que leen estas cosas, chicas) Ustedes seguramente pensarán que aquí va el “Y vivieron felices, cogiendo para siempre” ¿No? Pues dejen el pensamiento para otra historia, aquí aún queda que contar.

A la mañana siguiente, Kyuhyun despertó al décimo timbrazo de su despertador. Con el cuerpo satisfecho y algo cansado aún, bostezó e intento desperezarse, pero no hizo falta tomar ni 5 minutos para eso. Al recordar lo de anoche  todo el sueño se esfumó en un instante. Se tapó  la boca tratando de contener un revoltijo de emociones y trato de  pensar un poco ¿Cómo mierda había ocurrido? Tal vez no haber razonado ni por ningún momento era el motivo principal. Ahora ¿Cómo podría lograr que volviera a ocurrir?

Antes de pensar una estrategia, el chirrido de la llave de la ducha se oyó despacio pero con la suficiente fuerza para que él lo notara. Desde que se había mudado a ese departamento, Sungmin tenía la costumbre de sacarle uno de sus perfumes después de bañarse y Kyuhyun se enfadaba porque el otro le robaba cada santo día la fragancia y aún así le costaba un mundo darse la molestia de ir a la farmacia de la esquina a comprarse uno propio. Ahora el menor por primera vez deseaba con todas sus fuerzas que su Hyung  llegara a su habitación a cometer su fechoría. Y efectivamente sucedió. Después de un rato, el mayor entró con el cabello estilando, el pecho húmedo y una toalla blanca rodeando su marcada cintura. Desde el estómago al cuello se veían los diversos chupones, arañazos y moretones logrados por una noche de pasión que solo podrían disfrutarla ellos.

-Ya te he dicho que dejes de usar mi perfume- Lo regaño Kyuhyun desde su cama, observándolo con una tranquila sonrisa mientras el otro saltaba de la sorpresa.
-A ti no te queda, supéralo- Respondió Sungmin, sonriendo.

Echándose del líquido detrás de ambas orejas, el mayor se acercó un poco hacia el cuerpo del castaño.

-¿Tienes algo que decir sobre lo de anoche?- Agregó, agrandando la sonrisa de quien yacía estirado.
-Bueno…Usé la más brillante de mis artimañas para traerte a mi cama porque te he querido coger desde la primera vez que te vi… -Contestó aún con la sonrisa traviesa  curvando sus labios.
-Ah…- Balbuceó Sungmin, sin cambiar la expresión de su rostro pero poniendo un tono de decepción que no logró disimular. Entonces… Misión cumplida.

Agregó para luego voltear con la intención de irse.

-Y…me gustas- Agregó Kyuhyun, siendo aquello lo necesario para frenar al bajito- No por el sexo, porque no tenga esperanzas con otra persona o esas mierdas. Me gustas por lo que eres y porque a tu lado soy libre y más feliz que nunca. Además tienes un trasero que me pone a mil.

Sungmin quedó en estado de piedra por unos segundos. Luego levantó la  vista hacia el techo y suspiró fuerte tratando de contener  una sonrisa feliz de lo más cursi.

-Vamos, no te quedes así y dime algo- Protestó el más alto- ¿O vas a volverte mentiroso y tímido como las demás personas?
-¿¡Cómo te atreves!?- El comentario hizo estallar en menos de un segundo la indignación de Sungmin, quien no dudó en lanzarse encima de Kyuhyun para plantarle unos cuantos golpes- ¿Crees acaso que te habría dejado cogerme si no me gustaras?
-No lo sé, quizás solo eres calenturiento- Picó Kyuhyun, mientras se defendía de los manotazos entre risas.
-¡Lo soy! ¡Pero de no gustarme ni en mil años te habría dejado tocarme!- Respondió el azabache- ¿¡Te agrada esa respuesta, lonjudo cabrón!?
-¡Claro que sí!- Gritó Kyuhyun, poniendo bajo de el al mayor y dándole un beso tan brusco como la situación misma.

Sungmin apretó violentamente las mejillas del castaño y profundizó el beso de forma tan exagerada que podía asfixiar fácilmente al otro con sus labios. Poco le importó al menor,  quien se encargó de quitarle la toalla de la cintura para así poder tocarle desvergonzadamente el trasero.

