♠ Pareja: KyuMin
♠ Género: Romance, Drama, Lemon.
♠ Descripción: Kyuhyun y Sungmin están a punto de tener su primera cita, logrando unos nervios que los tiene inseguros y atemorizados, pero está bien, porque a pesar de solo haber tenido una relación puramente carnal durante 3 meses y no conocerse realmente, ellos de verdad desean intentarlo... intentar por primera vez estar juntos.
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La primera cita ✿
En una de las entradas del metro de Seoul a las 16:55, Cho Kyuhyun, un joven y atractivo arquitecto graduado hace poco tiempo y que ya triunfaba por su brillante desempeño, esperaba impaciente a una persona.
El definitivamente ya no era un muchacho, era un adulto responsable cuyo trabajo le permitía vivir solo y valerse por si mismo, como también por otro lado, su experiencia sexual, los diferentes noviazgos tenidos durante su vida, su homosexualidad ya admitida (Sin convertirse en un afeminado en el intento) y su confianza en sus perfeccionadas habilidades de seducción eran tan reales como las 24 primaveras bien vividas en su cuerpo, pero a pesar de todo eso, no podía espantar los nervios que devoraban cada centímetro de su ser por el encuentro que estaba a punto de tener. El, había tenido muchísimas citas, pero a pesar de eso la que tendría ese día le había puesto tan ansioso como la primera, aunque por distintas razones. La primera vez se sintió intimidado porque claro, tenía 15 años, era un muchachito débil y con aspecto de Otaku que estaba apunto de sumergirse en el complicado mundo del amor con una chica de su clase que le traía loco desde hace tiempo. Ahora, era porque a diferencia de todas las veces pasadas, no conocía a la persona con la que saldría… o al menos no de la forma convencional.
Sobre su cita, lo único que sabía con certeza era su nombre, su número celular y su dirección ¿Por qué no sabía su edad o cosas de relevancia para la gente normal? ¿Quizás porque se habían coqueteado con la mirada y luego de un rato se habían acercado a compartir información para contactarse y volverse a ver? Por supuesto que no. Es necesario aclarar que la relación entre Kyuhyun y esa persona no partió hace unos días, de hecho, su primer encuentro había ocurrido hace 3 meses, y para empezar a contar esta historia, vale rescatar que aquello de compartir miraditas picaras si fue lo que inició todo, y pasó en un bar.
Kyuhyun era de esos hombres que los días Viernes, después de salir del trabajo, gustaba del placer y compañía de una buena copa, pero a pesar de ser homosexual no le gustaba ir a los clubs gays, porque estos se situaban en barrios peligrosos y no tenía interés alguno en que travestis llenos de venéreas o algún petulante intento de “Activo” intentaran ligárselo. Por ellos solo visitaba bares normales y no tan frecuentados, ya que por lo demás, también le gustaba gozar de la tranquilidad que este le proporcionaba, la soledad y del ver como su libido revivía para poder ligarse a alguien al día siguiente. Pero a pesar de que estaba con ese pensamiento, aquel día Viernes, no le molestó en lo absoluto que en la otra esquina de la barra un pelinegro le estuviera observando. Un atractivo y apetecible pelinegro ¿Pero que significaba aquello? ¿Había otro homosexual que tenía la misma impresión de los bar gays que el y por eso iba a ese? ¿Era un hetero con ganas de experimentar? ¿Estaba mirando a alguien tras el? Después de unos minutos Kyuhyun se animó a mover graciosamente las cejas, logrando una carcajada abrumada de parte del otro. Al menos eso le dejaba claro algo: Le estaba mirando a el ¿Pero como acercarse? No era día de ligar, pero alguien tan lindo y tan osado para coquetearle en un lugar público y heterosexual, merecía una excepción.
