domingo, 27 de julio de 2014

Felicidad [03/??]

Capítulo 3: Difícil pero cálido, cansador pero alegre.

Eran las 21:00 PM en punto. La ciudad combatía las penumbras de una calurosa noche de verano con el potente brillo de sus postes de luz y numerosos edificios y tiendas. Más concentrado en eso que en lo que le rodeaba, Kyuhyun caminaba a paso sereno en medio de la muchedumbre, con su maletín, una bolsa y su chaqueta colgando del brazo izquierdo y un abanico de cartón refrescándolo con la ayuda de su mano derecha. La gente pululaba a su alrededor como si estuvieran confabulados para sofocarlo más, aunque era claro con solo ver sus caras que cada quien a su alrededor sufría de su infierno personal, y si estaban ahí, marchando moribundamente a su lado, era para encontrar la tienda con la respuesta a una necesidad de cualquier tipo y nada más. Por su lado, el castaño ya tenía su adquisición y ahora vagabundeaba sin rumbo, solo pensando.

Estaba seguro como el infierno que a Sungmin le encantaría el presente que había comprado por su primer aniversario de pareja. Era algo irresponsable de su parte comprarlo el mismo día del festejo, pero nada podía hacer respecto a eso. El tiempo no le sobraba desde que Jooyeon había llegado a sus vidas. De hecho, resultaba irónico que hallara libertad un día Viernes después de hacer un turno de 12 horas frente a un escritorio que le dejó el trasero cuadrado y los ojos pesados.

No obstante, no se quejaba. Ni de su empleo ni de nada. Había llegado a un punto en el que, aparte de acostumbrarse a su nueva vida, se sentía en total armonía con ella, y mientras caminaba,  derritiéndose por el calor y apretujado por la gente, siguió reflexionando sobre eso.

Tras esa noche en la que se derrumbó frente a Sungmin y se abrieron mutuamente los corazones, la relación volvió a estar en paz y el alma de Kyuhyun se liberó de un enorme peso. Sungmin es indudablemente su todo y saber su absoluta permanencia a su lado, lo volvía el sujeto más feliz y aliviado sobre la faz de la tierra. Sin embargo, toda ese pesar que había en su corazón, se volcó a su cuerpo y al de su novio. Tenían una bebé ahora, la cual deberían incluir en su día a día y saber cuidar a la perfección sin afectar la eficiencia en sus empleos.

 Kyuhyun tenía 6 meses más de prueba aún después de la práctica y la titulación. Trabajaba en un hospital de excelencia, sería un novato y tendría sueldo de tal hasta que convenciera totalmente a sus superiores de sus capacidades. En cuanto a Sungmin, un recién graduado, sería subestimado por todos sus colegas odontólogos hasta que el tuviera tanta experiencia y postgrados como ellos.

Era un reto enorme sin duda. Kyuhyun suponía que el haber permanecido como un equipo sólido y funcional les permitió seguir vivos hasta poco más de 2 meses después. Y como se puede asumir, no, no fue nada fácil avanzar. Ni siquiera con las cosas pequeñas.

Al día siguiente de haber registrado a Jooyeon, ambos decidieron que ya era hora de contar las buenas nuevas a sus cercanos. Obviamente, recibieron variados niveles de impacto y espanto por parte de los contactados. Uno de los más destacados fue sin duda el de Ahra, la hermana mayor de Kyuhyun.

-¿Q-Q-Que tienes…u-una hija?- Preguntó ella, atónita y quedándose rápidamente sin voz.
-Sí, noona. Es lo que acabo de explicarte- Respondió el menor lo más amable posible a través del teléfono. Temía que su impresionable hermana sufriera un infarto- No debes preocuparte ¿Sí? Sungmin- Hyung está conmigo y lo hacemos bien. Tienes nuestra dirección, así que si nuestro padre te da un respiro, puedes venir a visitarnos cuando quieras.
-A-ah…
-¿Está bien, Ahra- Noona?
-…
-¿Ahra- Noona?
-…
-Ahra- Noona, no me asustes- Insistió el castaño, agudizando el oído para oír mejor lo que ocurría desde el otro lado- ¡Hey! ¡Ahra- Noona!

Nada, no recibió ninguna palabra. Lo único que se oyó fue un gran estruendo que hizo suspirar cancinamente a Kyuhyun. Ahra aún no toleraba noticias impactantes sin desmayarse.

-¡Por Dios! ¡Ahra!- Su madre gritó horrorizada desde el otro lado, haciendo a Kyuhyun cortar en un segundo la llamada.


Aquel recuerdo hizo ver al castaño las cosas desde un punto de vista diferente: Había logrado todo eso sin la ayuda de sus padres, a pesar de que estos aseguraron que sin su apoyo económico él se volvería un pobre diablo sin oficio ni techo en cosa de día, y que por ende, regresaría a ellos suplicándoles perdón y arrepintiéndose de ser un invertido.

El día en que se enfrentó a sus padres diciéndoles que amaba a Sungmin y se iría a vivir con él quisieran o no, era para recordar. El quiebre con su familia fue tal que su encolerizado padre tomó esposa, hija, pertenencias, negocios y se marchó a China, donde nadie sabría que tiene un hijo marica que pudiera arruinar su apellido.

Sin duda, sus padres estaban cegados  por el dinero y por el deseo enfermizo de ser perfectos en todo aspecto frente a la sociedad, por lo que incluso Ahra debía tener cuidado con sus acciones y mucho más cuando se comunicaba en secreto con Kyuhyun.

El castaño dejó sus pensamientos sobre ello. Un problema sin solución de esa naturaleza solo le traía jaquecas y tristeza. Sabía que la forma de pensar de sus padres no cambiaría y la suya tampoco. Dejar a Sungmin no entraba en sus planes bajo ningún concepto. Su felicidad y estabilidad estaban con él y su pequeña hija.

De todas formas, era claro que lograron levantarse sin la ayuda económica de la acaudalada familia Cho, pero hubiera sido imposible hacerlo sin sus amigos.

Como si también fueran padres de la niña, Changmin y Sunny se comprometieron totalmente con sus aproblemados amigos, así que cuando la rubia debió regresar a su trabajo, se llevó consigo a la bebé. Por suerte ella había conseguido trabajo en la guardería que disponía el hospital para los hijos de sus empleados, así que aparte de tener a alguien de confianza velando por la pequeña, la tenían cerca.

En ese momento no se confiaban mucho de dejar en manos ajenas a Jooyeon, pero siendo 2 personas que trabajaban todo el día no tenían otra opción, y en parte, eso les aligeraba la pesada rutina que comenzarían y hasta el momento llevaban.

