♠ Nombre de la historia: La dulce historia de dos chicos no tan dulces
♠ Pareja: KyuMin
♠ Género: Romance, Lemon, Comedia, Recuentos de la vida.
♠ Descripción: Hay veces en las que no naces siendo alguien común, ni siquiera cercano a lo común, sino que eres de aquellos que nacen siendo uno entre un millón. Ese era el caso de Kyuhyun y Sungmin, dos chicos bastante especiales, que parecían destinados a la soledad y a la incomprensión... hasta el día en que se conocieron. Generando una conexión inmediata, poco tardaron en darse cuenta de que lo suyo llevaba a más que una amistad, pero ¿Qué pasaría si dos personas tan bizarras como ellos se volvieran pareja? Entérese de esto y más después de estos mensajes ( ͡° ͜ʖ ͡°)
♠ Pareja: KyuMin
♠ Género: Romance, Lemon, Comedia, Recuentos de la vida.
♠ Descripción: Hay veces en las que no naces siendo alguien común, ni siquiera cercano a lo común, sino que eres de aquellos que nacen siendo uno entre un millón. Ese era el caso de Kyuhyun y Sungmin, dos chicos bastante especiales, que parecían destinados a la soledad y a la incomprensión... hasta el día en que se conocieron. Generando una conexión inmediata, poco tardaron en darse cuenta de que lo suyo llevaba a más que una amistad, pero ¿Qué pasaría si dos personas tan bizarras como ellos se volvieran pareja? Entérese de esto y más después de estos mensajes ( ͡° ͜ʖ ͡°)
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El amor, cosa misteriosa. Impresionante
poder místico que según las irreverentes palabras de Bart Simpson, fastidia a
todo el mundo*. Nadie, ni siquiera quien lee ahora mis palabras, está libre de
sus ventajas y desventajas, porque sin importar raza, clase social, aspecto o
personalidad, el amor siempre te encontrará. Y en esta historia, les hablaré de 2 personas a las que definir
como “Demasiado singulares” es poco, y que por ello, creyeron estar libres de
aquel patoso acosador, hasta que claro, el cómplice destino les hizo
conocerse, y debieron continuar sus
vidas teniendo ese extraño sentimiento presente en cada latido de sus
corazones. Pero antes de seguir, permítanme presentar el excelso y original
título que he dispuesto para esta magnífica historia digna de ser un best
seller.
La dulce
historia de dos chicos no tan dulces
Oh Dios, soy todo un genio.
Como decía, lo predecible de la vida es
que es impredecible…Bueno, no estaba diciendo eso, pero tiene que ver con el
tema, porque nadie pensaría que una pareja nacería de un par que se trata así.
-¡Hyung!
-¿Qué
mierda quieres?
-Tengo
hambre. Ve a prepararme un ramen y dame de comer en la boca.
-¿Y
por qué no me comes esta?
-Mira
que bastardo egoísta eres…
-¿Qué
me importa? ¡Jódete!
-Mejor
te jodo a ti.
-¡Yah!
¡No me toques! ¡Tienes las manos heladas!
-Pero
adivina que tengo caliente.
-¡Tú,
mocoso degenerado!
Definitivamente bizarros ¿No? Y de
seguro están interesados en saber cómo comenzó semejante relación, y si no pues
me vale, aquí les va.
En diferentes zonas de Corea, vivían 2
personas de esas que encuentras una entre un millón. Primero estaba Lee
Sungmin, un pelmazo de 21 años oriundo de Ilsan que se había ido a Seoul a
cursar periodismo en la prestigiosa universidad de Yonsei. Él era un chico que
resultaba malditamente hermoso y sensual incluso para sus amigos, sin embargo
cuando abría la boca espantaba hasta el más aguerrido conquistador. Luego
seguía Cho Kyuhyun, un poste eléctrico de 19 años, quien iba a la misma
universidad y misma carrera, pero en la sucursal de Wonju. Bueno, hasta cierto
tiempo. La particularidad que Sungmin y él compartían es que, en palabras
simples, eran unos malnacidos cabrones. Brutos, gritones, sinceros,
desvergonzados, perversos, extrovertidos y muy intimidante, así eran
ellos. Pero no me malentiendan, no es
que fueran malos chicos o que una infancia horrible les haya vuelto así, solo
es como nacieron. La forma en que demostraban simpatía y afecto era,
inevitablemente, diciendo bromas de mal gusto, machacando a golpes, insultando
con gran ingenio, entre otras cosas que fomentaban la reducción de seres vivos
capaces de tolerarlos y comprenderlos. Y digo seres vivos porque hasta las
mascotas de sus hogares huían de sus violentas caricias.
Como sea, este modo de ser, aparte de
aislarlos de la gente, les generaba muchos malentendidos. Sungmin se había
salvado de verborrea en momentos inadecuados porque sus amigos le hacían callar
para salvarle el pellejo, pero Kyuhyun no había corrido con la misma suerte
cuando con buenas intenciones, elogió los implantes mamarios que la profesora
de Sociología se había hecho e intentaba disimular en clases, además de que
remató la retorcida cortesía haciendo algunas “Entretenidas bromas” sobre el
asunto. Ese mismo día, con incluso la silicona indignada, la mujer corrió donde
el decano para acusar a Kyuhyun por su insolencia y el “Acoso sexual” que el
alumno había efectuado hacia su persona. El hombre, que tenía un expediente
lleno de reclamos contra el muchacho, en un principio no encontró más solución
que expulsarlo ¿Pero cómo hacerlo? El había tenido puntaje nacional en la
prueba de acceso a la universidad y sus notas eran excelentes. La universidad
de Yonsei y sus sucursales hace años que no tenían un egresado destacado. Si
derivaba a Kyuhyun a una universidad con menos categoría, perdería la
oportunidad de que el desempeño de ese malnacido quedara en la historia de
Yonsei y la ganara otro maldito establecimiento educativo de la competencia. Eso no podía permitirlo y pensando en ello es
que se le ocurrió la brillante idea de transferirlo a Seoul, inventándole una
excusa barata al ingenuo y bonachón decano de esa ciudad y sin informarle,
claro, de la personalidad del chico.
En cuanto Kyuhyun fue informado de ello
no le tomó mayor importancia. El sistema era igual al de su sucursal y podría comenzar
desde el mismo punto que abandonó en Wonju, además sus padres tenían dinero
para alquilarle un apartamento en la gran ciudad y pagar sus gastos. En
realidad, los únicos preocupados eran sus progenitores. No había mucho que
pudieran hacer por un saludable chico de 1,80 y con suficiente carácter para
apañárselas en lo que fuera menos cortesías, pero la idea de tenerlo lejos les
ponía nervioso ¿Qué ocurría si, ocmo siempre, abría la boca cuando no debía y
hasta terminaba en la cárcel? Aquejado por esos pensamientos, su padre, un
hombre sabio y cuya voz solo se oía cuando era necesario, le dedicó unas
palabras a su hijo el día de su traslado.
-Sabemos
que eres un muchacho con una personalidad muy especial, y como buenos padres,
nos hemos dedicado a amarte, cuidarte y protegerte incondicionalmente al igual
que a tu hermana. Incluso te otorgamos mucha más paciencia y te apoyamos en
cosas como esta, pero hijo mío, ten claro esto: Si la vuelves a cagar, te
pondré como Santo Cristo ¿Entendido?
Con esas palabras llenas de amor,
Kyuhyun se fue algo aterrado a su ciudad natal a probar suerte en la capital,
la cual en sus primeros días de estancia definió como bastante extraña.
Atendió correctamente el papeleo del
traslado y se puso al corriente yendo a sus clases, sin embargo, a pesar de
mostrarse tal y como era, no causó gran efecto en sus compañeros. Al tratar de
hacer amistad con ellos usando sus típicas palabras nada amables, los otros no
se espantaron horriblemente el lo esperaba, en cambio se extrañaban por unos
segundos y al rato respondían con naturalidad ¿Acaso se estaba volviendo normal
y no se había dado cuenta? No lo creía. Aunque intentaba cambia por petición de
su padre, seguía tan grosero como acostumbraba ¿Entonces por qué incluso había
hecho un amigo? Después de 2 semanas un tal Kim Ryeowook le había tomado apego.
Era frágil como una chica, sumiso, algo chismoso pero de buen corazón. Siempre
reía cuando Kyuhyun escupía alguna barbaridad. El alto sospechaba que tal vez
su personalidad se asemejaba a la de alguien que Ryeowook conocía y oírlo a él
refrescaba buenas memorias en la cabeza del menudo chico. Fuera como fuera,
Kyuhyun aceptó su amistad sin darle gran importancia a sus suposiciones, no
sospechando que tan en lo cierto estaba.