Cuando por fin había planeado una estrategia para hablarle y había reunido el valor para acercarse, el pelinegro se le adelantó ¿ O quizás se iba? Se lamento pensando en ello hasta que todas sus paranoias se hicieron añicos al ver que caminaba en línea recta hacia el. Se acomodó elegantemente para quedar frente al chico y le examinó. Era delgado, pero tenía unas caderas exquisitas y sus piernas estaban bien formadas, haciéndose notar bajo unos jeans azules, mientras que su torso y sus fuertes brazos eran protegidos por una camisa casual, un chaleco y una elegante chaqueta. Una cara adorable con un empaque varonil. A Kyuhyun le encantó desde el primer momento, aunque ese desconocido debía atenerse, porque si lograban llegar a algo interesante esa noche, sería el quien lo tuviera pidiendo por más bajo suyo y el intercambio de puestos era impensable.
-¿Qué tal? –Saludó con una sonrisita al llegar- ¿Puedo sentarme aquí?
El chico indició el banquillo a un lado de Kyuhyun sin una pizca de vergüenza.
-Adelante.
El castaño le devoró con la mirada, enfocándose especialmente las piernas del otro que se remarcaron más al tomar asiento.
-¿Sabes? Mientras nos observábamos, me alegré de saber que no soy el único gay que no está metido en night club de maricas en busca de un barato cualquiera –Resopló- Por experiencia se que a los mejores los encuentras en lugares donde es más difícil conquistarles.
-Oh- Kyuhyun bebió de un trago su margarita sin quitarle la vista de encima- Yo no sé de que hablas ¿ Que te hace pensar que soy gay?
-Por favor- El más bajo sonrió mostrando sus blancas paletas- Los heterosexuales no me miran como lo has hecho tu.
-¿Mirarte a ti? –El castaño siguió con su broma mirándolo con malicia- Yo miraba a la rubia que estaba detrás de ti.
-¿He?
El azabache se dio vuelta, desconcertado y avergonzado, buscando a la supuesta rubia, dándole la oportunidad al más alto de acercarse a su cuello y soplarle sensualmente su cálido aliento.
-Es joda- Susurró con la voz cargada de deseo, sin evitar carcajear levemente- Por supuesto que te estaba mirando a ti.
El pelinegro volteó aliviado y con un puchero enojado en su rostro, terminando de encantar a Kyuhyun.
-Que malo eres, por un momento pensé que me había equivocado con un hetero y me ganaría una buena paliza de parte tuya.
-Lo siento- Rió tapándose un poco la boca- Aunque puedo asegurarte que darte una paliza no entra para nada en la lista de cosas que me gustaría hacerte.
Kyuhyun le acarició suavemente la mejilla con tres de sus dedos, haciendo sonrojar al otro por la osadía de sus palabras y la lujuria en su tono de voz.
-Que desconocido tan atrevido eres…-El azabache tomó la mano de Kyuhyun e hizo que recorriera desde su mejilla hasta su entrepierna. No llevaban ni media hora hablando y ya estaban totalmente encendidos por la presencia del otro- Bien, me encanta cuando tienen las bolas para coquetearme incluso en lugares así, además hoy no tengo ganas de rodeos ni cortejos baratos…y al parecer tu tampoco- Indicó esta vez poniendo su mano en la despierta entrepierna del otro- Dime ¿Cómo te llamas?
-Cho Kyuhyun ¿Y tu, bonito?
-Lee Sungmin –Sonrió- Dime, Cho Kyuhyun ¿Das o recibes?
-¿No dijiste que no tenías ganas de cortejos ni esas mierdas?- Kyuhyun puso su mano sobre la que Sungmin tenía en su entrepierna y la presionó para que el otro sintiera del todo la larga extensión- ¿Por qué no vamos a un lugar más cómodo y lo descubres?
Hoy era día de tranquilidad, era día de una buena copa y de dejar su mente relajarse a compas de Frank Sinatra sonando en el tranquilo bar, pero en cuanto vio esa sonrisa traviesa y finalmente, observó al sexy chico levantarse del banquillo, sus energías robadas durante la semana se renovaron y deseaba más que cualquier cosa follarse hasta el amanecer a ese adorable desconocido.