-¡Ya deja de tocarme el culo!- Reclamó el azabache.
-¡Ahora eres mi novio y voy a tocarte lo que me venga en gana!
-¿¡Quien diantres dijo que soy tu novio!?
-¡Yo lo digo!

De esta manera, la pareja más bizarra que pueda conocerse vio la luz del día.

Después de eso, se plantearon pasar todo el día juntos compartiendo como una pareja para ver como resultaba. Ahora todo cambiaría, serían novios, y algo agobiado por la idea, Sungmin intentó desistir ya llegada la noche, pero Kyuhyun era fastidioso cuando quería conseguir algo y no iba a permitir que le negaran esta relación bajo ningún motivo.

-¡Esto de que estés toqueteándome y seamos pareja es muy raro! ¡Vete a la mierda! ¡Mejor sigamos siendo amigos y ya!- Gritó el mayor tratando de alejarse de su Dongsaeng mientras forcejeaban en la cocina.
-¿¡Y a quién diablos le importa que sea raro!?- Preguntó Kyuhyun-¡En tanto sea bueno y ambos lo queramos lo demás se puede ir al carajo!
-¡Pero yo no lo quiero!
-¡Ay si, como si te hubieras quedado en alguna de las veces cuando te besé hoy!
-¡Maldito idiota!- Sungmin se abalanzó y empezó a tirarle el pelo con la suficiente fuerza para empezar a desprendérselo de la cabeza.

Intentando a toda costa impedir aquello, a los pocos segundos Kyuhyun logró someterlo, acorralarlo contra la alacena y besarlo. No sabía porque, pero presentía que desde ahora en adelante todos sus problemas juntos se solucionarían así.

 El pelinegro fue serenándose a la par que el beso  ganaba intensidad, dando pase libre a Kyuhyun para subirlo sobre el mueble y tenerlo a su merced.

-Sigue…siendo raro…- Susurró el mayor con la respiración agitada, con el rostro casi pegado al del menor.
-Entonces hay que seguir hasta que te acostumbres- Respondió el castaño con una perversa sonrisa.
-Piérdete, Cho- Masculló el otro.
-Tu primero- Contrarrestó el menor, volviendo a tomar sus labios.

Pocos minutos después, motivado la calentura que habían estado metiendo mutuamente durante el día, Kyuhyun lo cargó hasta su habitación y lo hizo suyo como la noche anterior, solo que esta vez eliminaron la paliza de la rutina para que sus cuerpos lograran encontrarse con más paciencia e intensidad. No obstante, una charla violenta en medio de la faena nunca estaba demás.

-No de-deberíamos… estar teniendo sexo en… nuestro primer día…- Murmuró apenas el mayor del departamento.
-No te pongas estúpido… tuvimos sexo ayer- Le respondió Kyuhyun, reprimiendo un gemido antes de continuar- Además…d-debes asimilarlo…voy a cogerte todas las noches…
-Ya quisieras…puberto reprimido ¡Mmgh!- Dijo Sungmin antes de que Kyuhyun diera justo en su  punto G.

Al terminar, se tendieron uno al lado del otro, empapados y agitados. Sin embargo, fue cosa de segundos para que el menor se repusiera animado solo con la idea de seguir insistiendo.

-¿¡Sigue siendo raro!?- Bramó fingiendo hastío.
-¡Ahh! ¡Que pesado eres! ¡Ni respirar dejas!- Reclamó el bajito girándose hacia el otro lado.
-¡Contesta y te dejo en paz!
-¡Ya no tanto, maldición!- Contestó finalmente, tapándose la cabeza con una almohada.
-¿¡Entonces seguiremos juntos!?
-¡Sí! ¡Ya no jodas!- Gritó el azabache asomando el rostro solo para gruñirle su respuesta.
-Así me gusta- Celebró el menor, tratando de dejarle un beso en el hombro a su novio fallidamente pues este alcanzó a levantarse antes.
-No seas pegote- Refunfuñó el azabache.
-Voy a ser una lapa te guste o no- Insistió el menor, levantándose para atraparlo- Ven aquí.
-Oblígame.
-Ya, en serio, no te acerques tanto a la ventana o los vecinos van a verte el culo.
-Ya escucharon como me la metías por ahí, no hay mucha diferencia.
-¡Yah! ¿¡Cómo puedes ser tan grosero!?- Carcajeó Kyuhyun justo después de atrapar la muñeca de su Hyung.