El día cuando el destino movió algunos
hilos fue a unas semanas de un cabrón examen de “Pensamiento político”. Kyuhyun
no asimilaba que ni él entendía los textos que debía aprender para la bendita
prueba, y estudiar por horas con Ryeowook tampoco le fue de mucha ayuda.
Rendidos por el esfuerzo, los chicos se
desplomaron sobre una de las mesas de la primera planta de la biblioteca, y
mientras el menor profería maldiciones a viva voz, el más bajito recordó a unos
Hyungs de la carrera que de seguro habían sufrido la misma dificultad y que
obviamente, la habían superado de algún modo.
-¿Y
eres amigos de esos tipos de cuarto año?- Preguntó un curioso Kyuhyun,
mientras iban en busca de los chicos.
-Sí,
los conocí en la ceremonia de bienvenida y me han ayudado mucho desde ese
entonces. Son muy divertidos y salimos cuando coincidimos en los tiempos
libres- Respondió un
alegre Ryeowook – Ya los verás.
Después de compartir mensajes de texto
con uno de ellos, se enteró que estaban en la tercera planta de la biblioteca
así que bastaba subir un par de escaleras y hallarlos. Sin mayor interés que el
de solucionar su problema, Kyuhyun miró
la cantidad enorme de grupos que habían en el lugar estudiando, hasta
que dio con el que Ryeowook buscaba cuando este se lo indicó. No había nada
especial frente a sus ojos cuando los analizó, hasta que sus ojos dieron con
alguien que por detrás parecía de lo más común frente a cualquiera, pero que
ante su mirada astuta tenía un detalle interesante encerrado en sus jeans
gastados. Y después de llegar frente a los tipos, mientras Ryeowook lo
presentaba al grupo, interrumpió con su típica irreverencia para manifestar su
interés.
-¿Quién es el del culo bonito?- Preguntó
con una sonrisa que dejaba claro que no le importaban las repercusiones de sus
palabras.
-¡Ky-Kyuhyun!-
Le regañó Ryeowook atónito, mientras los chicos en la mesa se miraban
sorprendidos entre sí.
Pero nadie dijo nada, no al menos hasta
que el aludido emitiera una respuesta. El chico de los jeans gastados dio la
vuelta en su silla y fulminó con la mirada al osado transferido. Los musculos
de Kyuhyun no se movieron en lo absoluto, pero algo dentro de él dio un tumbo
en cuanto sus ojos se encontraron con aquel rostro pulcro y aniñado.
-Me
llamo Lee Sungmin y bien que tu horrenda jeta se queda donde mismo-
Masculló- ¿Y tú quién diablos eres?
Ahí estaba. La razón porque nadie en la
universidad se extrañaba por su especial forma de ser como en Wonju. La
sucursal de Seoul resguardaba en sus aulas a su propio malparido por 4 años,
era obvio que ya nadie se extrañaba al ver otro como él.
Kyuhyun no lo conocía, pero a sus ojos
era claro que había encontrado a uno de los suyos. En esa fiera mirada no había
asco ni desprecio, estaba en plan de broma igual que él, aunque los demás ni se
percataran de ello.
-Me
llamo Cho Kyuhyun, soy compañero de este putito desnutrido a mi lado. Veo que
eres educado y muy reservado ¿Eh?
-No
te imaginas cuanto- El mayor sonrió
mostrando todo el encanto de sus labios de frutilla.
El también lo había notado. Ese
desgraciado mirándolo no era cualquier desgraciado, era uno como él. Y
resultaba bastante curioso encontrárselo, ya que desde su nacimiento, nunca
había dado con alguien parecido a él en personalidad, o que al menos pudiera
comprenderlo.
Como a Kyuhyun, a Sungmin no le
molestaba ser como era, ya que la total honestidad, el sentido del humor ante
todo y la desinhibición no eran cualidades que se veían muy a menudo, y menos
juntas. Sungmin las tenía y estaba orgulloso de ello, pero lo que le implicaba,
la soledad y la incomprensión por parte de sus pares, era su único contra. Ser
uno entre un millón no resultaba lindo al momento de hacer amigos o encontrar
una pareja, menos en un país tan llenos de restricciones como lo es Corea del
Sur.
Su infancia y adolescencia fue una
constante lucha contra la soledad. Recién en la universidad había encontrado
amigos con las suficientes bolas para no amedrentarse con su carácter,
resignándose a la vez a la idea de que nunca encontraría nadie 100% adecuado
para él, ni como amigo ni como pareja. Aunque este pensamiento lo hacía gritar
interiormente pero bueno, era lo que quedaba para él. Sin embargo, ahora, quien
sabe porqué, aparecía semejante tipo, y aunque la vida se había tardado y sus
esperanzas estaban casi muertas, el gozo en su interior fue indescriptible.
Alguien en algún lugar del universo había cumplido por fin su deseo, y el no lo
iba a rechazar.
El pensamiento fue compartido por ambos,
mientras los demás seguían ahogados en la duda.
Y bueno, a diferencia de lo que muchos
pudieran creer a estas alturas del relato, no fue amor a primera vista, pero he
de admitir que no perdieron mucho tiempo para llegar a enamorarse.
Casi de inmediato, el transferido de
segundo año y el asiduo de cuarto año se hicieron amigos y al poco tiempo
después, ya eran tan inseparables que hablaban con total confianza y hasta
tenían sus propios chistes internos ¡Vamos, que no todos los días encontrabas a
tu alma gemela! A puñetazos e insultos ellos se entendían perfectamente . Se
contaban las desgracias por las que habían pasado a lo largo de su vida,
anécdotas melancólicas de la soledad por la que habían pasado, las alegrías y
los chistes de mal gusto que inventaban e indignaban a los demás. También se
dedicaban a “Bromear amistosamente” con otras personas. Los que estaban
acostumbrados a Sungmin empezaban a temer por su relación con su nuevo
amiguete, y razones de sobra tenían. Le decían “Slumdog millionaire” a los
chicos morenos, por los pasillos
rapeaban con mal ritmo las canciones del grupo que tenía la facultad de Artes,
cuando un profesor pasaba cerca de ellos
le seguían por detrás haciéndole gestos burlones sin que el educador lo
notara, se ponían cajas individuales de jugo en la entrepierna para fingir
erecciones y espantar –Irónicamente-a las menos virtuosas de sus clases, entre otras
cosas más, y eran felices porque sabían que al menos una persona ahí entendía
que las intenciones de sus bromas no eran malas, que solo habían nacido así… o
que probablemente en ambos caso se resbalaron de las manos de los doctores que
los ayudaron a salir del vientre de su madre y habían sufrido un daño cerebral
irreparable.
-¿Qué
demonios has creado, Ryeowook?- Preguntó un día Kangin, uno de los
amigos de Sungmin y el mencionado que Kyuhyun ni se dio el tiempo de conocer
después del día que se conocieron.
-Están
cortados por la misma tijera- Observó otro tipo apodado Leeteuk.
-Hasta
yo tengo miedo de lo que va a resultar de esta unión- Carcajeó esta
vez Heechul, tomando un poquito de su café.
-Ya,
no sigan. Al menos están felices, es lo que importa ¿No?- Respondió
Ryeowook, no muy convencido al ver como ponían en problemas a un estudiante
estadounidense de intercambio hablándole como gangosos en coreano.
-Oye
Ryeonggu-
Habló el último amigo que quedaba, apodado Eunhyuk- ¿Ustedes no tienen prueba de pensamiento político mañana?
-¡Rayos!-
Ryeowook
saltó de su asiento y tomó los apuntes que sus Hyung le habían dado hace
semanas y que apenas habían revisado porque Kyuhyun habías estado muy ocupado
saltando en su pradera demoniaca con Sungmin- ¡Kyuhyun-shii! ¡Debemos estudiar!
-¡Lo
siento Wook! ¡Sungmin- Hyung me dijo que podía estudiar para Biología con su
cuerpo esta tarde!-
Le respondió el menor a viva voz.
-¡¿Qué
mierdas dices!? ¡Ni siquiera tenemos Biología en esta carrera!- Se defendió el
de pelo azabache.
-¿Pero
si tuviéramos me dejarías?
-¡Tú!
¡Mocoso insolente!
– Bramó el mayor, riendo mientras se agarraba a empujones y golpes con el otro.
-Mira
como se golpean…¡20 dólares a que se encaman en una semana!- Apostó Kangin
poniendo la mano decididamente sobre la mesa.