A las 6:10 se levantaban, aseaban y vestían, terminando a las 7:00  para continuar con la bebé. Le cambiaban el pañal y le daban su leche, si alcanzaba el tiempo comían ellos. Después iban a tomar el autobús y llegaban a las 7:45  al hospital. Cruzaban un corto trecho entre la lavandería y la cafetería para llegar al jardín de niños y entregar a la niña. Se devolvían por donde mismo hasta quedar a mitad de distancia de sus destinos, se besaban dulcemente sin que nadie los viera, se iban por sus caminos y a las 8:00 en punto uno llegaba al piso de odontología y el otro a las oficinas de administración.
Durante el día, a las 11:30, Sungmin (Quien ya tenía al tanto a su jefa de su repentina paternidad), usaba media hora de su receso para el almuerzo en ir donde su hija y darle su leche en la sala de lactancia junto a algunas extrañadas madres que le daban pecho a sus bebés.
Ya a las 14:30 usaba su media hora restante para ir a almorzar con su novio y Changmin. Cuando los 30 minutos transcurrían, esta vez Kyuhyun iba a la guardería a utilizar su tiempo restante para darle una papilla de frutas o verduras a su hija.
Alrededor de las 17:30 el trabajo terminaba si no había turnos. El primero en salir iba a la guardería a buscar a Jooyeon y avisaba al otro por teléfono. No había tiempo para esperar a nadie si querían que la bebé durmiera temprano. Cerca de las 18:00 PM el primero en llegar a casa se iba directo con la niña a la tina, mientras el último llegar lo hacía una hora después cargando provisiones que faltaran en la casa. Ya a las 20:00 PM la bebé caía dormida  después de comer su última papilla y jugar con sus padres, dejándoles libres para hacer tareas domésticas, descansar y atorarse con comida. Poco después de las 21:00 PM, Changmin y Sunny los visitaban para ayudarlos con alguna que otra cosa o bien para distraerlos con una agradable conversación. A las 22:00 PM los amigos volvían a su departamento y los padres seguían con sus quehaceres, preparando comida y reabasteciendo el bolso de la bebé después de darle su último biberón. Entre las 23:00 PM y las 23:30 PM caían rendidos en la cama. El llanto de Jooyeon los despertaba de 1 a 3 veces durante la madrugada. Luego llegaban las 6:10 y todo volvía a comenzar.

¿Suena cansador? Pues lo es. A veces, cuando el cansancio era extremo, se sentían como un castillo de naipes, a punto de derrumbarse con un solo soplido.  Pero lamentablemente rendirse solo traería más problemas, así que no podían darse el lujo de hacerlo. Solo quedaba palmearse fuerte las mejillas y seguir en busca de los muchos objetivos que tenían, porque en verdad eran varios, más de los que se veían a simple vista. Por ejemplo, cuando iban a ver a la bebé al jardín no era solo para alimentarla. Ellos no tenían que hacerlo necesariamente, las parvularias podían perfectamente alimentar a la bebé, pero eso significaba menos tiempo con sus padres y eso no podía ser. La madre que había conocido Jooyeon en sus primeros meses de vida se había esfumado, dejando un vacío preocupante en el interior  de la bebé que ellos debían llenar. Sí o sí, sus ojitos tenían que verlos como sus nuevos y definitivos protectores. Lograr que los aromas, voces, rostros y latidos de Kyuhyun y Sungmin la hicieran sentir más segura que con nadie en el mundo. Era eso o la bebé terminaría buscando la seguridad y amor perdidos en el seno de una de las parvularias que la cuidaban y de ser así, la pareja tendría muchos problemas con su comportamiento.

Al menos, hasta el momento, sabían que contaban con la simpatía de su bebita. Podían hacerla reír, sabían cómo calmar su llanto y cada vez era menos complicado entender lo que quería, cuidarla y dormirla.  No obstante, en la guardería pasaba mucho más tiempo despierta que con ellos, y las parvularias de seguro lograrían eso con más rapidez. Era una desventaja sin duda alguna, una desventaja que solo les provocaba jaquecas y que preferían ignorar Lo mejor era seguir haciendo lo imposible para conseguir más valiosos minutos a su lado, y a la par, continuar su infinito aprendizaje sobre cómo cuidar niños.


En camino a la parada de autobuses, el castaño se desvió sin apuro a una de esas tiendas que están abiertas las 24 horas. Se paseó un rato por los pasillos hasta llegar a la sección de productos de higiene, tomó varios paquetes de pañales hasta encontrar la marca que Jooyeon usaba y de paso, le recomendó los mismos a una acomplejada madre primeriza que había tenido malos resultados con otra marca en su bebé de 9 meses.

-Muchas gracias por el dato- Agradeció ella, poniendo una mano en su mejilla y suspirando con cansancio. Kyuhyun no había visto un rostro tan pulcro , brillante y lechoso desde que conoció a uno de los amigos de Sungmin- Aigooo, de verdad que soy un desastre en esto, además mi Dongjin empezó a gatear hace poco y parece un pirigüín de tanto moverse ¡Más fugas tiene!

Kyuhyun sonrió entretenido en tanto la mujer hablaba. Parecía de su edad, pero hablaba de forma pintoresca y única, como si imitara a una anciana dicharachera y medio chiflada.

-No debe preocuparse, nos sucede a todos- Contestó Kyuhyun cortésmente- Yo no sería nada si no tuviera una amiga parvularia que sabe de estas cosas.
-Pero no cualquiera comparte sus trucos. Tengo vecinas con hijos que solo saben chismear malsanamente y cuando intento hablarles son cortantes y maleducadas- Suspiró , negando con la cabeza y los ojos cerrados- Bueno, debo irme. Muchas gracias de nuevo.

Ambos se hicieron una pequeña venia y la mujer siguió su camino tarareando una alegre melodía. Kyuhyun la observó sintiéndose todo un maestro sobre cuidado de bebés, aunque tal y como verbalizó hace unos segundos, no sería absolutamente nada sin Sunny.

Decididos por seguir aprendiendo, las lecciones sobre paternidad continuaron durante aquellas agitadas semanas, y como todos trabajaban el día entero, las clases se trasladaron hasta los fin de semanas. Todo el Sábado y Domingo, Sunny demostraba la gran pasión que tenía por su profesión enseñándoles de una forma bastante…espartana. A gritos militares y amenazas , aprendían a vestir a Jooyeon…

-¡No! ¡El pañal no va así! ¡Porque si se hace en él, tendrá fugas y su ropa se ensuciará! ¡Vas a hacerlo bien esta vez  o haré que te tomes el monstruoso intento de leche que preparaste hace un rato!
-¡No! ¡Por favor! ¡La muerte antes que tomarme esa cosa!