Entre risas lo lanzó de vuelta a la cama y se puso encima de él.

-Deja los nervios, cobardete- Le susurró viéndolo a los ojos- Vamos a estar bien.

Sungmin pestañeó pensativo al oírlo y viendo la sonrisa en el rostro del otro, volvió a poner su cara enojada y asintió, pero ni eso ni nada impidió que el malnacido que tenía encima le plantara un calinoso y húmedo beso de buenas noches.

El lunes algo de la seguridad de Kyuhyun había pasada a su Hyung, aunque eso no lo volvió menos arisco. Por ello fue que en la biblioteca sus amigos, en vez de enterarse directamente por boca de ellos, lo hicieron al ver que una de sus típicas peleas terminaba con una brusca y apasionada ronda de besos y golpes. Definitivamente, ese final nunca lo habían visto antes.

-¿Qué? ¿Acaso te preocupa lo que piensen los demás?- Preguntó Kyuhyun mientras le dejaba un camino de besos por el cuello,
-No, me preocupa que tan fastidioso puedes llegar a ser en el futuro- Respondió el mayor con tono de enfado.
-Ni te imaginas cuanto- Susurró el chico frente a él con voz grave, volviendo a tomar sus labios apasionadamente.

Y mientras ellos intercambiaban saliva muy tranquilos por la vida, los ya mencionados amigos los miraban con los ojos como plato, no dando crédito a lo que veían.

-¡Hey, hey, hey!- Les gritó Eunhyuk después de un rato, palmeando para llamar la atención de la pareja- ¿¡Q-Quieren explicarnos que demonios pasa!?

Los demás asintieron a la pregunta.

-¡Estamos juntos y nos estamos besando! ¿¡Que no es lo suficientemente obvio!?- Gruñó el pelinegro, haciendo quedar aún más atónitos a los chicos en la mesa.

Un silencio que pudo haberse prolongado fue interrumpido por el celular del menor del grupo. Era un mensaje de su madre diciendo que ya habían hecho el depósito mensual para sus gastos.

-Hyung, debemos ir al supermercado- Mi mamá ya me dejó dinero- Comentó acercándose a la mesa grupal para tomar sus cosas.
-Maldita sea…¿Debemos ir hoy?- Reclamó el mayor caminando con pereza hacia el grupo.
-Ya no queda kimchi, vegetales, carne y tofu, ni siquiera ramen instantáneo ¿¡Quieres comer mierda acaso!?- Gritoneó el castaño.
 -¡Era solo una pregunta, animal!- Respondió el otro, poniéndose la mochila con brusquedad.
-Ya, vámonos- Ordenó Kyuhyun, haciendo un gesto de despedida a los demás con su mano.
-Adiós perdedores, mañana seguimos estudiando- Dijo Sungmin.
-Claro…-Respondió Kangin, sin tomar gran relevancia a las palabras ya que él y los demás seguían inmersos en lo que pasaba entre esos dos más que en cualquier cosa.

Los vieron como juntos caminaban fuera de la biblioteca y Kyuhyun trataba de tomar la mano escurridiza de su Hyung.

-¡Dame tu puta mano!- Exigió.
-¡No seas marica!- Negó el mayor alejándose.
-¡Me acuesto contigo! ¿¡Cómo podría ser más marica!?
-¡Haciendo esto!
-¡Una mierda me importa!- Sentenció atrapando su mano de una vez.
-Ash- Sungmin se resignó entre gruñidos y entrelazó los dedos con él- ¿¡Y tú que mierda miras!?

Le gritó a un pobre diablo que pasó por su lado y accidentalmente había cruzado la mirada con él.

-Fascinante- Susurró Leeteuk, viendo como se alejaban hasta perderse de su vista.
-De verdad están juntos- Le secundó Ryeowook- Es bonito pero, Heechul- Hyung, tengo algo de miedo.
-Tranquilo pequeño, nada va a pasarte- Le tranquilizó el pelirrojo- Ahora, a propósito de esos dos, creo que ya tenemos el resultado de la apuesta.

Todos en la mesa suspiraron fuerte, excepto Ryeowook que ni enterado estaba del asunto.