-Que
idiota eres- Lo criticó Eunhyuk,
repitiendo al segundo la acción del fornido muchacho- Aún necesitan conocerse más ¡Se van a
encamar en 1 mes! ¡He dicho!
-¿Que
dicen ustedes?- Inquirió Kangin a los sobrantes en el grupo.
-Esto
se ve más sentimental que físico a pesar de las bromas sobre sexo- Analizó
Heechul acomodando su flequillo rojo detrás de la oreja- No obstante, no le he visto nunca una pareja a Sungmin, y Kyuhyun debe
estar en la misma situación, por lo que deben “Jalársela” 10 veces por noche
por las hormonas. Les doy 6 meses
considerando todo eso.
La conclusión del seguro chico de piel
lechosa logró desconfianza en Kangin y Eunhyuk.
-No
todo el mundo tiene tanto libido como tú, Heechul- Reclamó Leeteuk- Yo digo que un año como mucho.
Los chicos cerraron el trato, esperando
ansiosos a ver qué pasaba entre esos dos, ayudándolos de paso a reducir sus
bromas antes de que fueran pillados por alguna autoridad de la universidad y
los expulsaran.
En cuanto a Kyuhyun y Sungmin, no cambió
todo en una semana o un mes…y tampoco era como para un año. Fue el destino, el
amor y ellos mismos quienes designaron el plazo. La universidad y la vida
dolían un poco menos teniéndose al lado, y aunque a primera vista, viéndolos
insultarse sin reservas y tirándose manotazos parecían odiarse, en realidad era
su manera muy personal de divertirse. Kyuhyun amaba como todas esas idioteces
que hacían y de las que hablaban hacían reír encantadoramente a su Hyung. Esa
risita aguda, mostrando los grandes dientes delanteros y cerrando suavemente
los ojos, no lo hacían parecer el bruto que era, ante los ojos de su corazón
Sungmin era un ángel feliz, dulce e inofensivo, cuya alma solo se abría para
él.
Por su lado, Sungmin se sentía excelente
cuando juntos trataban de ponerse en los zapatos de los demás, tratando de
solucionar malos entendidos y a veces, su ayuda hacía que Kyuhyun pudiera
avanzar mejor.
Pero aunque todo es muy significativo,
el detonante mayor fue Heechul, compañero de departamento de Sungmin desde el
primer año de universidad. Ahora el pelirrojo quería dar un nuevo paso en su
vida y decidió mudarse con su novio, además quería labrar su suerte en la
apuesta así que la mudanza le venía de maravilla en varios aspectos y no solo
lo beneficiaba a él. Tentador como una malévola serpiente ofreciendo un fruto
prohibido, convenció a Sungmin que, en vez de poner avisos para buscar un nuevo
compañero, le ofreciera de una vez el lugar que el pelirrojo dejó a Kyuhyun.
Ingenuo, el chico aceptó la idea y el menor la oferta. Sungmin era
prácticamente su mejor amigo y el alquiler le salía más barato viviendo con él,
no tenía por donde perder. Lo único que le aquejaba era cierto nerviosismo, el
mismo que molestaba a Sungmin.
No eran idiotas, sabían desde al
principio que “algo” más que amistad los unía y lo demostraban cuando jugando, algunos
roces se prolongaban, y casi imperceptiblemente, ciertos empujones se volvían
caricias. El asunto es que nunca le habían tomado real importancia a ninguna de
esas cosas por la costumbre, al menos no hasta que Kyuhyun se mudó a la
habitación que Heechul abandonó para ir a encamarse con el estudiante de
intercambio chino de la facultad.
La amistad entre ellos fue evolucionando
cada día. Conociéndose ahora en un plano más íntimo, la confianza y los roces
aumentaban a un ritmo imparable. La piel expuesta tanto en las mañanas como en
las noches, verse desde que abrían los ojos hasta que los volvían a
cerrar, compartir el baño, compartir la
cocina, llegar juntos al departamento, usar los fin de semanas para conversar
hasta la madrugada, conocer al otro más allá de lo que nunca otro ha
logrado…Todo, todo eso influía, logrando algo intenso y hasta romántico. Sin
embargo, ellos eran ellos, y siempre serian así, por lo que nunca consumarían
su amor como en un cuento de hadas. Comportándose más como villanos que como
príncipes, el asunto debía avanzar de una forma diferente. O sea, a lo bruto.
-¡No me creo que es bastardo de
Heechul-Hyung se haya ido a vivir con ese tal Hangeng!- Chilló Sungmin, echado
un sábado por la noche en el sillón de la sala junto a Kyuhyun, en tanto ambos
tomaban cerveza y comían frituras.
-¿Qué tiene de malo?
-Nada, nada. Solo que nosotros creíamos
que nunca se pondría en plan serio con alguien- Argumentó el mayor- Las
anteriores personas en su vida solo le resultaron un pasatiempo.
-Bueno, ahora ya encontró a alguien para
abrirse de nalgas. Que sea feliz- Comentó Kyuhyun sin tanto interés, logrando
que Sungmin casi escupiera la cerveza en su boca por la risa- Todos encuentran el
amor de sus vidas en algún instante de estas. Todos menos nosotros, claro.
-¡Habla por ti, perdedor! Yo si he tenido parejas y tengo esperanzas de
encontrar a la persona idónea.
-Por favor, ni tú ni yo hemos tenido
relaciones que duren más de una puta semana- Contradijo el menor riendo- Ese no
es exactamente el indicio de que encontraremos a alguien.
-Agh, que amargado de mierda eres.
-Acéptalo, la única persona que puede
soportarte totalmente soy yo y viceversa.
-Entonces, si eso es lo que nos toca para
el resto de la vida, tendrás que ser mi perra- Sentenció Sungmin, meneando sus
caderas de atrás y adelante como si de embestidas se trataran.
-¿Yo? ¿Tu perra? ¿Estás loco? Soy yo
quien va a someterte cuando estés desprevenido- Reclamó Kyuhyun, tomando el
mentón del mayor con sus dedos y siendo apartado rápidamente por su dueño.
-Pff, si vamos a tener esta pelea todo
el tiempo, entonces es claro que ni entre nosotros resultaría algo bueno-
Concluyó el bajito tomando otro sorbo de cerveza.
-¿En serio crees que no resultaría?-
Kyuhyun inquirió dejando su lata de cerveza sobre la mesita de centro- Yo creo
que sí.-Ya deja la broma, estúpido- El azabache carcajeó, algo nervioso.
-Pero si es verdad. Yo no miento, tú
sabes- El menor subió sus pies descalzos al sillón y gateó lentamente hacia el
sitio donde Sungmin estaba acomodado- Nos divertimos y nos entendemos como
nadie. Podemos ser nosotros mismos sin ninguna reserva cuando estamos juntos.
Además, me gusta lo que veo cuando te espío al cambiarte de ropa.
-Mira tú, bastardo- Exclamó el más
bajito, atónito por las desvergonzadas revelaciones que el otro hizo sin
pestañear- Mejor busca un consolador para tu culo en vez de andar mirando donde
no debes.
-Yo preferiría metértela, sinceramente-
Respondió con la mirada lasciva, quitándole la lata de cerveza a su Hyung para
dejarla en la mesita y así acorralarlo con más facilidad.
El azabache no tenía claro si aquello
seguía siendo una broma de mal gusto o iba en serio. De todas formas, a él
nadie lo intimidaba, y el otro quería jugar con fuego, pues él no se quedaría
atrás.
-¿Tú? ¿Metérmela?- Se burló el mayor
mirándolo despectivamente- ¿Qué estemos juntos? No me hagas reír. Soy la única
persona que ha podido sacarte de la soledad en 19 años y contando. Te comprendo
mejor que nadie porque hemos vivido cosas muy similares y por ellos sé que
tienes bolas amigo mío, pero dudo que tantas como para arriesgar nuestra
amistad, tu único sosiego, en una relación amorosa que no sabes si va a
funcionar.
-¿Ah, sí? Bueno, tal vez tu no
atreverías, pero por muy parecidos que seamos, no nos hace iguales, y por ello
no puedes predecir si actuaré igual que tú- Respondió Kyuhyun, desafiante y con
una sonrisa de medio lado tan malévola como solo él mismo sabe ser.
-No sigas con tu jueguito y no trates de
confundirme. Sé lo que pretendes acorralándome así- Continuó Sungmin- Pero
desiste, sabes que no te dará el valor para besarme.