A bañarla..

-¡Rápido! ¡Rápido! ¡Ya llevan más de 15 minutos bañándola!
-Es que ella quiere jugar.
-¡Ya podrá jugar después! ¡El agua se enfría y puede resfriarse! ¡Y si sucede, mientras yo la llevo a pediatría, ustedes se irán a cuidados intensivos! ¿¡Entendido!?
-¡S-Sí!

A jugar…

-¡No juegues con ella de esa forma! ¡Si la agitas demasiado o le das muchas vueltas, tu camisa tendrá un lindo decorado de leche vomitada! ¡Y te prometo que el olor te hará vomitar a ti!

A alimentarla…

-A lo largo de sus primeros años, la bebé se alimentará solo de lácteos, verduras, frutas, carnes y cereales. La bebé no comerá frituras, no comerá caramelos, no comerá cosas de preparación instantánea como jugos en sobre y ramen de 5 minutos y no tomará gaseosa. Galletas y chocolates solo comerá en ocasiones especiales.
-¿Y-y yogurt?
-Es lácteo, pero toma leche y le basta con eso ¡Así que no! Y por último, lo que por sobre todas las cosas no deben darle, son esos colados y picados* que venden en los supermercados.
-¿Por qué?
-¿¡Por qué!? ¡Porque es condenar a tu hija a una vida de obesidad y mala salud! Esas porquerías son mierda mezclada con agua y mucha sal ¡Es veneno! Lo compran solo padres perezosos que no tienen ningún respeto por la integridad de sus hijos y que se excusan de no tener tiempo para cocinarles porque trabajan o tienen más hijos ¡Pero son pamplinas! ¡Siempre hay tiempo si amas a tus hijos! Y ustedes tienen manos, agallas y cariño por Jooyeon, así que aprenderán a cocinar de todo lo que yo sé,  por ello no quiero verlos ni una sola vez dándole esa basura a la niña o los mataré ¿¡Estamos claros!?
-Sí, lo estamos
-¡No los escucho!
-¡Sí, lo estamos!

Y cosas en general…

-¡Corta con cuidado sus uñas!

-¡Limpia su saliva o mojará su ropa y estará húmeda! ¡Humedad significa resfriado!

-¡Abrígala más!

-¡No le hables como estúpido a la bebé o ella hablará igual! ¡Modula bien!

-¡No la cargues de esa manera o se te caerá de los brazos y voy a destriparte!

-¡Es hora de su siesta!

-¡Es hora de su otra siesta!

-¡Sigan correctamente los horarios de dormir!

-¡Hazlo de nuevo!

-¡Así no!

-¡Así tampoco!

-¿¡Quieres morir!?

Aprender sobre bebés nunca fue más tenebroso

Changmin lo único que podía hacer era brindar apoyo moral a los que sufrían el infierno y alejar cuanto se pudiera a Jooyeon cuando Sunny parecía lista para desollar a sus padres.

-No, Jooyeonnie, no mires a tus papis- Le ordenó Changmin con un tono cariñoso en tanto, a distancia prudente, aguardaban por el fin de una de las lecciones de cocina- O Soonkyu va a darse cuenta de nuestras presencias y nos convertirá en piedra. Mejor vámonos en silencio a tu habitación ¿De acuerdo?

Agregó caminando temblorosamente a un lugar seguro con la bebé en brazos.

Fueron varios fin de semanas  en los que la pareja deseó que la tierra se los tragara, más eso no ocurrió nunca y a contrario de todo pronóstico, los resultados de las sádicas clases fueron haciéndose visibles así como el perfeccionamiento de lo aprendido.

Kyuhyun reía incrédulo cada vez que recordaba que ahora podía preparar distintos platillos y leche que, además de ser aptos para humanos, sabían bien. En ese mismo instante reía mientras echaba kimchi a su canastillo de compras sabiéndose capaz de prepararlo en 5 formas diferentes.

Buscó algunas guarniciones, una botella de Gatorade, un paquete de fideos y luego fue a pagar. A la salida, mientras buscaba la bebida energizante en la bolsa, pasó por las afueras de una tienda de videojuegos. Su corazón se apretó dolorosamente al ver en la vitrina un juego que deseaba hace tiempo y no podía comprar. Su sueldo era para Jooyeon, el alquiler y su supervivencia diaria.  Lo que sobraba lo había invertido en el regalo para su novio, y que ni soñara en comprar el juego el próximo mes, pues con Sungmin comprarían más ropa para la bebé. Pronto empezaría a estirarse sin parar y debían estar preparados.

El hombre suspiró y con los ojos tristes se despidió abatido del juego. Trató de animarse pensando que ese sufrimiento no era comparable con todo lo que había atravesado a lo largo de esta nueva etapa en su vida. La bebé era muy bonita y encantadora, pero desde que llegó nada había sido un lecho de rosas precisamente, y lo que provocaba que algunas cosas se agravaran o se volvieran una desventaja, era su lejanía con Sungmin. Claro, habían solucionado la incomodidad y se veían a diario, más no tenían muchas oportunidades para ser amantes.  A veces Kyuhyun se contemplaba a Sungmin y a sí mismo atendiendo juntos a la bebé y no parecían una pareja, solo eran un engranaje cuyas dos piezas calzan perfectamente y podían avanzar sin problemas.

Solo eran un equipo.

Atrás habían quedado las cálidas tardes en las que echaban raíces sobre la cama charlando, comiendo, viendo películas o ahogándose a besos. Las noches ya no eran terreno ideal para desatar sus pasiones y unirse en esa danza tan magnífica como antigua que ellos llamaban hacer el amor, solo dormían o bien, se levantaban para dormir a Jooyeon y así poder seguir durmiendo. Ni los mensajes de texto sugerían cosas pícaras o dedicaban palabras de amor, solo hablaban de ingredientes faltantes para la comida de la bebé, asuntos del departamento y turnos que debían tomar en el trabajo. El romanticismo estaba casi esfumado y Kyuhyun, quien estaba disfrutándolo por primera vez en su vida, no podía tolerarlo. Amaba a Sungmin, moría por él, respiraba por él, se obsesionaba por su presencia. Quería tirársele encima y hablarle de algo que no fuera la rutina, quería que sus ojos se volvieran huevos fritos de tanto ver televisión echados en la cama, quería gastar sus labios a besos y quería hacerle el amor hasta que la última gota de su esencia estuviera en el interior del otro, todo a la misma vez para demostrarle su desesperación. Su único consuelo en su desesperación era saber que Sungmin estaba igual por él. Cuando encontraban un minuto libre, no reparaban ni siquiera en palabras y tomaban los labios del otro con una necesidad bestial.