-Si mal no recuerdo- Continuó el guapo chico de piel lechosa- Han transcurrido aproximadamente 6 meses desde que hicimos el acuerdo, así que esto significa solo una cosa: ¡PÁGUENME CON DINERO O CON SUS CUERPOS, BITCHES! ¡JA!

De a poco, el flamante ganador empezó a recibir los billetes de sus abatidos contrincantes.

-¡Fue trampa, maldito! Te mudaste antes de apartamento para poder ganar- Reclamó Eunhyuk pasándole su parte.
-Claro que no ¿Cómo crees?- Se burló Heechul con una sonrisa ladeada- Además, igual tu no hubieras sido el ganador, habría sido Teuk.
-¡Hey!- Protestó el mencionado.


Al terminar ese mar de protestas, los días avanzaron y Sungmin cumplió su palabra, permanecieron juntos. Además, todo estaba resultando perfecto. Era como si estuvieran sobre un unicornio paseando por un arco iris rodeado de querubines y ositos cariñositos.

-¡Déjame ver tranquilo la maldita película!
-¡Solo te estoy pidiendo un poco de atención! ¡Soy tu novio! ¡Tengo derechos!
-¡Te veo todos los putos días! ¿¡No te basta!?
-¡Mira que insensible eres!
-¡Entonces muérdeme, marica!...¡Ahhh! ¿¡Que haces!?
-¡Tu dijiste que te mordiera!
-¡Pero no literal! ¡Agh! ¡Hoy si te mato!

Viéndolo desde el punto de vista de ellos, claro está.

De a poco, la inseguridad generada por el cambio iba esfumándose. Esa confianza  creada como amigos, volvía a aparecer como amantes, e incluso echaba más raíces. Se trataban a su modo, pero sabían que podían contar con el otro para lo que fuera, y que además siempre podrían ser honestos entre sí.

-Hyung ¿Qué piensas sobre que me deje crecer la barba?- Preguntó Kyuhyun una mañana mientras se aseaban.
-Que hay formas más sencillas y bonitas de conseguir una mascota- Rió el mayor, metiéndose el cepillo de dientes a la boca.
-Maldito animal hiriente-Protestó el más alto, pegándole una nalgada antes de comenzar a afeitarse.


Por otro lado, aún eran viles mortales como cualquier otro, así que tenían los mismos problemas que las demás parejas.
-¡No me toques tanto!- Reclamó Sungmin un día cualquiera en los pasillos de la universidad mientras se besaban- Puede pasar el rector o un maestro y nos expulsarán en un santiamén.
-Solo trato de marcar mi territorio en vez de ponerle una paliza a ese idiota que siempre te mira- Masculló el menor mirando con odio a un punto en el pasillo.

Sungmin rodó los ojos. Otra vez la burra al trigo…

-¡Estoy contigo, estúpido! ¿¡A quién diablos le importa si otro me está mirando!?
-¡A mí!
-¡Ay, eres la reinita del drama!- Suspiró el mayor girándose hacia el sujeto- ¡Hey, mirón de mierda!

Quien hace un instante miraba su trasero a una distancia prudente, levantó sorprendido el rostro para encontrarse con los ojos fieros de Sungmin.

-¡Tengo novio! ¿¡Sabes!? ¡Nos besamos, cogemos duro y los fines de semana lavamos ropa juntos! ¡Por ello no tienes derecho a mirarme! ¡Así que si te sorprendo otra vez haciéndolo, encontraré la forma de meter mis zapatos en tu culo! ¿¡Entendido!?

Con el cuerpo entero temblando, el sujeto asintió casi imperceptiblemente y desapareció velozmente del lugar. Por otro lado, la leyenda de los demonios de Yonsei archivaba otro acontecimiento en las memorias de los pobres estudiantes que pasaban por ahí.

-¡Listo! ¿¡Feliz!?- Preguntó Sungmin, con evidente fastidio en su rostro al ver como el otro se reía.
-Completamente- Contestó el menor, volviendo a comérselo a besos.