O eso era lo que Sungmin creía. Un
segundo después de alardear de sus conocimientos sobre el otro, su boca fue
callada por un fiero beso que refutaba todas sus creencias. Por supuesto que él
era el sosiego de Kyuhyun, pero el menor prefería perder esa amistad, que
quedar por siempre con la duda de saber qué habría pasado si se hubiera
arriesgado a buscar una oportunidad mejor con ese Hyung que le encantaba tanto.
El beso duró solo un par de segundos
antes de que el pelinegro alejara a su Dongsaeng, le plantara una bofetada y lo
atrajera del cuello de la camisa para que le mirara a los ojos.
-¡Yah! ¿¡Por qué hiciste eso!?- Gritó el
azabache, perturbado.
-Tu dijiste que no me atrevería y yo te
demostré lo contrario, precioso- Rió triunfante el menor, mientras quitaba las
manos de Sungmin de su camino y le plantaba otro beso más largo.
Otra bofetada estalló en el rostro del
menor, quien no dudó en devolverla esta vez. Con las mejillas ardiendo, ambos
se agarraron del cuello y forcejearon en una dura batalla por ver quién quedaba
arriba del otro.
-¡Mocoso bastardo!- Profirió Sungmin,
logrando ser el primero en estar encima-¡No tienes derecho de besarme ni menos a ser el de arriba! ¡Yo soy el
mayor!
Después de dejar clara sus condiciones,
fue él quien esta vez plantó con rudeza sus labios sobre los del otro. Kyuhyun
frenó su lucha por quedar arriba y mantuvo la calma para concentrarse en el
beso que su Hyung le daba. Agradeció a Dios por la fuerza de voluntad del
tamaño de un maní que tenía el mayor cuando se trataba de él. Pocos segundos
después, sus lenguas se encontraron y danzaron ansiosas por conocerse a fondo.
La humedad y el contacto encendieron todos los fuegos dentro de los hormonales
muchachos. Kyuhyun delineó firmemente la
figura del mayor con sus largos dedos hasta llegar al trasero, el cual apretó
con ímpetu. El gemido que hizo soltar a Sungmin, fue la distracción perfecta
para que el volviera a estar al mando.
-Serás mayor, pero yo soy más alto y
depravado, así que nos quedamos de esta forma- Dictó el castaño con el aliento
errático.
El mayor rechazó la idea desde el primer
segundo y se removió con fuerza mientras el otro se empeñaba en besarlo y
manosearlo.
-A-Aléjate… Si quisiste meterte en
problemas, yo debo joderte, no tú a mi…- Reclamó el mayor jalándole el cabello,
sin conseguir nada- Ya…basta… besas horrible…
En realidad los besos de Kyuhyun le
provocaban descargas eléctricas tan placenteras como ninguna.
-Tu aliento apesta…
La boca del menor sabía a alcohol,
haciendo que él salivara más de lo normal por el delicioso gusto.
-¿Entonces qué te parece si te beso el
cuello?- Sugirió el menor.
-Eso solo lo hará peor.
Mentiras. Cerraba decididamente la boca
pero apenas podía reprimir los suspiros. La camiseta de Kyuhyun se molía en sus
manos de tanto apretarla.
-¿En serio…no te imaginas como sería si estuviéramos
juntos?- El castaño susurró sensualmente sobre su oído, dándole una lamida
antes de continuar- Yo creo que funcionaría, y es más, estoy seguro de que
follaríamos todo el día…
Sungmin perdió la noción del tiempo y
del todo un segundo después de eso. Un momento innecesario en su memoria se
perdió. Ese momento en el que se debatía mentalmente si estaba bien hacerlo
había desaparecido. De hecho, creía que nunca había ocurrido, porque en un
momento estaba besuqueándose con Kyuhyun,
y al siguiente, estaba en la cama de este, ayudándolo a quitarse los pantalones
mientras absorbía sus pezones. Bastante ansioso, Kyuhyun lo empujó para que
volviera a estirarse. Levantó las piernas del mayor, las puso sobre sus hombros y las besó minuciosamente.
No mucho después deslizó la ropa interior del pelinegro por las bien formadas
piernas. Sungmin respiró hondo en tanto el otro buscaba y abría la botellita de
lubricante, pero en vez de ensanchar al mayor de inmediato, Kyuhyun se estiró
sobre él y besó sus labios para relajarlo.
-¿En serio quieres seguir con esto?-
Preguntó con la voz algo afectada por la excitación.
- De seguro la tienes tan pequeña que no
la sentiré. Adelante- Desafió el mayor.
-Oh Hyung, te juro por Dios que nos ve
ahora blasfemar contra su libro, que si lo vas a sentir- El castaño sonrió
aceptando el reto justo antes de empezar a acomodar sus dedos llenos del
aromático lubricante en la pequeña entrada de Sungmin.
Kyuhyun atrapó a besos casi todos los
suspiros de dolor y placer mezclado que soltó su Hyung, y aligeró el dolor de
ser empalado por sus dedos y por su sexo acariciando y besando dulcemente sus
brazos, clavículas, mejillas y cuello. Era un momento más salvaje que cualquier
otra cosa, pero el corazón de Sungmin dio un salto al tal muestra de
preocupación por parte del otro. El sentimiento pasó rápidamente a segundo plano
cuando el menor comenzó un lento vaivén mientras se mordía el labio inferior.
Si la gente creía que su Hyung estaba bueno con ropa, es que nunca lo habían
visto desnudo y sudando lujuria mientras él lo penetraba. Su cuerpo estaba
reaccionando a la intromisión convirtiéndolo en una obra de arte viva.
Apretando los ojos, boquiabierto y con sus extremidades apretándose contra el
cuerpo del menor. Era algo alucinante…
-A-ah…
-Con que no lo ibas a sentir ¿Eh?-
Alardeó el menor.
-No ha-hay diferencia. Es el peor sexo
que haya…tenido en la vida…- El otro masculló apenas.
-Pero Hyung, si estamos recién
comenzando- Y dicho esto, el castaño se enterró aún más profundo en él.
-¡Agh!- Gimió el mayor, enterrando
bruscamente las uñas en la espalda de Kyuhyun crenado una delgada línea de
sangre- Bastardo…
El mayor volvió a sonreír malévolamente,
con la intención de seguir haciendo lo mismo. No era muy difícil. Tenía a
Sungmin pegado a la cabecera de su cama de una plaza, respaldado con almohadas
y con las piernas pegadas al pecho gracias a que Kyuhyun usaba sus brazos como
un soporte para mantenerlas en esa posición. Y así podía enterrarse tan
profundo como quisiera, aunque claro, no había diversión en una posición.
Kyuhyun no sabía si aquello se repetiría, así que se lo cogió por toda la cama,
manejándolo a gusto a pesar de las mordidas, arañazos y tirones de pelo que le
propinaba el mayor. Pero no eran más que juegos, el mayor se dejo hacer y besar
durante lo que su unión duró, cubiertos de una fina capa de sudor y con un
calor del infierno hasta llegar juntos al orgasmo.
-Me sorprende que no me llevaras por
todo el departamento cogiendo- Comentó el mayor, rendido mientras sostenía encima suyo el
cuerpo exhausto de su Dongsaeng.
-¿Quieres que lo haga?- Preguntó el
menor, realmente interesado en la idea, pero sin siquiera las fuerzas de
levantar la cabeza.
-No gracias, ha sido una semana cabrona
y esto terminó por matarme.
-Que aburrido eres- Bufó Kyuhyun después
de por fin haber recuperado parte del aire que había en sus pulmones y la
energía en su cuerpo- Como si no te hubiera gustado.
-Ya te dije que fue el peor sexo que he
tenido en la vida- Despreció el
pelinegro.
-Sí, claro- Contestó Kyuhyun, para luego
salirse del mayor, acomodarlo en la cama y apagar la luz.
Al poco rato, se metió bajo las mantas y
contempló detenidamente al chico a su lado, quien también le observaba.
Vacilando un poco, el menor dejó caer sus labios sobre los del otro una última
vez esa noche. Se besaron con parsimonia,
disfrutando tranquilamente el momento, a diferencia de las veces
anteriores que fue totalmente a sus estilos. Rato después, se distanciaron y
dispusieron a dormir como los angelitos que no eran. Sungmin sonrió de lado en
la oscuridad.
Había sido el mejor sexo de su vida
hasta el momento.
Y ahora, queridos lectores (Una nunca
sabe. También hay pervertidos que leen estas cosas, chicas) Ustedes seguramente
pensarán que aquí va el “Y vivieron felices, cogiendo para siempre” ¿No? Pues
dejen el pensamiento para otra historia, aquí aún queda que contar.