Una noche cualquiera, después de dormir a la bebé y en tanto se cocían unas manzanas en una olla, vieron una oportunidad para reencontrar sus cuerpos después de semanas. Los carnosos labios del menor se devoraban calinosamente la boca de su presa y sus manos tocaban sin pudor la delgada cintura y el generoso trasero bajo los pantalones del azabache. Y este no se quedaba atrás. Después de haberle arrancado sin cuidado el cinturón al más alto, le bajó el cierre y metió las manos adentro para atender el sexo de su novio. Lo que había entre las piernas de Kyuhyun y las propias ardía más que elfuego calentando la olla. Perder la cordura era cosa de segundos.

-Va-vamos a la habitación- Susurró Kyuhyun con la voz de barítono, grave y sensual, cargada de lujuria. Con calentura y todo no había olvidado que estaban en la cocina y que Jooyeon podría oírlos.
-Ajá- Se limitó a contestar el otro, tratando de recuperar el aire.

Más no hubo tiempo para eso. Apenas aceptó Kyuhyun volvió a besarlo y mientras apagaba torpemente la cocina y las luces, lo arrastró a la habitación.  Al diablo con eso, era capaz de madrugar para terminar de hacer la comida si podía cogerse a Sungmin esa noche.

Avanzando a tropiezos por el comedor y usando sus manos para guiarse, se arrastraron por las paredes cayendo finalmente sobre el colchón bajo las penumbras de la noche.  El mayor enredó sus piernas alrededor del trasero del castaño, gimiendo despacio y con las mejillas arreboladas por el calor exquisito que causaban los besos y lamidas del otro en su cuello. A propósito de ello, pensó  en como medio mundo le preguntaría al otro día porque llevaba bufanda en pleno y  sofocante verano.

- Eres una sanguijuela- Rio Sungmin con un tono de voz aniñado, quitándole la corbata a su novio.
-Sí, y no te imaginas el hambre que tengo- Le contestó Kyuhyun,  empezando a besar con una sonrisa perversa el pecho del mayor.

Retiró con más cuidado la pulcra camisa del pelinegro y terminó de quitarse la suya. Se tomó un respiro para contemplar la belleza de Sungmin y pronunciar que lo había extrañado. Los ojos del mayor destellaron igual que su sonrisa al responderle que el igual lo había añorado como no tenía idea. Volvieron a unir sus labios en un beso apasionado, dispuestos a probar una y otra vez la ambrosía como tan merecido lo tenían. No obstante, nada de eso sabía Jooyeon cuando empezó a llorar y espantó a sus padres a través del monitor. Kyuhyun se quedó estático sobre el mayor, pensando en lo cerca, en lo tan malditamente cerca que había estado de arrancarle los pantalones y los bóxer de un solo tirón ¿¡Qué!? ¡¿Acaso ni con ver la desnudez de su novio podía complacerse!?

Respirando muy hondo, el menor se incorporó.

-Yo voy, desnúdate por mientras- Ordenó al mayor y salió literalmente corriendo a la habitación de su hija.

Tratando de ser lo más rápido y eficaz posible, le cambió el pañal a la bebé y volvió a dormirla. Al lograr ambas cosas, salió cuidadosamente de la habitación y volvió corriendo a la suya donde, para el pesar suyo y de su rabiosa erección, Sungmin yacía dormido en posición fetal en el mismo sitio donde lo dejó, con los pantalones atorados en las rodillas y los bóxer atrapados a mitad de su trasero. El cansancio había ganado otra vez, porque si no era la rutina pisándole los talones o la bebé reclamando sus atenciones, era ese desgano del demonio envolviendo todo su cuerpo el que triunfaba.

Resignado, le puso la pijama, lo acomodó bajo las mantas, se dio una ducha fría y se fue a acostar.

-Lo siento…- Susurró Sungmin con los ojos cerrados cuando sintió al otro acomodarse a su lado.
-No importa- Respondió el menor- Duerme bien.
-Podré hacerlo si me das un beso- Pidió el otro, casi sin voz.

Kyuhyun complació el deseo tomando dulcemente sus labios. Al separarse, Sungmin le sonrió y se acurrucó en sus brazos.

A veces Kyuhyun no sabía cómo sobrevivía sin ese Sungmin tan afable y sensual, y menos como ambos sobrellevaban el diario vivir en esas condiciones. Tanto era el pesar que tenían que al día siguiente de ese fallido encuentro, Kyuhyun no soportó el sueño y la frustración, quedándose dormido sobre su tazón de arroz en plena cafetería. Changmin, quien recién había cogido su almuerzo, corrió hacia él apenas se percató y levantó la cabeza de su amigo jalándole sin cuidado de los cabellos. Sin prestar atención al dolor y a que tenía el rostro lleno de arroz y trozos de verduras, el castaño siguió durmiendo bajo la atónita mirada del delgado pelinegro.

-Menos mal que no era ramen- Susurró Changmin.

Y Sungmin tampoco lo aguantaba muy bien. Después de llegar a casa, Kyuhyun lo sorprendió sobre la cama durmiendo con la bebé sobre su estómago y el libro de cuentos sobre la cara.

Por un lado, era gracioso ver menuda escena, y por otro, tremendamente devastador ¿Qué tan cansado debió estar para quedarse con la bebé desprotegida sobre su cuerpo?  El corazón del menor se oprimía  pensando en esas cosas. Tanto cansancio, tantos sacrificios, tantas preocupaciones ¡Tanto presión sobre sus espaldas! A veces sentían que no respiraban viendo como el tiempo  marchaba tan rápido y tan lento a la vez. Debían estar corriendo de un lado a otro, procurando ser perfectos en el trabajo y no atrasarse en la rutina que la bebé tenía. Los días se iban volando con ellos siempre en estado de alerta, incluso cuando dormían estaban incómodos por el miedo a retrasarse o fallar. No palpaban un descanso verdadero ni los fin de semanas, y por ello esos días que pasaban tan rápido se sentían como un día absurdamente largo y que nunca acababa. Ellos como humanos no siempre resistían. Habían noches en las que uno o ambos no conciliaban el sueño por muy molidos que estuvieran, ya que esas tantas cosas que llevaban en la cabeza se divertían torturándolos, logrando en ocasiones hacerlos llorar refugiados por la oscuridad y solo el consuelo que el otro le brindaba conseguía frenar el llanto, eso si tenían suerte claro, a veces la desesperación lo cazaba en medio de la soledad, y en Kyuhyun, mientras las gotas saladas resbalaban  por sus mejillas, esas agobiantes preocupaciones no eran las únicas circulando por su cabeza. Las voces de sus antiguos vicios le llamaban desde algún rincón oscuro de su interior, tentándolo a mandar todo a la mierda y regresar a una miseria que, al menos, le alejaba de la realidad por unos momentos, a diferencia de esta que era realidad pura.