Sin necesidad de hablar más, caminaron a paso apurado hasta el estacionamiento a unos metros del bar y en cuanto Kyuhyun supo que ya no había nadie más que ellos en el lugar, frenó a Sungmin para voltearlo y estrellarlo salvajemente contra una camioneta familiar de algún desconocido. Y con la alarma del vehículo haciendo eco en todo el lugar por culpa del impacto, el primer beso entre ellos tuvo cabida de forma bruta, acelerada y demandante. Kyuhyun no esperó mucho para aumentar más y más la intensidad de aquel apasionado beso, mientras acorralaba tanto como le era posible a Sungmin entre el vehículo y su cuerpo. Es que era necesario. Los labios y todos los centímetros de la boca de Sungmin sabían a licor de frutilla, resultándole mil veces más deliciosos que las tartaletas que su hermana hacía con dicho fruto.
El pelinegro por su lado se dejó hacer sin oponerse ni por un segundo. Enredó sus dedos en los sedosos cabellos de Kyuhyun con deseo y necesidad salvaje. Esos labios carnosos le brindaban un masaje tan perfecto que no le importaría morir ahogado a manos de ese desconocido. Había olvidado la última vez que alguien encajó tan bien con sus labios y le había besado tan magníficamente para que la saliva se le escurriera en un delgado camino desde sus labios a su mentón.
Cuando después de un minuto el aire escaseaba, se separaron lentamente y Kyuhyun se encargó con su lengua de aquel rastro tan erótico de saliva en la cara del otro.
-Supongo que ahora sabes cual es mi posición en la cama ¿Verdad?
-A-aja.
Sungmin asintió embobado, aún tratando de recuperar el aliento.
Esta vez de la mano, siguieron avanzando aceleradamente hacia el auto del más alto. Al divisarlo, Kyuhyun apuntó con la llave inalámbrica y apretando un botón hizo que las puertas quitaran sus seguros. Si, perfectamente podían follar en su auto, pero…¿De verdad iba a limitar el uso de ese desconocido tan bello al reducido espacio de su vehículo?
Antes de que Sungmin abriera una de las puertas de los asientos traseros, Kyuhyun apretó más su mano, deteniéndolo.
-¿Qué pasa?
Sungmin volvió el rostro hacia el castaño con una notoria confusión y ansiedad.
-Nada, solo que estaba pensando…mi departamento está a poca distancia de aquí y es mucho más cómodo que mi auto…¿Por qué no vamos para allá?
Sungmin miró dudoso los ojos de Kyuhyun.
-No me vas a secuestrar, para follarme hasta que te canses y después venderme a los traficantes de órganos ¿Verdad?
Kyuhyun rió ante la graciosa ocurrencia del otro.
-Bueno…- Lo atrajo de las caderas hacia su cuerpo y beso cortamente sus labios- Si planeo follarte hasta hartarme…lo demás no.
El pelinegro volvió a sonrojarse. Le gustaba como el otro decía la palabra “Follar”, y atentando contra su precavida personalidad, acepto.
-Está bien, pero no intentes nada feo ¿Ok? –Le advirtió- Soy cinturón negro y te partiré la madre si haces algo sospechoso.
-Por supuesto.
Kyuhyun rió y golpeando el delicioso trasero de su acompañante, le invitó a entrar al puesto de co-piloto mientras el corría a su puesto de conductor.
Después de eso, no es fácil decir que fue más errático, la conducción de Kyuhyun a su departamento o el caminar de ambos al lugar mientras se besaban y tocaban descaradamente en el camino. Finalmente, para no caerse, el más alto elevó al otro e hizo que enredara sus piernas en sus caderas, llevándoselo en brazos a su destino. Ya adentro, avanzaron a oscuras pateando cosas dando dificultosamente con la cama, empezando a desvestirse a penas sintieron las suaves frazadas bajo sus cuerpos.
Kyuhyun no lo entendía, se sentía tan excitado como nunca. Lo único que podía ligeramente comparársele era su excitación al ver a los 14 años su primera maratón de porno auspiciada y protagonizada por Jenna Jameson, la reina indiscutida de las películas de ese tipo, y a diferencia de aquella vez que terminó el problema en sus bóxers con sus propias manos, esta vez lo acabaría arremetiendo contra ese precioso trasero que tenía frente a el.
-A-ahhh… Dios mío….