Por situaciones como esta, a menudo Heechul los comparaba con la pareja protagonista de “Reply 1997”, un dorama que lo traía loco hace tiempo (Y a su servidora también), ya que tanto para una pareja como para la otra, situaciones así estaban llenas de amor. De estar discutiendo de verdad, habría que llamar a la policía. Pero volvamos al tema, la alegría estaba ahí, y ellos cada día se querían más. Entre clases y estudio, a veces encontraban tiempo para tenderse juntos en una de las camas y ver televisión. Y al distraerse de la pantalla y contemplar al que tenían al lado por unos segundos, lo sabían,  sabían que lo suyo era muy tangible y que avanzaba por el camino correcto.

Incluso Sungmin se suavizaba a veces al ver la sonrisa de su novio.

-¿Quién te traumó, maldito estúpido?- Preguntó una tarde antes de lanzarse encima de él.
-Ver a mi padre cogerse al tuyo- Respondió el otro recibiéndolo en un abrazo.

Estar juntos y disfrutar su relación a golpes, insultos y bromas pesadas, irónicamente, les ayudaba a desestresarse y olvidar la rutina. Incluida las veces en las que parecía todo lo contrario. Sus juegos más comunes eran provocarse mutuamente antes de hacer el amor y decirse sarcásticamente apodos que se ponen las parejas cursis.

Una noche luego de una larga jornada de estudio en la universidad, ambos se juntaron afuera del campus y volvieron al departamento. No se entretuvieron con comida y con ninguna cosa, abrieron desesperados la puerta y avanzaron con dificultad al comedor mientras se propinaban fieras caricias y se besaban sin cuidado por sus labios. Kyuhyun trataba de tomar en brazos a Sungmin para llevarlo con más facilidad a la habitación, pero el mayor se negaba a cooperar.

-¡No me cargues! ¡No soy una nenita!- Reclamó el mayor.
-¿¡Que no te has mirado al espejo?- Se burló Kyuhyun.
-¡Hijo de puta!- Bramó el azabache golpeándolo mientras el otro aún trataba de llevarlo en brazos.
-¡Yah! ¡Yah! ¡No me golpees!- Chilló el menor- No te cargo porque te crea mi pasiva. Es dolo… que así tengo más control sobre ti y te siento más mío cuando te hago el amor.
-¿En serio?- Sungmin se detuvo en seco, para luego sonreír engreídamente-¿Tanto así te gusto?
-No te creas tanto- Le advirtió el menor fingiendo seriedad- Cuando me aburra de tu culo, voy a tirarte a la calle como una prostituta barata.
-¡Bastardo!- Profirió el mayor, volviéndolo a golpear entre risas y besos.

Después de eso, con Sungmin en sus brazos, Kyuhyun lo llevó a su habitación y se entretuvieron largo rato haciendo el amor morbosamente frente al espejo, empañándolo con suspiros y manos sudadas. Acabaron como de costumbre sin aliento y desplomados sobre las sábanas, pero la costumbre también dictaba que Kyuhyun no se rendía a la primera. Eso vio Sungmin cuando lo sintió nuevamente besando su cuello.

-¡Piérdete, tengo una prueba mañana!- Refunfuñó empujando el rostro del menor lejos de él- Necesito dormir una cantidad decentes para que me vaya bien.
-Vamoooos- Insistió el menor volviendo a ponérsele encima- Solo una más.
-Que molesto eres- Siseó el azabache sintiendo como el otro dejaba pequeños besitos en su pecho.
-E insistente también- Sonrió el chico.
-¿No me digas? No lo había notado- Dijo el azabache con evidente sarcasmo.
-Solo una más, no seas tacaño con tu amorcito- Suplicó nuevamente el castaño, poniendo una cara de cachorro herido que no le venía para nada- Por favor…

Sungmin se le quedó observando medio impactado, largándose a reír al segundo.

-Eres imposible…Ah, está bien- Accedió al rato- Maldito mocoso degenerado.

Kyuhyun sonrió campante y juntos se metieron debajo de las frazadas. Pero Sungmin no esteró que esa “Una más” se transformara en 2 rondas de sexo salvaje hasta altas horas de la madrugada.

Al otro día, Sungmin miraba con odio el examen y todo a su alrededor. Tenía bolsas debajo de los ojos, el cuerpo molido, el trasero adolorido y una cabrona incapacidad para concentrarse.  Ya era la sexta vez que erraba al escribir un nombre de un filósofo prusiano. Rebuscó en su estuche su corrector, cuando sus dedos dieron con una notita doblada. Fijándose de que el profesor estuviera distraído, la sacó y leyó su contenido.