A la mañana siguiente, Kyuhyun despertó
al décimo timbrazo de su despertador. Con el cuerpo satisfecho y algo cansado
aún, bostezó e intento desperezarse, pero no hizo falta tomar ni 5 minutos para
eso. Al recordar lo de anoche todo el
sueño se esfumó en un instante. Se tapó
la boca tratando de contener un revoltijo de emociones y trato de pensar un poco ¿Cómo mierda había ocurrido?
Tal vez no haber razonado ni por ningún momento era el motivo principal. Ahora
¿Cómo podría lograr que volviera a ocurrir?
Antes de pensar una estrategia, el
chirrido de la llave de la ducha se oyó despacio pero con la suficiente fuerza
para que él lo notara. Desde que se había mudado a ese departamento, Sungmin
tenía la costumbre de sacarle uno de sus perfumes después de bañarse y Kyuhyun
se enfadaba porque el otro le robaba cada santo día la fragancia y aún así le
costaba un mundo darse la molestia de ir a la farmacia de la esquina a
comprarse uno propio. Ahora el menor por primera vez deseaba con todas sus
fuerzas que su Hyung llegara a su
habitación a cometer su fechoría. Y efectivamente sucedió. Después de un rato,
el mayor entró con el cabello estilando, el pecho húmedo y una toalla blanca
rodeando su marcada cintura. Desde el estómago al cuello se veían los diversos
chupones, arañazos y moretones logrados por una noche de pasión que solo
podrían disfrutarla ellos.
-Ya te he dicho que dejes de usar mi
perfume- Lo regaño Kyuhyun desde su cama, observándolo con una tranquila
sonrisa mientras el otro saltaba de la sorpresa.
-A ti no te queda, supéralo- Respondió
Sungmin, sonriendo.
Echándose del líquido detrás de ambas
orejas, el mayor se acercó un poco hacia el cuerpo del castaño.
-¿Tienes algo que decir sobre lo de
anoche?- Agregó, agrandando la sonrisa de quien yacía estirado.
-Bueno…Usé la más brillante de mis
artimañas para traerte a mi cama porque te he querido coger desde la primera
vez que te vi… -Contestó aún con la sonrisa traviesa curvando sus labios.
-Ah…- Balbuceó Sungmin, sin cambiar la
expresión de su rostro pero poniendo un tono de decepción que no logró
disimular. Entonces… Misión cumplida.
Agregó para luego voltear con la
intención de irse.
-Y…me gustas- Agregó Kyuhyun, siendo
aquello lo necesario para frenar al bajito- No por el sexo, porque no tenga
esperanzas con otra persona o esas mierdas. Me gustas por lo que eres y porque
a tu lado soy libre y más feliz que nunca. Además tienes un trasero que me pone
a mil.
Sungmin quedó en estado de piedra por
unos segundos. Luego levantó la vista
hacia el techo y suspiró fuerte tratando de contener una sonrisa feliz de lo más cursi.
-Vamos, no te quedes así y dime algo-
Protestó el más alto- ¿O vas a volverte mentiroso y tímido como las demás
personas?
-¿¡Cómo te atreves!?- El comentario hizo
estallar en menos de un segundo la indignación de Sungmin, quien no dudó en
lanzarse encima de Kyuhyun para plantarle unos cuantos golpes- ¿Crees acaso que
te habría dejado cogerme si no me gustaras?
-No lo sé, quizás solo eres
calenturiento- Picó Kyuhyun, mientras se defendía de los manotazos entre risas.
-¡Lo soy! ¡Pero de no gustarme ni en mil
años te habría dejado tocarme!- Respondió el azabache- ¿¡Te agrada esa
respuesta, lonjudo cabrón!?
-¡Claro que sí!- Gritó Kyuhyun, poniendo
bajo de el al mayor y dándole un beso tan brusco como la situación misma.
Sungmin apretó violentamente las
mejillas del castaño y profundizó el beso de forma tan exagerada que podía
asfixiar fácilmente al otro con sus labios. Poco le importó al menor, quien se encargó de quitarle la toalla de la
cintura para así poder tocarle desvergonzadamente el trasero.
-¡Ya deja de tocarme el culo!- Reclamó
el azabache.
-¡Ahora eres mi novio y voy a tocarte lo
que me venga en gana!
-¿¡Quien diantres dijo que soy tu
novio!?
-¡Yo lo digo!
De esta manera, la pareja más bizarra
que pueda conocerse vio la luz del día.
Después de eso, se plantearon pasar todo
el día juntos compartiendo como una pareja para ver como resultaba. Ahora todo
cambiaría, serían novios, y algo agobiado por la idea, Sungmin intentó desistir
ya llegada la noche, pero Kyuhyun era fastidioso cuando quería conseguir algo y
no iba a permitir que le negaran esta relación bajo ningún motivo.
-¡Esto de que estés toqueteándome y
seamos pareja es muy raro! ¡Vete a la mierda! ¡Mejor sigamos siendo amigos y
ya!- Gritó el mayor tratando de alejarse de su Dongsaeng mientras forcejeaban
en la cocina.
-¿¡Y a quién diablos le importa que sea
raro!?- Preguntó Kyuhyun-¡En tanto sea bueno y ambos lo queramos lo demás se
puede ir al carajo!
-¡Pero yo no lo quiero!
-¡Ay si, como si te hubieras quedado en
alguna de las veces cuando te besé hoy!
-¡Maldito idiota!- Sungmin se abalanzó y
empezó a tirarle el pelo con la suficiente fuerza para empezar a desprendérselo
de la cabeza.
Intentando a toda costa impedir aquello,
a los pocos segundos Kyuhyun logró someterlo, acorralarlo contra la alacena y
besarlo. No sabía porque, pero presentía que desde ahora en adelante todos sus
problemas juntos se solucionarían así.
El pelinegro fue serenándose a la par que el
beso ganaba intensidad, dando pase libre
a Kyuhyun para subirlo sobre el mueble y tenerlo a su merced.
-Sigue…siendo raro…- Susurró el mayor
con la respiración agitada, con el rostro casi pegado al del menor.
-Entonces hay que seguir hasta que te
acostumbres- Respondió el castaño con una perversa sonrisa.
-Piérdete, Cho- Masculló el otro.
-Tu primero- Contrarrestó el menor,
volviendo a tomar sus labios.
Pocos minutos después, motivado la
calentura que habían estado metiendo mutuamente durante el día, Kyuhyun lo
cargó hasta su habitación y lo hizo suyo como la noche anterior, solo que esta
vez eliminaron la paliza de la rutina para que sus cuerpos lograran encontrarse
con más paciencia e intensidad. No obstante, una charla violenta en medio de la
faena nunca estaba demás.
-No de-deberíamos… estar teniendo sexo
en… nuestro primer día…- Murmuró apenas el mayor del departamento.
-No te pongas estúpido… tuvimos sexo
ayer- Le respondió Kyuhyun, reprimiendo un gemido antes de continuar-
Además…d-debes asimilarlo…voy a cogerte todas las noches…
-Ya quisieras…puberto reprimido ¡Mmgh!- Dijo
Sungmin antes de que Kyuhyun diera justo en su
punto G.
Al terminar, se tendieron uno al lado
del otro, empapados y agitados. Sin embargo, fue cosa de segundos para que el
menor se repusiera animado solo con la idea de seguir insistiendo.
-¿¡Sigue siendo raro!?- Bramó fingiendo
hastío.
-¡Ahh! ¡Que pesado eres! ¡Ni respirar
dejas!- Reclamó el bajito girándose hacia el otro lado.
-¡Contesta y te dejo en paz!
-¡Ya no tanto, maldición!- Contestó
finalmente, tapándose la cabeza con una almohada.
-¿¡Entonces seguiremos juntos!?
-¡Sí! ¡Ya no jodas!- Gritó el azabache
asomando el rostro solo para gruñirle su respuesta.
-Así me gusta- Celebró el menor,
tratando de dejarle un beso en el hombro a su novio fallidamente pues este
alcanzó a levantarse antes.
-No seas pegote- Refunfuñó el azabache.
-Voy a ser una lapa te guste o no-
Insistió el menor, levantándose para atraparlo- Ven aquí.
-Oblígame.
-Ya, en serio, no te acerques tanto a la
ventana o los vecinos van a verte el culo.
-Ya escucharon como me la metías por
ahí, no hay mucha diferencia.
-¡Yah! ¿¡Cómo puedes ser tan grosero!?-
Carcajeó Kyuhyun justo después de atrapar la muñeca de su Hyung.