Sungmin se sintió arder en el mismo infierno cuando la cálida cavidad de Kyuhyun apresó completamente su miembro. No tenía planeado hacerle un oral, solo quería probar el sabor de Sungmin, pero en cuanto escuchó ese fogoso gemido, se animó a seguir jugueteando con la hombría de su víctima a gusto, incluso paseó placenteramente su lengua por todo el torso de Sungmin quien no paraba de jadear, sin ningún grado de vergüenza y con una satisfecha sonrisa en el rostro.
El chico se divirtió hasta que no pudo más y mientras besaba sensualmente a quien estaba bajo su cuerpo, palpó con su mano en el velador y sacó una botellita de lubrigante del primer cajón. Abrió la tapa con desesperación y echó un poco del líquido en sus dedos para empezar a ensanchar la entrada del sudado y extasiado chico de cabellos negros.
-Seré suave…
Le tranquilizó.
-Más te vale que solo al principio…
Sungmin lo miró ardientemente mordiendo sus hinchados labios, haciendo reír y excitar aún más al otro. Impaciente pero luchando contra sus impulsos, Kyuhyun levantó las piernas del azabache, poniéndolas sobre sus hombros, y acomodándose, empezó a palpar la rosada y pequeña entrada. Metiendo uno, dos y tres dedos empezó a hacer movimientos de tijeras los cuales hicieron delirar a Sungmin. Rayos, ese trasero que estaba ultrajando con los dedos era exquisito, bien formado y firme. Moría porque hubiera una próxima vez en la que fuera su lengua quien lubricara esa entrada.
Su erección ya empezaba a chorrear líquido pre- seminal, exigiendo a gritos alivio, por lo que Kyuhyun retiró sus dedos para echarles otro poco de lubricante y untarlo en su palpitante y erecto pene. Grande fue su sorpresa al ver como Sungmin le quitaba suavemente la botellita y vertía el viscoso líquido en sus propias manos.
-¿Sabes? Aparte de cinturón negro- Dijo acercando sus manos al miembro de Kyuhyun y empezando a masajearlo deliciosa y tortuosamente- …soy bueno con los masajes.
El castaño se impulsó hacia adelante, apoyándose en sus 4 extremidades. Sus piernas no resistían tanto placer. De verdad ese chico sabía lo que hacía, aunque lamentablemente debía frenarlo o se correría antes de entrar y culminar sus perversos deseos.
-Es suficiente- Corrió delicadamente sus manos- Deseo correrme dentro de tu trasero, no en tus manos.
-Oh, que sucio- Sungmin sonrió y abrió más las piernas para que el otro se acomodara mejor- Adelante entonces…
Lentamente, el castaño guió su erección a la entrada de Sungmin, quien soltó un largo aullido de incomodidad y lujuria mientras lo empalaban. Mirando el techo, temblaba de expectación pensando en el placer que le provocaría en unos segundos ese “gran” hombre frente a el.
Con paciencia, Kyuhyun empezó a embestirle mientras besaba las piernas de Sungmin enredadas en su cuello y masturbando su miembro, con el único propósito de destensarlo.
-Ammm… a-ahh –El más bajo de a poco soltaba eróticos jadeos que activaban de a poco la velocidad en las embestidas de Kyuhyun- …y-ya… muévete… más rápido…por fa-favor… Ahhh….
El aludido casi grita eufórico por el placer que le causaban esas súplicas. Ese rostro sudado que se agitaba por sus embestidas, esas manos aferradas a las sábanas, esa boca suplicante, todo en el era tan jodidamente sexy, por lo que ni pensó en hacerse de rogar, y se enterró en el tan salvajemente como pudo.
-Ah….Dios… así… ummmm… santo cielo….
-Ahh… puta madre…¿Por qué mierda estás tan bueno?
Durante un largo rato, ninguno de los dos recordaba que no pertenecían a ninguna religión o el respeto que sentían hacia sus madres. La próstata de Sungmin siendo golpeada desenfrenadamente le hacía gritar mientras la estrechez de sus nalgas y todo su interior hacían que el otro dijera groserías al no encontrar definición para tanto placer ¿Dónde había estado antes ese chico tan hermoso que gemía su nombre sin parar? ¿Por qué rayos no había aparecido antes en su vida para poder reclamar su trasero desde ese entonces?