Kyuhyun caminó hasta el paradero de autobuses más cercano y esperó por el que lo llevara a casa. Sacándolo sorpresivamente de un mar de pensamientos, su celular timbró una vez anunciando que un mensaje había llegado a su Kakao talk. Abrió la notificación y sonrió viendo el contenido. Sungmin le había enviado una foto de Jooyeon estirada de pancita y cubierta solo por una gran toalla, aparentemente a punto de llorar por su claro deseo de dormir en vez de haberse bañado.
Debajo de la foto se leía: “Jooyeonnie estuvo esperando largo rato por la llegada de Kyu- Appa antes de ir a dormir, pero después del baño no resistió el sueño y se largó a llorar. Ahora espera para que le des su último biberón”


El hombre sonrió enternecido y contestó: “Kyu-appa llegará lo antes posible”.

Tal vez no había gozado como él quisiera de su novio los meses recién pasados, pero no había duda de que siempre lo había tenido a su lado. A pesar de todo, Sungmin estaba sujetando su mano sin vacilar, y después de botar la última lágrima de angustia, recordaba aquello y alejaba esas horrendas tentaciones. Y volvía a ponerse de pie. Y seguía sobreviviendo. La convicción de que nada podía derrotarlos regresaba a él, porque estaba haciendo lo correcto, luchaba por mantener la felicidad a su lado. Tenía a la persona ideal amándolo tan intensamente como él lo hacía, trabajaba en un lugar donde le ponían retos que explotaban sus habilidades al máximo, contaba con dos estupendos amigos que no lo cambiarían por 100 g de marihuana ni por nada en el mundo y gozaba de una nueva oportunidad en la vida para hacer las cosas como él las quiere y no siendo manejado como un títere por sus padres, y aunque la bebé nunca la había planeado, no era un obstáculo o una pesadilla que estaba arruinando su vida, era un motivo más para seguir luchando ¡Porque Dios que estaba cansado! Pero cada vez que la veía estaba seguro de que era la personita más hermosa que había visto en su vida, y desde el fondo de su corazón quería mantener el brillo en sus ojos y esas tiernas sonrisas que enseñaba cada vez que le hacían alguna gracia. Además, quererla era demasiado fácil. No importaba si estaba riendo o haciendo un berrinche de los mil diablos, Kyuhyun cada vez la  quería más. Precisamente, una madrugada en la que prefería estar durmiendo más que cualquier cosa en el mundo, la bebé empezó a llorar desconsoladamente. Viendo como Sungmin yacía inerte como un muerto a su lado,  se resignó a ser el quien la fuera a consolar.

-¿Qué tal, preciosa? ¿Por qué tan sola esta noche?- Le habló con tono seductor después de entrar a la habitación y tomarla en brazos- ¿Quién te ha hecho llorar? ¿Eh?

La revisó por unos momentos. No había nada en su pañal, se había alimentado bien durante el día y no estaba hinchada de gases. Barrió la estancia con sus ojos pensando que tal vez algo la había asustado, más no encontró nada sospechoso y se dispuso a pensar en otra posibilidad, pero antes de formular una hipótesis, unos fuertes alaridos provenientes de afuera llamaron su atención. Al acercarse a la ventana, vio sobre el techo de una casa que estaba cruzando la calle a 2 gatos peleando mientras se dedicaban agudos y fieros alaridos de lucha. Kyuhyun tapó con la manta la cabeza de su bebé y abrió la ventana para imitar el ladrido de un perro, logrando que los felinos escaparan despavoridos al imaginar a  uno de sus caninos enemigos cerca. Satisfecho, el castaño cerró la ventana y volvió la atención a Jooyeon.

-No debes temerle a los gatos bonita-Le susurró cariñosamente, meciéndola en sus brazos- Ellos rasguñan y muerden cuando los molestas, pero más daño no hacen.

La bebé soltó un par de gemidos en respuesta, mirándolo atentamente. Kyuhyun le ofreció su dedo índice para que lo chupara.

-Además…Yo nunca permitiré que uno te lastime- Agregó perdiéndose lentamente en el rostro de la niña que de a poco se iba destensando- Eso, relájate. Appa estará aquí hasta que te duermas.

Kyuhyun permaneció inmóvil y mudo por varios segundos antes de continuar. Aún observaba como la respiración de su niño se compasaba a un ritmo suave y cándido. El olor a bebé envolvía sus sentidos y provocaba que esos sentimientos en su interior crecieran aún más rápido.

-Appa siempre estará contigo- Finalizó con un tono suave, pero muy seguro.

Y él no era el único que se derretía por los encantos de esa pequeña niña. Una dulzura especialmente intensa se inyectaba en su corazón cuando veía a Sungmin totalmente embobado por Jooyeon.

-¡Aigo! ¡Aigo! ¡A nuestra Jooyeonnie le están saliendo sus paletas!- Celebró el mayor una tarde después de revisar los dientes de su hija- ¡Y derechos!
-¡Gah!- Gritó la niña, curiosa por lo que el azabache le decía, agarrándole los dedos con sus pequeñas manitas.
-Sí, derechos- Reiteró Sungmin, sonriéndole radiantemente- Mañana te compraré un juguete especial para que lo muerdas ¿Eh?

Ignorando lo que el pelinegro le decía, Jooyeon siguió balbuceando, meneando enérgica sus piernas y tratando de tocar el rostro de su padre. El bajito no pudo más de la ternura y la levantó de su silla y empezó a dejarle besos en la mejilla mientras la elevaba, haciéndola reír estrepitosamente.

-¡Aigo! ¡Que haremos contigo? Creces tan rápido que pronto serás más grande que este edificio- Carcajeó el azabache, viendo cómo se movía alegremente dentro de su traje de conejo rosado.

Contemplando situaciones así, Kyuhyun sentía deseos de saltar y hacer chocar sus talones en el aire. Se convencía de que todo lo hecho y sacrificado valía totalmente la pena ¿Qué importaba un videojuego? ¿Qué importaba unos padres incomprensivos? ¿Qué importaba el cansancio? ¿Qué importaba todo? Cada noche podía ver a las personas que más quería a su lado, nada podía arruinar eso.

Después de unos minutos esperando, el autobús llegó. Con una sonrisa amable pagó su pasaje y el conductor le devolvió el gesto al entregarle su boleto. Siempre que pensaba en las grandes ventajas de su familia parecía que el mundo le sonreía, debía hacerlo con más frecuencia.