Entre risas lo lanzó de vuelta a la cama
y se puso encima de él.
-Deja los nervios, cobardete- Le susurró
viéndolo a los ojos- Vamos a estar bien.
Sungmin pestañeó pensativo al oírlo y
viendo la sonrisa en el rostro del otro, volvió a poner su cara enojada y
asintió, pero ni eso ni nada impidió que el malnacido que tenía encima le
plantara un calinoso y húmedo beso de buenas noches.
El lunes algo de la seguridad de Kyuhyun
había pasada a su Hyung, aunque eso no lo volvió menos arisco. Por ello fue que
en la biblioteca sus amigos, en vez de enterarse directamente por boca de
ellos, lo hicieron al ver que una de sus típicas peleas terminaba con una
brusca y apasionada ronda de besos y golpes. Definitivamente, ese final nunca
lo habían visto antes.
-¿Qué? ¿Acaso te preocupa lo que piensen
los demás?- Preguntó Kyuhyun mientras le dejaba un camino de besos por el
cuello,
-No, me preocupa que tan fastidioso
puedes llegar a ser en el futuro- Respondió el mayor con tono de enfado.
-Ni te imaginas cuanto- Susurró el chico
frente a él con voz grave, volviendo a tomar sus labios apasionadamente.
Y mientras ellos intercambiaban saliva
muy tranquilos por la vida, los ya mencionados amigos los miraban con los ojos
como plato, no dando crédito a lo que veían.
-¡Hey, hey, hey!- Les gritó Eunhyuk
después de un rato, palmeando para llamar la atención de la pareja- ¿¡Q-Quieren
explicarnos que demonios pasa!?
Los demás asintieron a la pregunta.
-¡Estamos juntos y nos estamos besando!
¿¡Que no es lo suficientemente obvio!?- Gruñó el pelinegro, haciendo quedar aún
más atónitos a los chicos en la mesa.
Un silencio que pudo haberse prolongado
fue interrumpido por el celular del menor del grupo. Era un mensaje de su madre
diciendo que ya habían hecho el depósito mensual para sus gastos.
-Hyung, debemos ir al supermercado- Mi
mamá ya me dejó dinero- Comentó acercándose a la mesa grupal para tomar sus
cosas.
-Maldita sea…¿Debemos ir hoy?- Reclamó
el mayor caminando con pereza hacia el grupo.
-Ya no queda kimchi, vegetales, carne y
tofu, ni siquiera ramen instantáneo ¿¡Quieres comer mierda acaso!?- Gritoneó el
castaño.
-¡Era solo una pregunta, animal!- Respondió el
otro, poniéndose la mochila con brusquedad.
-Ya, vámonos- Ordenó Kyuhyun, haciendo
un gesto de despedida a los demás con su mano.
-Adiós perdedores, mañana seguimos
estudiando- Dijo Sungmin.
-Claro…-Respondió Kangin, sin tomar gran
relevancia a las palabras ya que él y los demás seguían inmersos en lo que
pasaba entre esos dos más que en cualquier cosa.
Los vieron como juntos caminaban fuera
de la biblioteca y Kyuhyun trataba de tomar la mano escurridiza de su Hyung.
-¡Dame tu puta mano!- Exigió.
-¡No seas marica!- Negó el mayor
alejándose.
-¡Me acuesto contigo! ¿¡Cómo podría ser
más marica!?
-¡Haciendo esto!
-¡Una mierda me importa!- Sentenció
atrapando su mano de una vez.
-Ash- Sungmin se resignó entre gruñidos
y entrelazó los dedos con él- ¿¡Y tú que mierda miras!?
Le gritó a un pobre diablo que pasó por
su lado y accidentalmente había cruzado la mirada con él.
-Fascinante- Susurró Leeteuk, viendo
como se alejaban hasta perderse de su vista.
-De verdad están juntos- Le secundó
Ryeowook- Es bonito pero, Heechul- Hyung, tengo algo de miedo.
-Tranquilo pequeño, nada va a pasarte-
Le tranquilizó el pelirrojo- Ahora, a propósito de esos dos, creo que ya
tenemos el resultado de la apuesta.
Todos en la mesa suspiraron fuerte,
excepto Ryeowook que ni enterado estaba del asunto.
-Si mal no recuerdo- Continuó el guapo
chico de piel lechosa- Han transcurrido aproximadamente 6 meses desde que
hicimos el acuerdo, así que esto significa solo una cosa: ¡PÁGUENME CON DINERO
O CON SUS CUERPOS, BITCHES! ¡JA!
De a poco, el flamante ganador empezó a
recibir los billetes de sus abatidos contrincantes.
-¡Fue trampa, maldito! Te mudaste antes
de apartamento para poder ganar- Reclamó Eunhyuk pasándole su parte.
-Claro que no ¿Cómo crees?- Se burló
Heechul con una sonrisa ladeada- Además, igual tu no hubieras sido el ganador,
habría sido Teuk.
-¡Hey!- Protestó el mencionado.
Al terminar ese mar de protestas, los
días avanzaron y Sungmin cumplió su palabra, permanecieron juntos. Además, todo
estaba resultando perfecto. Era como si estuvieran sobre un unicornio paseando
por un arco iris rodeado de querubines y ositos cariñositos.
-¡Déjame ver tranquilo la maldita
película!
-¡Solo te estoy pidiendo un poco de
atención! ¡Soy tu novio! ¡Tengo derechos!
-¡Te veo todos los putos días! ¿¡No te
basta!?
-¡Mira que insensible eres!
-¡Entonces muérdeme, marica!...¡Ahhh!
¿¡Que haces!?
-¡Tu dijiste que te mordiera!
-¡Pero no literal! ¡Agh! ¡Hoy si te mato!
Viéndolo desde el punto de vista de
ellos, claro está.
De a poco, la inseguridad generada por
el cambio iba esfumándose. Esa confianza
creada como amigos, volvía a aparecer como amantes, e incluso echaba más
raíces. Se trataban a su modo, pero sabían que podían contar con el otro para
lo que fuera, y que además siempre podrían ser honestos entre sí.
-Hyung ¿Qué piensas sobre que me deje
crecer la barba?- Preguntó Kyuhyun una mañana mientras se aseaban.
-Que hay formas más sencillas y bonitas
de conseguir una mascota- Rió el mayor, metiéndose el cepillo de dientes a la
boca.
-Maldito animal hiriente-Protestó el más
alto, pegándole una nalgada antes de comenzar a afeitarse.
Por otro lado, aún eran viles mortales
como cualquier otro, así que tenían los mismos problemas que las demás parejas.
-¡No me toques tanto!- Reclamó Sungmin
un día cualquiera en los pasillos de la universidad mientras se besaban- Puede
pasar el rector o un maestro y nos expulsarán en un santiamén.
-Solo trato de marcar mi territorio en
vez de ponerle una paliza a ese idiota que siempre te mira- Masculló el menor
mirando con odio a un punto en el pasillo.
Sungmin rodó los ojos. Otra vez la burra
al trigo…
-¡Estoy contigo, estúpido! ¿¡A quién
diablos le importa si otro me está mirando!?
-¡A mí!
-¡Ay, eres la reinita del drama!-
Suspiró el mayor girándose hacia el sujeto- ¡Hey, mirón de mierda!
Quien hace un instante miraba su trasero
a una distancia prudente, levantó sorprendido el rostro para encontrarse con
los ojos fieros de Sungmin.
-¡Tengo novio! ¿¡Sabes!? ¡Nos besamos,
cogemos duro y los fines de semana lavamos ropa juntos! ¡Por ello no tienes
derecho a mirarme! ¡Así que si te sorprendo otra vez haciéndolo, encontraré la
forma de meter mis zapatos en tu culo! ¿¡Entendido!?
Con el cuerpo entero temblando, el
sujeto asintió casi imperceptiblemente y desapareció velozmente del lugar. Por
otro lado, la leyenda de los demonios de Yonsei archivaba otro acontecimiento
en las memorias de los pobres estudiantes que pasaban por ahí.
-¡Listo! ¿¡Feliz!?- Preguntó Sungmin,
con evidente fastidio en su rostro al ver como el otro se reía.
-Completamente- Contestó el menor,
volviendo a comérselo a besos.