Eso fue lo que se preguntó en ese momento y que tras una serie de acontecimientos, le llevó inevitablemente a estar a las 4:55, más de 3 meses después, esperando en la estación central de Gangnam, para cumplir con nada más ni nada menos que una cita. La primera cita entre Kyuhyun y Sungmin.
-¡Buuuuuu!
Un par de minutos pasaron y el chico al que esperaba apareció tirándose a su espalda. Kyuhyun se sintió envejecer al menos 10 años con semejante susto.
-¡Sungmin-ssi, no hagas eso!
-¡Que nenaza eres, Hyung! –Rió el chico poniéndose al frente de el y palmeándole risueño la espalda- De todos modos, aquí estoy.
-Así veo.
-¿Esperaste mucho?
-N-no, llegué hace 5 minutos- Respondió mirando la hora- Y vaya, de verdad eres puntual. Has llegado a las 5 en punto.
-Pues si, es una de mis cualidades ¿Acaso no lo has notado cuando nos encontrábamos?
-Cuando tu trasero entra en mi campo de vista, la hora puede irse al demonio.
-¡Hey!
Sungmin reclamó con un puchero enojado.
-Es broma- Kyuhyun le dio un beso fugaz en los labios impidiendo que la gente que caminaba por ahí lo notara- Claro que si lo he notado… solo hago bromas estúpidas porque estoy nervioso.
Se sinceró comenzando a caminar, avergonzado por su confesión. Sungmin miró pensativo la espalda del otro, decidiéndose finalmente a correr tras el para caminar a su lado.
-Yo también estoy nervioso, Hyung- Entrelazó sus manos fuertemente- Pero si decidimos hacer esto, tenemos que intentar ser nosotros mismos para saber si esto es real y puede funcionar o no.
Kyuhyun se quedó estático mirando los brillantes ojos negros de aquel que estaba a su lado, para luego sonreír entendiendo que tenía razón y renovando su seguridad. Afirmó la mano del más bajo y lo llevó corriendo a un callejón lo suficientemente discreto.
Ya en el, lo acorralo y le besó dulce y apasionadamente los labios, tal y como hacía los últimos días, antes de decidirse a tener una primera cita.
Kyuhyun acariciaba gentilmente las mejillas del otro mientras este se aferraba extasiado de la chaqueta del más alto. Sus lenguas se enredaban de manera tan deliciosa y apacible, que ninguno de los dos dudó en ese momento que darse una oportunidad para estar juntos fuera una buena idea.
-¿Dónde quieres ir primero?
El más alto lo soltó suavemente para poder preguntarle, haciendo sonreír a ambos.
Pero bueno ¿Cómo había surgido todo esto que ahora parecía amor? Porque su primer encuentro fue para ambos un polvo con un total desconocido. Kyuhyun solía tenerlo con conquistas fugaces en fiestas de fin de semana, y Sungmin en algún momento alocado de su vida, también lo había hecho un par de veces con uno que otro extraño, por estar caliente y sin novio tal como esa noche, pero ninguno había tenido citas posteriores al encuentro…o siquiera recordaba los nombres de esas personas ¿Entonces porque con Sungmin si? ¿Por qué con Kyuhyun? La explicación para esto se haya después del primer orgasmo que compartieron. Kyuhyun se repetía una y otra vez en su cabeza que la experiencia había sido grandiosa. Su cuerpo encajaba tan bien con el del otro y el chico bajo de el era demasiado hermoso y atrevido para no volverlo a repetir.
-Woh, ha estado genial.
Suspiró Sungmin tratando de normalizar su respiración mientras abrazaba el cuerpo exhausto encima de él.
-Así es- Kyuhyun se apoyó sobre un codo y con su otra mano, esforzándose en no aplastar a Sungmin, sacó su miembro del interior del azabache, permitiéndole dejar laxas sus piernas sobre la cama- ¿Qué tal si nos seguimos viendo?
-¿He?