En lo que duró el recorrido, se bebió con mesura la bebida energizante, sintiendo al rato ocmo sus músculos cosquilleaban y sus ojos  rebozaban de fuerza para mantenerse abiertos por un buen rato. Tenía planes para hoy así que debía estar despierto sí o sí.

Se bajó animado del transporte en cuanto paró, cruzó la calle y llegó a su edificio. Ansioso por ver a su familia subió a su piso lo más rápido que pudo. Sunny y Changmin no irían hoy a visitarles, él les había avisado que hoy estarían ocupados por ser su aniversario, recibiendo al instante bromas sucias de la rubia que le hicieron ganarse un buen tirón de orejas de parte de su esposo.

Abrió la puerta de su departamento, encontrándose con las penumbras inundando la sala. Solo una pequeña luz destellaba por debajo de la puerta de su habitación. Dejó su maletín, el regalo y las compras del día sobre la mesa, y caminó hacia la habitación, más no había nadie. Supuso que el mayor se encontraba con la bebé por lo que sin demora cruzó el comedor. En cuanto abrió la puerta, el azabache se giró sorprendido hacia él, logrando una sonrisa instantánea en el rostro del menor. Estaba con unos shorts oscuros y un polerón de lana del menor que le quedaba grande y mostraba convenientemente parte de su hombro. En sus brazos la bebé tomaba su última leche con los ojos cerrados y su pijama puesta.

-Te tardaste- Comentó el mayor, sonriéndole.
-Aún puedo darle el resto de la leche- Respondió Kyuhyun, adentrándose silenciosamente a la habitación.

Dejó un beso en el cuello y otro en los labios del azabache para después besar ña frente de la bebita y recibir su cálido cuerpito en su regazo.

-¿Cómo estás, hermosa?- Le susurró acomodándola y procurando que el biberón no se saliera de su boca.

Sungmin abrazó el estómago de su novio y apoyó el mentón en su hombro, permaneciendo los 3 en un apacible y confortable silencio- De fondo la música del móvil que había sobre la cuna de la bebé orquestaba la paz en la que estaban sumergidos. Unos 5 minutos después, Jooyeon terminó su leche y Kyuhyun la acomodó para sobar y palmear su espalda. La bebé cayó en un profundo sueño después de eso, y sus padres se dispusieron a acostarla sin hacer mucho ruido. Suspiraron dichosos al verla por fin dormida, aquello indicaba que habían superado otro larguísimo día de la mejor manera y ver a Jooyeon ahí, tan hermosa, tan saludable y tan tranquila era su premio.

Ya listo para irse, Kyuhyun dio la vuelta, encontrando a su novio con la espalda pegada a la puerta, con una mirada sugerente en el rostro. Lentamente, el más alto caminó hacia él, lo acechó con los ojos ardiendo y acunó su rostro con el más puro deseo de sentirlo en todas las formas posibles. Repasó sus labios con las yemas de sus pulgares antes de hacerlos suyos con un hambre voraz, y el otro entrelazó sus dedos con los que yacían sobre su rostro y se dejó besar hasta que los pulmones le dolieran.

-Feliz aniversario…- .Le susurró tan pronto se separaron.
-Feliz aniversario, Hyung- Contestó Kyuhyun- Y que sean otros mil años más. De amor y sanación.

Sungmin le sonrió dulcemente en medio de la oscuridad, recibiendo un segundo y más corto beso.

-¿Qué me compraste de regalo?- Curioseó el mayor, matando totalmente el ambiente.
-Vamos a ver- Le sugirió Kyuhyun, riendo por la particularidad del otro.

Tomó su mano y abriendo la puerta, lo guio fuera de la habitación.

Sungmin volvió a enamorarse de su novio en cuanto vio la bolsa de Kentucky fried chicken sobre la mesa con lo que de seguro sería una gran porción de pollo frito, papas fritas y aderezos para sumarle más sabor a todas esas frituras llenas de grasas engordadoras. Cuando volvió en sí, se lanzó sobre el más alto y le plantó un beso nada suave. Kyuhyun lo recibió apenas con los ojos como platos y un pre infarto por la sorpresa.

Desde que llegó Jooyeon, ambos comían apenas el almuerzo y algún bocadillo en la mañana y noche por la clara falta de tiempo, y aparte de adelgazar como chicas de algún grupo de idols, se habían tenido que adaptar a la dieta sana de la bebé, por lo que extrañaban horriblemente comer cosas deliciosas llenas de calorías y aceites putrefactos de sucursales de comida rápida. Aunque a decir verdad, Kyuhyun nunca esperó que la reacción de su novio fuera tan explosiva.


-Woh, me alegra que te guste- Comentó volviendo a respirar mientras el otro reía- ¿Y que me trajiste tú?
-No es gran cosa- Se avergonzó el mayor, tomando un paquete envuelto en papel de regalo sobre el sillón- Es solo ese estúpido juego que querías.

Esta vez fue Kyuhyun quien estalló en euforia y besó al otro apasionadamente. A los pocos segundos lo soltó y se dispuso a romper la envoltura. Sí, efectivamente era el mismo por el cual lloró fuera de la tienda de videojuegos.

-¿Qué cosas dices? Es lo único que quería- Le agradeció el menor.
-¿En serio?- Se sorprendió Sungmin- Yo lo veo bastante simplecito.
-Es que tú no eres gamer, no sabes nada de esto.
-Pues soy gay y suena parecido ¿Te sirve?- Reclamó el mayor cruzando los brazos sobre su pecho en tanto el otro reía.
-Me sirve para lo que quiero hacerte más tarde- Le susurró sensualmente al oído,  dejando un beso bajo este y un sonrojo en las mejillas del mayor.

No mucho después, se acurrucaron sobre el sillón y mientras veían la televisión y comían lo que había traído el menor, pasaron un agradable momento juntos. Tal vez no era un aniversario como ellos hubieran querido antes de la llegada de la bebé,  vestidos con atuendos elegantes, comiendo en un restaurante de primera clase, compartiendo regalos caros y pasando una velada mágica,  pero estaban juntos, atragantándose con frituras y siendo felices. Eso bastaba, incluso para un ex niño rico como Kyuhyun y un soñador y ambicioso Sungmin. Además, en cierto punto de la noche, Kyuhyun reveló que la comida no era su único regalo de aniversario. Después de comer, sacó de su bolsillo un pequeño estuche con un anillo. Era bastante sencillo por sus pocos ingresos, pero era inoxidable y traía una leyenda que le daba más encanto que cualquier baño de oro o piedra preciosa.