Por situaciones como esta, a menudo
Heechul los comparaba con la pareja protagonista de “Reply 1997”, un dorama que
lo traía loco hace tiempo (Y a su servidora también), ya que tanto para una
pareja como para la otra, situaciones así estaban llenas de amor. De estar
discutiendo de verdad, habría que llamar a la policía. Pero volvamos al tema,
la alegría estaba ahí, y ellos cada día se querían más. Entre clases y estudio,
a veces encontraban tiempo para tenderse juntos en una de las camas y ver
televisión. Y al distraerse de la pantalla y contemplar al que tenían al lado
por unos segundos, lo sabían, sabían que
lo suyo era muy tangible y que avanzaba por el camino correcto.
Incluso Sungmin se suavizaba a veces al
ver la sonrisa de su novio.
-¿Quién te traumó, maldito estúpido?-
Preguntó una tarde antes de lanzarse encima de él.
-Ver a mi padre cogerse al tuyo-
Respondió el otro recibiéndolo en un abrazo.
Estar juntos y disfrutar su relación a
golpes, insultos y bromas pesadas, irónicamente, les ayudaba a desestresarse y
olvidar la rutina. Incluida las veces en las que parecía todo lo contrario. Sus
juegos más comunes eran provocarse mutuamente antes de hacer el amor y decirse
sarcásticamente apodos que se ponen las parejas cursis.
Una noche luego de una larga jornada de
estudio en la universidad, ambos se juntaron afuera del campus y volvieron al
departamento. No se entretuvieron con comida y con ninguna cosa, abrieron
desesperados la puerta y avanzaron con dificultad al comedor mientras se
propinaban fieras caricias y se besaban sin cuidado por sus labios. Kyuhyun
trataba de tomar en brazos a Sungmin para llevarlo con más facilidad a la
habitación, pero el mayor se negaba a cooperar.
-¡No me cargues! ¡No soy una nenita!-
Reclamó el mayor.
-¿¡Que no te has mirado al espejo?- Se
burló Kyuhyun.
-¡Hijo de puta!- Bramó el azabache
golpeándolo mientras el otro aún trataba de llevarlo en brazos.
-¡Yah! ¡Yah! ¡No me golpees!- Chilló el
menor- No te cargo porque te crea mi pasiva. Es dolo… que así tengo más control
sobre ti y te siento más mío cuando te hago el amor.
-¿En serio?- Sungmin se detuvo en seco,
para luego sonreír engreídamente-¿Tanto así te gusto?
-No te creas tanto- Le advirtió el menor
fingiendo seriedad- Cuando me aburra de tu culo, voy a tirarte a la calle como
una prostituta barata.
-¡Bastardo!- Profirió el mayor,
volviéndolo a golpear entre risas y besos.
Después de eso, con Sungmin en sus
brazos, Kyuhyun lo llevó a su habitación y se entretuvieron largo rato haciendo
el amor morbosamente frente al espejo, empañándolo con suspiros y manos
sudadas. Acabaron como de costumbre sin aliento y desplomados sobre las
sábanas, pero la costumbre también dictaba que Kyuhyun no se rendía a la
primera. Eso vio Sungmin cuando lo sintió nuevamente besando su cuello.
-¡Piérdete, tengo una prueba mañana!-
Refunfuñó empujando el rostro del menor lejos de él- Necesito dormir una
cantidad decentes para que me vaya bien.
-Vamoooos- Insistió el menor volviendo a
ponérsele encima- Solo una más.
-Que molesto eres- Siseó el azabache
sintiendo como el otro dejaba pequeños besitos en su pecho.
-E insistente también- Sonrió el chico.
-¿No me digas? No lo había notado- Dijo
el azabache con evidente sarcasmo.
-Solo una más, no seas tacaño con tu
amorcito- Suplicó nuevamente el castaño, poniendo una cara de cachorro herido
que no le venía para nada- Por favor…
Sungmin se le quedó observando medio
impactado, largándose a reír al segundo.
-Eres imposible…Ah, está bien- Accedió
al rato- Maldito mocoso degenerado.
Kyuhyun sonrió campante y juntos se
metieron debajo de las frazadas. Pero Sungmin no esteró que esa “Una más” se
transformara en 2 rondas de sexo salvaje hasta altas horas de la madrugada.
Al otro día, Sungmin miraba con odio el
examen y todo a su alrededor. Tenía bolsas debajo de los ojos, el cuerpo
molido, el trasero adolorido y una cabrona incapacidad para concentrarse. Ya era la sexta vez que erraba al escribir un
nombre de un filósofo prusiano. Rebuscó en su estuche su corrector, cuando sus
dedos dieron con una notita doblada. Fijándose de que el profesor estuviera
distraído, la sacó y leyó su contenido.
“Que te vaya muy bien en tu examen mi
conejito de chocolate. Voy a castigarte si repruebas ¿Eh? ♥ Atentamente, tu
amorcito Kyuhyunnie”
Sungmin sonrió de oreja a oreja, pero no
era una sonrisa de felicidad, era más bien una sádica.
“Ya verás, lobito de caramelo” Pensó
llenándose de una maldad que incluso incomodó a los que estaban a su alrededor “Si
no llego a cortarte las bolas antes, te tendré en abstinencia hasta que Junsu
de JYJ se vuelva heterosexual”
Con la emoción de destripar a su novio,
siguió su prueba, y los días siguientes, su particular relación.
Los chicos se sorprendían al ver que los
meses pasaban y ellos aún no se habían matado entre sí. Ni la pareja misma
comprendían como habían durado tanto, pero así estaban las cosas. Ellos no eran
mucho de pensar en los demás o en el futuro así que solo dejaban fluir el
tiempo y la vida a su modo. Ya para el
fin de año universitario y las cortas vacaciones de invierno, el destino había decidido que ambos fueran
juntos a visitar a sus familias para presentarse como una pareja.
Después de un largo viaje por Gangwon-
do, los chicos llegaron con maletas y todo a la
gran casa de los Cho en un sector tranquilo de Wonju. Kyuhyun presentó a
Sungmin y explicó tranquilamente la situación. Sus padres y hermana mayor
quedaron en silencio por un largo tiempo, esperando a que el sabio hombre del hogar, emitiera la primera
reacción.
-La
mayoría de las veces, la gente buena se casa con la gente buena, la gente mala
con la gente mala, los pobres con los pobres, los ricos con los ricos y así con
los demás grupos de personas. Tú, sin embargo, eres un bruto irreverente,
pesado y sin remedio. No hay chicas en el mundo que puedan parecerse siquiera
un poco a ti, así que solo te queda estar con Sungmin-shii, que es tan bestia
como tú”
Y así fue como el padre bendijo la
relación del hijo, y la madre hizo una gran cena para celebrar.
En cuanto a los padres de Sungmin, no
hubo una reacción inicial muy diferente. Cuando días después llegaron a Ilsan
juntos y Sungmin esta vez explicó a su familia, el silencio perduró hasta que
la señora Lee dedicó una mirada sagaz a su esposo y a su hijo menor, suspirando
al segundo después.
-¡Les dije que era gay!- Celebró
golpeando la mesa con gran energía- ¡Páguenme insensatos!
-¡Mamá!- Gritó Sungmin atónito, siendo
ignorado olímpicamente por su familia.
-Ay, pero mami, solo tengo el dinero
para mi almuerzo de mañana en el instituto- Reclamó Sungjin, el hermano menor
del azabache.
-¿¡Que me importa!? ¡Hicimos una apuesta
y probaste el lodo, cariño! ¡Paga!- Le ordenó riendo fuerte, haciendo que su
hijo dejara los billetes sobre la mesa sin mucho ánimo de perderlos.
-¡Mamá! ¡Te estoy hablando! –Insistió el primogénito, dándole un codazo a un sonriente
Kyuhyun.
-Ah , sí, sí. Felicidades por tu
relación, hijo- Dijo poco interesada, contando las ganancias- Se feliz y usa
lubricante y condones ¿Eh?
El chico se pegó una palmada en el
rostro mientras Kyuhyun seguía riendo de lo lindo a su lado. Su madre era
conocida, si es posible, por ser aún peor que su hijo, y por ello, en este
caso, fue el padre quien los felicitó y preparó la cena.
Tras esas extrañas visitas familiares,
los chicos tomaron un bus de vuelta a Seoul y celebraron internamente haber
llegado al apartamento, sabiendo que por fin el martirio había concluido. Se
quitaron las chaquetas empapadas por la nieve que caía sin cesar sobre la
ciudad y buscaron otras prendas para abrigarse. Luego tomaron un par de ramen
instantáneos, les echaron agua caliente y mientras esperaban para que
estuvieran listos, se mimaron en algún rinconcito de la pequeña cocina.
-A veces me pregunto cómo llevamos un
semestre completo juntos- Susurró Sungmin en los labios del otro.