Sungmin abrió desmesuradamente los ojos. La verdad el también estaba muy asombrado por el estupendo sexo que habían tenido y quería repetirlo, pero no esperaba que realmente el otro se lo pidiera.
-Me gusta tu cuerpo y encuentro que eres muy lindo para desaprovecharte- Continuó sin un rastro de vergüenza- Por otro lado, no puedes negar que también te parezco irresistible.
-Oh, mira tu…
Sungmin carcajeó ante el comentario del otro.
-Vamos, te prometo que será tan divertido como hoy y nunca te trataré mal cuando terminemos de hacerlo.
Kyuhyun paseó su nariz por las mejillas del pelinegro, esperando una respuesta positiva. Finalmente, Sungmin preguntó aquello que marcaría el inicio de la relación.
-Será solo sexo ¿Verdad?
Una relación meramente carnal. Sin conocimiento real de lo que era o hacía el otro fuera de la cama.
-Por supuesto.
O al menos al principio así querían y creían que sería.
-Está bien.
Juntos se sonrieron y un segundo después, Kyuhyun pensó en cerrar el contrato con unos cuantos besos húmedos que reanimaran el ambiente.
-Pero decide hombre- Suspiró Kyuhyun entretenido junto al pelinegro a punto de cruzar la calle- ¿Qué deseas primero? ¿Helado o Cine?
-¡Comer helado en el cine!- Gritó Sungmin levantando con ánimo su brazo haciendo bufar a Kyuhyun nuevamente- jajajaja es broma, vamos al cine primero.
-Bien ¿A cual vamos?
-Ummm… al nuevo que está a la vuelta. Mis amigos me dijeron que era bastante cómodo y lindo.
-¡Oh, ese es el que construí yo!- Kyuhyun sonrió con entusiasmo- Bueno, otros lo construyeron, pero yo diseñé los planos y la estructura del lugar.
-Woooh, verdad que eres arquitecto.
-Así es, soy el mejor de Corea.
Infló su pecho con orgullo.
-Y el más engreído.
-¡Hey!
-Jajajaja
Kyuhyun empezó a perseguirle y en cuanto le atrapó le dio un juguetón beso en el cuello.
-Ya, Hyung- Sungmin rió apartándolo suavemente- Si sigues besándome en público, vas a conseguir que un homofóbico nos haga mierda.
-Claro que no, en este país cuchichean hasta por los codos pero son unos cobardetes – Rió el más alto volviendo a enredar sus manos. No entendían porque lo habían empezado a hacer pero le gustaba- Y si alguien intenta hacernos algo, quien les haga mierda seré yo. No permitiré que nada te pase.
Y con una sonrisa, el chico arrastró al otro a la boletería, dejándolo sorprendido.
-Un boleto para mi y para mi chico- Le pidió Kyuhyun a la cajera mientras atraía de la espalda a Sungmin hacia su cuerpo, sonrojando a la mujer y al pelinegro- Ah, cierto ¿Qué película veremos?
-L-la nueva de Johnny Deep.
Respondió Sungmin aún aturdido.
Ambos entraron al cine con un enorme cubo de palomitas de maíz lo más rápido que pudieron ya que la función estaba a punto de comenzar, aunque a la media hora ya estaban aburridos. Al parecer la dupla Johnny Deep y Tim Burton había sufrido una caída en su nueva producción, por lo que al fondo de la sala, optaron por ponerse a conversar. Grata fue la sorpresa de ambos cuando descubrieron que tenían bastante facilidad para hablar, pudiendo lograr conocerse un poco más y entenderse perfectamente incluso si esta charla había partido con una petición de Sungmin hacia su compañero para que le ayudara a crear planos de una casa que quería construir en el futuro y este le pidiera cosas sucias a cambio.
También se sorprendieron al enterarse que desde que había comenzado la cita, no eran tan ignorantes sobre las personalidades y gustos del otro. Después de acordar su relación carnal, la vida sexual de ambos se volvió bastante activa y aunque al principio era más sexo que cualquier cosa, Kyuhyun de todas maneras pudo enterarse que Sungmin a pesar de entregarse totalmente y ser osado en el sexo, tenía una personalidad encantadora, tranquila y algo tímida en la vida cotidiana, aunque esta podía transformarse a una juguetona cuando estaba ansioso o ebrio. De hecho, pensándolo ahora, Kyuhyun podía jurar que por muy bien que lo haya disimulado, Sungmin estaba algo bebido cuando se acercó a coquetearle la primera vez.
