4♥ Dificultad
notable para comprender el lenguaje no verbal así como para generar las
equivalentes propias.
Antes de que Kyuhyun hiciera aparición en
su vida, Sungmin sabía muy poco del lenguaje no verbal. Sus padres y su hermano
menor siempre habían tratado de enseñarle por el lado afectivo propinándole
caricias, abrazos y besos, pero las enseñanzas que ellos podían entregarle eran
muy pocas comparadas con las que hubiera conseguido si tuviera una vida activa
socialmente, con amigos y actividades diversas, y no es necesario decir que eso
era bastante complicado porque hasta el momento el único amigo que había tenido
se mudó cuando ambos tenían 11 años y su única manera de comunicarse era el
correo que se mandaban una vez a la semana desde la mudanza. Además, cuando
estuvo presente, lo único que le había enseñado eran las poses de presentación
que hacían las estrellas de lucha libre y hasta Sungmin comprendía que eso no
le iba a servir de nada.
Sin embargo, esa ignorancia era cosa del
pasado, o al menos estaba a punto de serlo.
Bajo la tutela de su novio, Sungmin
empezaba de a poco a memorizar varios gestos faciales específicos, significados
de señas con manos y cuerpo, y acciones que antes no relacionaba con nada y no
sabía con quien se usaban cada cual. A un paso lento y dulce entendía que
besarse en los labios con Kyuhyun era signo de que eran pareja a pesar de no
ser hombre y mujer, y también del amor que compartían. Asimismo, sus manos
entrelazadas eran un signo de pertenencia.
“Tú eres mío y yo soy tuyo”
Le dijo Kyuhyun un día, y cuando colaba
los brazos por sus costados y cubría su pancita con las manos, era una forma de
reafirmar ese hecho ante las inadecuadas miradas ajenas.
Comprendiendo ese lenguaje de amor,
Sungmin se sentía orgulloso de sí mismo. Al fin podía entender (A veces en
parte) tantas cosas que veía en su diario vivir, y no importaba si no lograba
comprenderlo a la primera, Kyuhyun buscaba la forma de explicárselo sin perder
la calma, a diferencia de varios maestros y personas en su vida que lo ponían
terriblemente ansioso cuando él no entendía que estaba haciendo de inadecuado y
que para ojos ajenos era tan sencillo.
Por otro lado, no sabía con exactitud si
era amor lo que le ligaba al menor, el sentimiento calando en sus huesos
parecía distinto a lo que sentía por su familia y su amigo, pero Kyuhyun le
hacía estar muy a gusto, ilógicamente animado con su presencia y de eso si
estaba seguro ¡Las pruebas sobraban! Su ansiedad fue notablemente menor cuando
tuvo que adaptar su agenda para darle tiempo a su novio, a diferencia de veces
anteriores en que tuvo que adaptarla por otros motivos. Además, no le
disgustaba que Kyuhyun se sumara a sus idas a terapia y la biblioteca pública,
su compañía volvía esos momentos más interesantes. Pese a eso, es necesario
volver a las muestras de afecto, ya que de momento no había nada más
interesante que eso. Desde los besitos en la mejilla que le daba el menor
cuando lo iba a dejar a su aula después del receso hasta cuando lo invitaba a
su casa y encerrados en su habitación se comían a besos, todos esos momentos
Sungmin los analizaba empedernidamente como aprendía a corresponderlos. Era
increíblemente extraño, casi fuera de toda realidad, como todo su cuerpo se
alborotaba cada vez que Kyuhyun le besaba el cuello, lo recorría con sus manos
y hasta cuando accidentalmente sus sexos encendidos chocaban a través de la
ropa. En minutos de caricias podía estar lleno de sudor, con la piel de
gallina, los latidos descontrolados y sus partes erógenas hechas un lío. Se
sentía envuelto en una gran confusión por experimentar el nirvana y el infierno
a la vez, no entender bien como ocurría y por la complicada situación en la que
se veía cuando no podía seguir los besos más fieros y apasionados. Más nadie le
presionaba a no equivocarse, Kyuhyun estaba demasiado encantado con su
inocentona belleza y personalidad como para apurarlo o hacerlo sentir incómodo,
solo se esmeraba en mimarlo y explicarle todo lo que quisiera saber con la
mayor exactitud y paciencia posible, y eso les resultaba bien, entre citas y
encuentros los numerosos muros que impedían entender al otro iban cayendo uno a
uno, logrando tal resultado que ya llegado un tiempo, inventaron un sistema de
gestos para que Sungmin entendiera que hacer sin pronunciarlo a cada rato y
agotarse mutuamente.