“Que te vaya muy bien en tu examen mi conejito de chocolate. Voy a castigarte si repruebas ¿Eh? ♥ Atentamente, tu amorcito Kyuhyunnie”

Sungmin sonrió de oreja a oreja, pero no era una sonrisa de felicidad, era más bien una sádica.

“Ya verás, lobito de caramelo” Pensó llenándose de una maldad que incluso incomodó a los que estaban a su alrededor “Si no llego a cortarte las bolas antes, te tendré en abstinencia hasta que Junsu de JYJ se vuelva heterosexual”

Con la emoción de destripar a su novio, siguió su prueba, y los días siguientes, su particular relación.

Los chicos se sorprendían al ver que los meses pasaban y ellos aún no se habían matado entre sí. Ni la pareja misma comprendían como habían durado tanto, pero así estaban las cosas. Ellos no eran mucho de pensar en los demás o en el futuro así que solo dejaban fluir el tiempo y la vida a su modo. Ya para  el fin de año universitario y las cortas vacaciones de invierno,  el destino había decidido que ambos fueran juntos a visitar a sus familias para presentarse como una pareja.

Después de un largo viaje por Gangwon- do, los chicos llegaron con maletas y todo a la  gran casa de los Cho en un sector tranquilo de Wonju. Kyuhyun presentó a Sungmin y explicó tranquilamente la situación. Sus padres y hermana mayor quedaron en silencio por un largo tiempo, esperando a que el sabio  hombre del hogar, emitiera la primera reacción.

-La mayoría de las veces, la gente buena se casa con la gente buena, la gente mala con la gente mala, los pobres con los pobres, los ricos con los ricos y así con los demás grupos de personas. Tú, sin embargo, eres un bruto irreverente, pesado y sin remedio. No hay chicas en el mundo que puedan parecerse siquiera un poco a ti, así que solo te queda estar con Sungmin-shii, que es tan bestia como tú”

Y así fue como el padre bendijo la relación del hijo, y la madre hizo una gran cena para celebrar.

En cuanto a los padres de Sungmin, no hubo una reacción inicial muy diferente. Cuando días después llegaron a Ilsan juntos y Sungmin esta vez explicó a su familia, el silencio perduró hasta que la señora Lee dedicó una mirada sagaz a su esposo y a su hijo menor, suspirando al segundo después.  

-¡Les dije que era gay!- Celebró golpeando la mesa con gran energía- ¡Páguenme insensatos!
-¡Mamá!- Gritó Sungmin atónito, siendo ignorado olímpicamente por su familia.
-Ay, pero mami, solo tengo el dinero para mi almuerzo de mañana en el instituto- Reclamó Sungjin, el hermano menor del azabache.
-¿¡Que me importa!? ¡Hicimos una apuesta y probaste el lodo, cariño! ¡Paga!- Le ordenó riendo fuerte, haciendo que su hijo dejara los billetes sobre la mesa sin mucho ánimo de perderlos.
-¡Mamá! ¡Te estoy hablando! –Insistió el  primogénito, dándole un codazo a un sonriente Kyuhyun.
-Ah , sí, sí. Felicidades por tu relación, hijo- Dijo poco interesada, contando las ganancias- Se feliz y usa lubricante y condones ¿Eh?

El chico se pegó una palmada en el rostro mientras Kyuhyun seguía riendo de lo lindo a su lado. Su madre era conocida, si es posible, por ser aún peor que su hijo, y por ello, en este caso, fue el padre quien los felicitó y preparó la cena.

Tras esas extrañas visitas familiares, los chicos tomaron un bus de vuelta a Seoul y celebraron internamente haber llegado al apartamento, sabiendo que por fin el martirio había concluido. Se quitaron las chaquetas empapadas por la nieve que caía sin cesar sobre la ciudad y buscaron otras prendas para abrigarse. Luego tomaron un par de ramen instantáneos, les echaron agua caliente y mientras esperaban para que estuvieran listos, se mimaron en algún rinconcito de la pequeña cocina.