-“Te amaré hasta el fin de los tiempos”…Vaya, que cursi eres- Bromeó Sungmin tras leerlo- No obstante, espero que lo cumplas.
-Así será- Respondió el más alto, acariciándole el cabello.
-Entonces lo usaré cada día para que no lo olvides- Sentenció el mayor, poniendo decididamente el anillo en el dedo meñique de su mano derecha.

Tras contemplarlo la sortija por unos segundos, el mayor volteó y se acomodó sensualmente sobre las piernas del otro. Frotándose descaradamente y entrando en calor, se besaron de forma apasionada por un largo rato. Embobado por el erotismo que despedía el cuerpo del bajito, Kyuhyun no aguantó mucho sin ser él quien estuviera encima controlando la situación. Volteando como pudo sin caerse, enjauló con su cuerpo a Sungmin, recorriendo con sus manos las torneadas piernas y besando sin piedad el cuello. El pelinegro de a poco soltaba ahogados suspiros cada vez más fuertes, las caricias de Kyuhyun le enloquecían y sus miembros encontrándose provocaban una sensación exquisita.

-¿Estás cansado?- Consultó Kyuhyun, con claras intenciones de querer llevarlo a la cama y tirárselo hasta que sus cuerpos cayeran exhaustos.
-N-no…-Contestó el mayor acariciándole la espalda – Me tomé 7 tazas de café antes de que llegaras.
-Perfecto- Kyuhyun sonrió perverso- Pero… ¿Crees que Jooyeon despierte?
-No lo sabremos hasta que suceda, así que por mientras vamos a seguir- Ordenó Sungmin acercándolo de un tirón para que siguiera besándolo.

Sin emitir protesta a la orden y sin soltar los labios del bajito, Kyuhyun le ayudó a levantarse y juntos se arrastraron a la habitación. Dejaron un nido de ropa en el suelo y la cama al celebrar de un delicioso y excitante juego previo, y más interesante que lo normal se tornó el encuentro cuando Kyuhyun notó que no era el único en hacer sorpresas al descubrir que los bóxer de Sungmin sabían a vainilla y eran comestibles.

-Eres un chico malo, Lee Sungmin- Atajó el menor con mirada y voz pérfida,  comiendo un pedacito de lo que rodeaba el miembro encendido y duro de su novio.
-Mira quien viene a hablar- Le respondió el mayor, algo cohibido por su atrevida idea.

El menor se entretuvo un largo rato con las piernas del mayor enredadas en su cuello en tanto le sacaba gritos celestiales y llenos de lujuria. El poder que podía lograr sobre Sungmin era uno de sus mayores fetiches, ya que en la cotidianidad el mayor era fuerte, decidido y una bestia si lo necesitaba, pero en la cama era tan vulnerable que lo podía poner a su merced hasta que sus deseos de enterrarse en él fueran incontrolables. Y en tiempo de sequía no pasó mucho para eso.

-¡Ah, la puta madre! ¡Me encanta hacerte el amor!- Gritó el castaño tocando la gloria con cada embestida certera y profunda que le daba al mayor.
-Joo…Joooyeon…no tiene…porqué escu-charte gritar…esas cosas…- Lo regañó Sungmin sujetándose de las sábanas mientras veía sus pies agitarse a poca distancia de su acalorado rostro.
-Hay que aprovechar que no entiende- Bromeó el menor.
-Idiota…-Respondió el otro riéndose, no logrando contener un grito cuando Kyuhyun llegó a ese delicioso punto en su interior- ¡Ay, Dios!

Aprovechando esa distracción, el más alto tomó su boca y soltó sus piernas para quedar en una posición más cercana a su amante, apoyándose en sus codos y acariciándole el rostro. Gimiendo hasta que la garganta le doliera, Sungmin lo abrazó con brazos y piernas, aferrándose a él como si fuera un koala.

-Te amo- Le dijo en medio de un beso.
-Y yo a ti, precioso- Le contestó Kyuhyun, sonriendo.

La bebé no despertó en todo el rato que estuvieron unidos, permitiéndoles disfrutar totalmente en momento.

Rendidos después del orgasmo, se abrazaron complacidos, esperando a que el aire volviera a sus cuerpos, y en honor a una celebración empalagosa de pareja, se entretuvieron largo rato chocándose las narices y dándose pequeños besos. Cuando la energía empezaba a volver a sus cuerpos, los inocentes juegos fueron volviéndose nuevamente perversos e intensos. Entusiasmado por gastar las energías de la bebida que se había tomado, el menor se puso en posición arriba del azabache.

-¿Ya quieres segunda ronda, conejito?- Le insinuó.

Sin embargo, antes de que el mayor accediera, el ya conocido llanto de la bebé se escuchó fuerte y claro por el monitor.

-Bueno… Al menos nos dejó terminar la primera- Suspiró  Kyuhyun tratando de ver el lado positivo, levantándose pesadamente de la cama.
-Te voy a esperar despierto esta vez- Le aseguró el mayor, separando y cruzando las piernas, aprovechándose de su completa desnudez para dejar bizco al castaño- Así que apresúrate.
-En serio te estás ganando un castigo bien grande, Lee Sungmin- Advirtió Kyuhyun, poniéndose la ropa interior y casi tropezándose al correr como un poseso a la habitación de la bebé.

Riéndose y tratando de echarse aire fresco con las manos, el mayor aguardó por el regreso de su novio, hasta que la voz del susodicho lo distrajo a través del monitor de bebés.

-Aigooo ¿Qué pasó, nena? ¿Te hiciste en tu pañal? ¿O acaso Min-appa te despertó? A-ah...¿Lo escuchaste gemir? Es un sucio ¿Verdad?

El pelinegro se incorporó de golpe y sin ponerse nada encima corrió a la habitación de Jooyeon.

-¡Yah! ¡Cho Kyuhyun!- Le llamó indignado y rojo como un tomate- ¡No le digas esas cosas a nuestra bebé! ¡No quiero una versión femenina de ti!

Así una semana terminó y como las clases espartanas de Sunny ya habían concluido, los 3 gozaron de 2 días de descanso contagiados por la alegría de un aniversario, logrando enfrentar con más ánimo y vigor el día Lunes. Aquel día en la mañana la rutina comenzó tranquila y optimista, incluso Jooyeon estaba más enérgica sintiendo el buen aura de sus padres.

-¿Por qué estás despierta? ¿Eh?- Le habló Sungmin cuando ya estaban acomodados en el autobús por la mañana- ¿Tienes ganas de jugar, bonita?