-¿Por qué lo dices?- Preguntó Kyuhyun,
chocando sus narices.
-Porque no recuerdo cuando empezamos a
salir ¿Cómo podemos tener estabilidad si ni siquiera recuerdo las cosas
importantes para las parejas?
-No te preocupes, yo tampoco me acuerdo-
Rió el menor- Le preguntaremos a Ryeowook uno de estos días. Ese morboso
siempre nos mira, es peor que las tipas que se quedan paradas en los pasillos
para ver cómo nos besamos. De seguro hasta tiene un registro de cuantas veces
hemos cogido.
Sungmin hundió el rostro en el cuello
del más alto y carcajeó por unos segundos.
-Bueno, creo que ahora si entiendo
porqué seguimos juntos. Aparte de ser malparidos cabrones, ambos somos idiotas
que no le toman importancia a las cosas comunes. Fijo que esa es nuestra
estabilidad- Opinó el pelinegro, aún riendo y abrazándose con más fuerza al
cuerpo del otro.
Después de unos minutos, el ramen estuvo
listo y lo comieron silenciosamente en la mesa. Al terminar se prepararon para
dormir.
-Ven conmigo o tu culo se congelará- Le
dijo Kyuhyun a su Hyung, ofreciendo su mano en medio de las dos habitaciones
con el pijama puesto.
Sungmin sonrió y aceptó la oferta.
Pusieron algunas frazadas más encima de
la cama y luego se metieron en ella. Mientras calentaban las prendas frías con su
cuerpo y ellos mismos trataban de concebir más calor, el menor no tardó en
poner a Sungmin bajo su control y sus labios. Sin ánimo de empezar uno de sus
típicos forcejeos, el mayor abrazó la espalda del castaño y separó las piernas
para que el otro se acomodara mejor. Durante un largo rato, se removieron por
la pequeña cama de una plaza, besándose, tocándose y acariciándose con
necesidad. Los labios de ambos buscaron hambrientamente toda la piel expuesta
que encontraron para hacerla entrar en más y más calor. Con los pulmones sin
aire y los sexos tumefactos y duros como roca, cesaron un momento para recuperar
algo de energías. El menor admiró bajo su cuerpo el rostro etéreo y sensual de
su novio, cubierto por un poco de sudor y la clara luz de la luna colándose por
la ventana.
-Te amo- Le dijo sin temblar un poco.
Aquella fue la primera vez en su vida, y
quizás la última, en la que vio a Sungmin sonrojarse como un tomate. Los ojos
se les abrieron a más no dar y boqueó por varios segundos, dando una graciosa
escena a Kyuhyun.
-Y-yo…¡Ah! Yo también te amo, reinita
cursi- Contestó finalmente el azabache, corriendo el rostro por los nervios.
-¿Sabes? Me excita cuando te baja la
timidez- Le fastidió el menor.
-¿¡Que timidez!?- Se indignó el otro-
Fui sincero y directo.
-Claro, lo fuiste ¿Pero qué con ese
sonrojo que nunca había visto?- Se burló el menor con una malvada sonrisa. Te
viste realmente tierno ¿Sabes?
-¡Dé-Déjame en paz! ¿Quieres?- Gritó
Sungmin, empujándolo y tratando de huir sin lograrlo.
Kyuhyun lo aprisionó fuertemente con sus
brazos, sin embargo el mayor no se dio por vencido y empezó a lanzarle patadas.
-¡Muérete!- Le gritó el bajito.
-¿Si me muero entonces por quién te
sonrojarías?
-Había un tipo en Ingeniería que me
invitaba constantemente a salir cuando tú no estabas. Parecía tener un “Buen
equipo” dentro de sus pantalones, de seguro me hace sonrojar con eso- Atacó el
mayor, provocando la indignación máxima en el otro.
-¿¡Cómo te atreves, culo suelto!?-
Masculló el castaño, tratando de ponerse encima suyo de nuevo.
-¡Yah!- Gritó el mayor, destornillándose
de risa.
Después de esa noche, el tiempo pasó
dulce y rápido, hasta que el nuevo año universitario llegó. Para los chicos no
fue tan especial, se habían visto los pocos días de descanso que tenían entre
el fin de un año universitario y el inicio del otro, por lo que al encontrarse
nuevamente en la vieja biblioteca, las cosas transcurrieron como si nada
hubiera pasado. Parte del grupo de amigos conversaba en un rincón de la mesa y,
por lo general, Kyuhyun y Sungmin se besaban o se agarraban a palos en el otro
extremo, o bien hacían ambas cosas a la vez.
Esta vez, el pelinegro agarraba el cuello
de su novio mientras este atrapaba su cintura con ambas manos. Disfrutaban de
un beso que por intensidad no dejaba mucho a la imaginación, y lo habrían
continuado hasta perder el aliento si Kyuhyun no hubiera mordido
accidentalmente el labio de su Hyung.
-¡Ahh! ¡Idiota! ¡Te he dicho que no me
muerdas!- Reclamó el mayor empujándolo con una mano y palpando su labio herido
con la otra.
-Perdón- Concedió el otro.
-¡Eso no sana mi labio!- Volvió a
protestar el mayor.
-¡Yah! ¿¡Que quieres que haga!? ¡Tú
siempre arañas mi espalda y me has dejado cicatrices permanente pero yo nunca
te digo nada!- Se defendió el más alto- ¡Diablos! ¡Y después el marica soy yo!
Sungmin lo miró con los ojos bien
abiertos por varios segundos para luego lanzarse encima con la intención de
ponerle una paliza de época.
-¡Maldito mocoso de mierda! ¿¡Cómo te
atreves a hablarme así!? ¡Tú, bastardo! ¡Desgraciado!- Sungmin profirió
iracundo arañando, golpeando y tirando cabello.
-¡Basta! ¡Basta he dicho!- Gritó Kyuhyun
sufriendo su castigo y tratando de defenderse.
Los chicos al otro extremo miraban entretenidos
la escena. Era realmente pintoresco como podían pasar de las caricias a los
golpes en menos de 5 segundos.
-Gracias
a Dios son gays…-Susurró Kangin carcajeando.
-¿Por qué?- Preguntó Heechul.
-Si uno de ellos fuera mujer ¡Te
imaginas como serían sus hijos?
Los demás a su lado emitieron un gran “Wooooh”
antes de echarse a reír, aunque la alegría duró poco debido a un par de libros
y lápices que le llegaron al dueño del comentario y otros inocentes.
-¡Auuch!
-¿¡Que mierda dicen de nosotros!?-
Reclamó el castaño.
-¡Era solo una broma!- Se defendió
Kangin frotándose la frente.
-¡Más te vale! ¡Porque nuestros hijos
serían adorables!- Amenazó el azabache.
-Sungmin-Hyung les heredaría su belleza
y su lindo culo- Opinó Kyuhyun, acariciando las caderas de su novio.
-Y Kyuhyun los labios carnosos, los ojos
intensos y la brillantez innata- Secundó el mayor, acercándose lentamente a él.
Y cuando ellos volvieron a besuquearse,
los demás botaron aire echándose pesadamente en sus sillas.
-Aún me pregunto cómo fuimos capaces de
acostumbrarnos a esto- Comentó Leeteuk empezando a reírse.
-Es claro, porque si los interrumpimos
nos ponen una paliza a nosotros- Tembló Eunhyuk.
-Y además pasa cada santo día ¿Cómo no
acostumbrarse?- Obvió el pelirrojo riendo, mientras observaba como Kyuhyun
acariciaba la mejilla de Sungmin y este aguantaba una sonrisa.
Y tenía razón, llueva o truene, ellos
cada día se amaban a su muy personal forma, y tenían para rato, porque el
destino los había hecho encontrarse y el amor los había amarrado. Y no
importaba si el mundo pudiera tener otros malnacidos cabrones que pudieran
comprenderlos, no había nadie como Kyuhyun para Sungmin, y no había nadie como
Sungmin para estar con Kyuhyun.
En fin, aquí termina esta magniiiiifica
obra de rte, que no tiene mucha coherencia y gran trama, pero tiene lo que
importa: Homosexuales, cochinadas y muchas cursilerías.
-Hyung ¿Por qué no me la comes?
-Piérdete, cabrón.
Bueno…casi.
~FIN~
Me encanto esta historia.. no hay mas que decir.... de algo bien hecho solo se puede decir la verdad... muuy bien!!
ResponderBorrarMe encantó!! Adoro como escribes.. lo volví a leer despues de bastante tiempo. Y aún me gusta como aquella vez! :3
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