-A veces me pregunto cómo llevamos un semestre completo juntos- Susurró Sungmin en los labios del otro.
-¿Por qué lo dices?- Preguntó Kyuhyun, chocando sus narices.
-Porque no recuerdo cuando empezamos a salir ¿Cómo podemos tener estabilidad si ni siquiera recuerdo las cosas importantes para las parejas?
-No te preocupes, yo tampoco me acuerdo- Rió el menor- Le preguntaremos a Ryeowook uno de estos días. Ese morboso siempre nos mira, es peor que las tipas que se quedan paradas en los pasillos para ver cómo nos besamos. De seguro hasta tiene un registro de cuantas veces hemos cogido.

Sungmin hundió el rostro en el cuello del más alto y carcajeó por unos segundos.

-Bueno, creo que ahora si entiendo porqué seguimos juntos. Aparte de ser malparidos cabrones, ambos somos idiotas que no le toman importancia a las cosas comunes. Fijo que esa es nuestra estabilidad- Opinó el pelinegro, aún riendo y abrazándose con más fuerza al cuerpo del otro.

Después de unos minutos, el ramen estuvo listo y lo comieron silenciosamente en la mesa. Al terminar se prepararon para dormir.

-Ven conmigo o tu culo se congelará- Le dijo Kyuhyun a su Hyung, ofreciendo su mano en medio de las dos habitaciones con el pijama puesto.  

Sungmin sonrió  y aceptó la oferta.

Pusieron algunas frazadas más encima de la cama y luego se metieron en ella. Mientras calentaban las prendas frías con su cuerpo y ellos mismos trataban de concebir más calor, el menor no tardó en poner a Sungmin bajo su control y sus labios. Sin ánimo de empezar uno de sus típicos forcejeos, el mayor abrazó la espalda del castaño y separó las piernas para que el otro se acomodara mejor. Durante un largo rato, se removieron por la pequeña cama de una plaza, besándose, tocándose y acariciándose con necesidad. Los labios de ambos buscaron hambrientamente toda la piel expuesta que encontraron para hacerla entrar en más y más calor. Con los pulmones sin aire y los sexos tumefactos y duros como roca, cesaron un momento para recuperar algo de energías. El menor admiró bajo su cuerpo el rostro etéreo y sensual de su novio, cubierto por un poco de sudor y la clara luz de la luna colándose por la ventana.

-Te amo- Le dijo sin temblar un poco.

Aquella fue la primera vez en su vida, y quizás la última, en la que vio a Sungmin sonrojarse como un tomate. Los ojos se les abrieron a más no dar y boqueó por varios segundos, dando una graciosa escena a Kyuhyun.

-Y-yo…¡Ah! Yo también te amo, reinita cursi- Contestó finalmente el azabache, corriendo el rostro por los nervios.
-¿Sabes? Me excita cuando te baja la timidez- Le fastidió el menor.
-¿¡Que timidez!?- Se indignó el otro- Fui sincero y directo.
-Claro, lo fuiste ¿Pero qué con ese sonrojo que nunca había visto?- Se burló el menor con una malvada sonrisa. Te viste realmente tierno ¿Sabes?
-¡Dé-Déjame en paz! ¿Quieres?- Gritó Sungmin, empujándolo y tratando de huir sin lograrlo.


Kyuhyun lo aprisionó fuertemente con sus brazos, sin embargo el mayor no se dio por vencido y empezó a lanzarle patadas.

-¡Muérete!- Le gritó el bajito.
-¿Si me muero entonces por quién te sonrojarías?
-Había un tipo en Ingeniería que me invitaba constantemente a salir cuando tú no estabas. Parecía tener un “Buen equipo” dentro de sus pantalones, de seguro me hace sonrojar con eso- Atacó el mayor, provocando la indignación máxima en el otro.
-¿¡Cómo te atreves, culo suelto!?- Masculló el castaño, tratando de ponerse encima suyo de nuevo.
-¡Yah!- Gritó el mayor, destornillándose de risa.

Después de esa noche, el tiempo pasó dulce y rápido, hasta que el nuevo año universitario llegó. Para los chicos no fue tan especial, se habían visto los pocos días de descanso que tenían entre el fin de un año universitario y el inicio del otro, por lo que al encontrarse nuevamente en la vieja biblioteca, las cosas transcurrieron como si nada hubiera pasado. Parte del grupo de amigos conversaba en un rincón de la mesa y, por lo general, Kyuhyun y Sungmin se besaban o se agarraban a palos en el otro extremo, o bien hacían ambas cosas a la vez.