La bebé respondió agitando sus brazos hacia los dos hombres con los ojos bien abiertos. Ambos se miraron, sonrientes, deseando no tener que dejarla en la guardería. Ya añoraban tener todo el tiempo del mundo para estar con ella y ver el día en que los aceptara totalmente como sus protectores, pero lamentablemente, las cosas no eran así y apenas bajaron del autobús caminaron hacia el jardín de niños.

-Aigo, nuestra Jooyeonnie ya está aquí- Celebró una de las parvularias después de que Kyuhyun tocara el timbre del lugar y ella apareciera para abrir la puerta.
-Aquí están sus cosas- Dijo el castaño entregándole el bolso- Vendremos en los mismos horarios de siempre. Por favor, cuide bien de ella.
-No se preocupe, la cuidaré con mi vida- Concedió ella, con una maternal sonrisa- Vamos, preciosa.

Agregó estirando los brazos para tomar a la niña, no obstante, algo nunca antes visto para ellos sucedió. Cuando estaba a punto de pasar a los brazos de la amable mujer,la bebé empezó a agitarse incómoda, clamando por volver con Sungmin. Sorprendido, el azabache volvió a recibirla y la afianzó intentando calmarla.

-¿Qué pasó, cariño? ¿Por qué te enojas?- Preguntó Kyuhyun acariciándole una de sus mejillas ocn tres dedos, recibiendo solo más gemiditos angustiados de la niña.
-Debe ser porque ya tiene 8 meses- Intervino la amable pelinegra- La bebé empieza a independizarse y eso le asusta, por lo que solo quiere estar con papá y mamá…en este caso, papás..

Ignorando el sonrojo en las blancas mejillas de la parvularia, la pareja encontró con emoción sus miradas.  Duraron así varios segundos, no había necesidad de decir nada, sabían lo que significaba y preferían enfocarse en disfrutarlo.

-Tranquila, volveremos pronto- Le dijo Sungmin acariciando su cabecita- Todo va a estar bien.
-Siempre estamos pensando en ti y te estamos protegiendo. En la tarde jugaremos mucho ¿De acuerdo?- Secundó el menor, dejándole un beso en la mejilla a la más tranquila bebé.

Intentaron nuevamente entregársela a la mujer, y aunque la pequeña volvió a quejarse, esta vez no se removió y solo miró con un puchero a sus padres mientras la pelinegra cerraba la reja y se alejaba de ellos. Sin desconectar la mirada ambos se despidieron con la mano hasta perderla de vista.

Se devolvieron poco después por el mismo sendero para llegar a sus trabajos. Aprovechando la soledad del camino y se tomaron las manos hasta llegar al punto donde debían separarse. Se abrazaron con fuerza y dulzura, felices por la vida que les había tocado, no importando lo dura que fuera en ocasiones. Estando juntos eran los más fuertes del mundo y lo sabían.

Kyuhyun tomó los labios de su novio por unos instantes, masajeando meticulosamente todo el deseo por esa deliciosa boca que tenía el bajito. Al distanciarse se miraron sonrientes.

Todo estaba en orden, podrían con esto.

Continuará…


Bonus ghei

Un sábado de verano había llegado y la familia se derretía dentro del departamento. Con o sin ventilador el calor los sofocaba por lo que tras una decisión unánime, incluyendo la bebé, andaban solo en ropa interior… y en pañales en caso de la pequeña. Sentado en el sillón con Jooyeon en brazos,  Kyuhyun se echaba viento con su abanico de cartón viendo uno de esos alegres y coloridos programas para bebés que disponían la televisión pagada, mientras Sungmin preparaba un jugo de naranjas a la niña quien a pesar de las insistencias, se opuso rotundamente a tomar una mamila de leche tibia en tan infernal día. Terminada su labor, el chico chupó del biberón un poco del refrescante jugo y luego se lo entregó a Jooyeon. La niña lo miró fijamente, como si supiera lo que había hecho.

-Oye, yo también tengo calor- Se quejó el azabache, girándose hacia la cocina para ir a buscar un par de cervezas para él y Kyuhyun.

A la vuelta su novio se lo agradeció con una sonrisa afiebrada, pero antes de que Sungmin le cobrara el favor con un beso, el timbre sonó.

-¿Quién será?- Se preguntó el mayor irguiéndose- Ponte la ropa.

Kyuhyun obedeció mientras su Hyung hacía lo mismo. Ya presentables para que cualquier extraño que estuviera afuera los viera, el bajito abrió la puerta.

-A-ah…-Sungmin quedó sin habla al ver quien estaba del otro lado, dejando a Kyuhyun curioso.
-¿Quién es, mi amor?- Preguntó con el ceño fruncido, levantándose con la bebé en brazos.

Sungmin abrió lentamente la puerta hasta el tope y se reveló quien estaba afuera. El menor abrió los ojos hasta no dar más.

-¡A-Ahra-Noona! –Exclamó viéndola tan directamente como ella lo hacía.

Con maletas y todo, ahí estaba su hermana. Después de mentir a sus padres diciendo que pasaría sus vacaciones en Hokkaido con sus amigas, voló hasta Corea para asegurarse de que lo que le había dicho su hermano hace un tiempo era cierto. Y si lo era. Regordeta, rosadita y rebosante de energía, había una bebé en pañales mal tomada en brazos por su hermano menor, en un apartamento que apestaba por el encierro, y con ropa y mugre tirada por todos lados. El biberón que yacía en las pequeñas manos de la bebé de repente fue a dar al piso y sin contemplar siquiera limpiarlo, el castaño lo recogió y volvió a ponérselo en la boca. Podían haber aprendido cosas sobre bebés, pero aún les faltaban muchísimas más por aprender, era claro para Ahra quien impactada sobrecargaba su cabeza de toda la información que le era recién revelada. De repente empezó a sentirse débil y mareada.

-Ay no- Se lamentó Kyuhyun imaginando lo que iba a suceder- ¡Hyung, sujétala!
-¿Po-por qué?

Antes de obtener una respuesta los ojos de la chica se blanquearon y cayó como plomo encima del pelinegro.

-¡Waah! ¡Ahra-noona!- Se espantó Sungmin afirmando apenas a la inconsciente joven-  ¿¡Estás bien!?
-Déjala, solo se desmayó por el impacto- Bufó Kyuhyun cerrando los ojos y frotándose entremedio de los ojos con una mano-Venga, cuando despierte me va a llegar una buena. Me pregunto si alguna vez en la vida vamos a estar en santa paz.

Pronunció aquello como una simple pregunta al aire, aunque sinceramente, siendo menuda familia, dudaba que algo así llegara a pasar.

 Fin.


1 comentario:

  1. ah!! me encanta! estoy siguiendo tu historia en un foro... no me acuerdo cual es, son demasiados, pero tu historia es una de mis favoritas, espero la continúes pronto :)

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