—Si guiño el ojo
izquierdo, debes darme un beso en los labios— Indicó el menor
aquel día, cerrando el ojo izquierdo. Sin esperar Sungmin acercó el rostro y
pegó sus labios sobre los del más alto.
—Si guiño el ojo
derecho, debes abrazarme— El mayor rodeó torpemente el cuello de su
novio en cuanto vio la seña.
—Y si arrugo
repetidamente la nariz, te acurrucarás a mi lado y tomaremos una siesta—
Sentenció el menor, aludiendo a una de las pocas cosas en común que tenían: La
pasión por dormir.
Ambos eran unas marmotas de primera y
descubrieron esa cualidad en el otro cuando una tarde cualquiera en casa de
Kyuhyun se dejaron vencer por un inoportuno sueño y al despertar rato después
descubrieron lo bien que se había sentido dormir juntos. Desde ese entonces,
cada vez que sentían pereza, se quitaban las chaquetas, los pantalones y los
zapatos, y disfrutaban de un momento relajante e íntimo, ya que los padres de
Kyuhyun casi nunca estaban en casa y la hermana mayor de Kyuhyun estudiaba
medicina y se desvivía en la biblioteca de su universidad. No eran molestados y
ellos no molestaban a nadie, los únicos que quedaban algo desconcertados eran
los padres de Sungmin quienes preocupados lo veían llegar con toda la ropa mal
puesta, el cabello desordenado y una cara de haber despertado hace solo unos
minutos, pero él decía que se encontraba bien y solo quedaba confiar en su
palabra.
—Estas son señas
que tendrán validez solo entre los dos, pronto inventaremos más—
Puntualizó Kyuhyun— Si en algún momento hago uno de estos gestos y tú no
quieres eres libre de negarte. Dime si lo has entendido.
—Sí, lo entendí—
Asintió Sungmin sonriendo— Cuando tú me explicas todo en el mundo parece más
sencillo y amigable— Agregó con una neutralidad que no
combinaba para nada con las cálidas palabras emitidas.
Kyuhyun permaneció mudo un largo rato,
pensando en todo lo que había ayudado a Sungmin desde que lo conoció, que esa
ayuda no era nada comparado con lo feliz que le hacía el mayor cada día. Al
volver en sí, su ojo derecho guiñó y se abrazaron fuerte.
—Tú también alegras
mi vida— Le susurró al oído.
Sungmin recibió el cumplido sin ninguna
objeción, cerró los ojos y permaneció buen rato con la cabeza recostada sobre
el hombro del menor, afianzándose mutuamente. Si bien su vida era más cálida ahora,
sabía que quedaba mucho por aprender, no obstante, la inquietud por aclarar sus
dudas no era grande, sabía que junto a Kyuhyun lograría entender ese misterioso
mundo que les rodeaba y las variadas expresiones que los que le habitaban
usaban para comunicarse, sobretodo esas que los amigos de Kyuhyun le hacían a
este tras haber vuelto al instituto y sólo mientras ellos compartían juntos en
los recesos.
Continuará...
Aish, maldición. Tú y tu mania de actualizar tan pronto.
ResponderBorrarPor qué el dibujo es tan bonito.
Manía? No recuerdas que solía actualizar cada año bisiesto? xDDD
BorrarAdoro la paciencia de KyuHyun para enseñarle a Min cosas que antes le daban ansiedad. Me morí de risa imaginando la cara de los padres de SungMin al verlo llegar con toda la ropa y el cabello hechos un lío.Me pregunto como será la reacción de los padres de ambos cuando sepan que son novios.
ResponderBorrarGracias por la actu y sorry por la demora, ha sido una semana complicada.