Esta vez, el pelinegro agarraba el cuello de su novio mientras este atrapaba su cintura con ambas manos. Disfrutaban de un beso que por intensidad no dejaba mucho a la imaginación, y lo habrían continuado hasta perder el aliento si Kyuhyun no hubiera mordido accidentalmente el labio de su Hyung.

-¡Ahh! ¡Idiota! ¡Te he dicho que no me muerdas!- Reclamó el mayor empujándolo con una mano y palpando su labio herido con la otra.
-Perdón- Concedió el otro.
-¡Eso no sana mi labio!- Volvió a protestar el mayor.
-¡Yah! ¿¡Que quieres que haga!? ¡Tú siempre arañas mi espalda y me has dejado cicatrices permanente pero yo nunca te digo nada!- Se defendió el más alto- ¡Diablos! ¡Y después el marica soy yo!

Sungmin lo miró con los ojos bien abiertos por varios segundos para luego lanzarse encima con la intención de ponerle una paliza de época.

-¡Maldito mocoso de mierda! ¿¡Cómo te atreves a hablarme así!? ¡Tú, bastardo! ¡Desgraciado!- Sungmin profirió iracundo arañando, golpeando y tirando cabello.
-¡Basta! ¡Basta he dicho!- Gritó Kyuhyun sufriendo su castigo y tratando de defenderse.

Los chicos al otro extremo miraban entretenidos la escena. Era realmente pintoresco como podían pasar de las caricias a los golpes en menos de 5 segundos.

 -Gracias a Dios son gays…-Susurró Kangin carcajeando.
-¿Por qué?- Preguntó Heechul.
-Si uno de ellos fuera mujer ¡Te imaginas como serían sus hijos?

Los demás a su lado emitieron un gran “Wooooh” antes de echarse a reír, aunque la alegría duró poco debido a un par de libros y lápices que le llegaron al dueño del comentario y otros inocentes.

-¡Auuch!
-¿¡Que mierda dicen de nosotros!?- Reclamó el castaño.
-¡Era solo una broma!- Se defendió Kangin frotándose la frente.
-¡Más te vale! ¡Porque nuestros hijos serían adorables!- Amenazó el azabache.
-Sungmin-Hyung les heredaría su belleza y su lindo culo- Opinó Kyuhyun, acariciando las caderas de su novio.
-Y Kyuhyun los labios carnosos, los ojos intensos y la brillantez innata- Secundó el mayor, acercándose lentamente a él.

Y cuando ellos volvieron a besuquearse, los demás botaron aire echándose pesadamente en sus sillas.

-Aún me pregunto cómo fuimos capaces de acostumbrarnos a esto- Comentó Leeteuk empezando a reírse.
-Es claro, porque si los interrumpimos nos ponen una paliza a nosotros- Tembló Eunhyuk.
-Y además pasa cada santo día ¿Cómo no acostumbrarse?- Obvió el pelirrojo riendo, mientras observaba como Kyuhyun acariciaba la mejilla de Sungmin y este aguantaba una sonrisa.

Y tenía razón, llueva o truene, ellos cada día se amaban a su muy personal forma, y tenían para rato, porque el destino los había hecho encontrarse y el amor los había amarrado. Y no importaba si el mundo pudiera tener otros malnacidos cabrones que pudieran comprenderlos, no había nadie como Kyuhyun para Sungmin, y no había nadie como Sungmin para estar con Kyuhyun.

En fin, aquí termina esta magniiiiifica obra de rte, que no tiene mucha coherencia y gran trama, pero tiene lo que importa: Homosexuales, cochinadas y muchas cursilerías.

-Hyung ¿Por qué no me la comes?
-Piérdete, cabrón.

Bueno…casi.

~FIN~



  


2 comentarios:

  1. Me encanto esta historia.. no hay mas que decir.... de algo bien hecho solo se puede decir la verdad... muuy bien!!

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  2. Me encantó!! Adoro como escribes.. lo volví a leer despues de bastante tiempo. Y aún me gusta como aquella vez! :3

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