El más bajo por su lado, sabía desde casi al principio que Kyuhyun era un brillante y trabajador arquitecto, ya que cada vez que lo invitaba a su casa o se aparecía en la del pelinegro para hacer de las suyas, tenía repartido por los muebles o llevaba consigo en su maleta planos, reglas de todo tipo y lápices técnicos. También, había descubierto que Kyuhyun naturalmente podía combinar y arreglar las cosas para darle un estilo sofisticado y masculino, lo veía en la decoración de su casa, lo veía en los cuadros con fotografías de construcciones hechas a base de sus diseños y lo veía en su ropa, provocándole cierta envidia ya que a el siempre le costaba hacer combinaciones o decoraciones con colores y diseños que se vieran bien. Por otro lado, sabía además que Kyuhyun tenía una pequeña manía por decir sin tapujos las alabanzas o pensamientos que venían a su mente, y aunque por un tiempo Sungmin pensó que Kyuhyun decía aquellas cosas solo cuando estaba inspirado por la locura del sexo, en la cita vio como no dejaba de actuar de la misma manera.
-Maldita sea, eres tan lindo que podría comerte aquí mismo.
Le susurró Kyuhyun dándole cortos besitos en la boca luego de que Sungmin hiciera un chiste malo con el nombre de alguno de los sujetos que aparecían en los créditos finales de la película.
-Solo ríete de mi y no me trates como un bebé – Sungmin volteó, inflando sus mejillas avergonzado- Se que ha sido un mal chiste.
-Si, ha sido horrible, pero he amado la cara que has puesto al ver que no me reí –Se acercó más, risueño- No pude evitarlo.
-Jooo…
-Ya, no te enojes- Le sonrió dulcemente- Ven, dame un beso y salgamos de aquí.
Sungmin volvió a mirarlo y se acercó nuevamente para que Kyuhyun le besara con devoción.
-Rayos- Masculló sensualmente dentro de su boca- No deberías ser tan sexy…
-Yah- Sungmin le frenó aún más abrumado- Eso es vergonzoso ¿Sabes?
-Eso es porque no te tienes confianza. Yo nunca paro de repetirme lo sexy que soy.
-Esa ya es demasiada confianza.
Sungmin rió levantándose para salir del recinto.
Otra de las cosas que había marcado el cambio de esa relación “meramente carnal”, era como el uno influía y cambiaba al otro. Sungmin parecía aún no tener mucha seguridad sobre sus cualidades, pero antes era mucho peor. Las cosas empezaron a cambiar al notar la devoción que el castaño tenía por sus ojos, su rostro, su boca y su cuerpo. Durante el coito le repetía tantas veces lo hermoso y adorable que le encontraba que de a poco la vergüenza se iba esfumando, confiando más en su aspecto y en si mismo. Si alguien le adoraba con tanto ímpetu mientras arremetía contra el y lo abrazaba posesivamente para repetirle aquellas alabanzas, besándole cada centímetro de su piel, algo de cierto debía tener ¿O no?
Kyuhyun por su lado cambió sus hábitos sexuales. Sungmin solía buscar la compañía de un desconocido o algún amigo con ventajas en caso de que sus ansias ya no fueran soportables, pero el castaño iba a fiestas y juntas hechas por sus amigos casi todos los fin de semanas, donde siempre saciaba sus deseos con un cualquiera. Después de empezar su trato con el pelinegro, dejó rápidamente ese comportamiento, al principio porque con Sungmin le bastaba y podía acudir a el cuantas veces quisiera, después, porque nadie activaba su apetito sexual como el. Ese cuerpo al mes lo conocía tan bien, pero aún así le hacía ver fuegos artificiales al entrar en su interior y saborearlo completo.
- Ammm… Kyu…hyun….a-ahhh
Y esos gemidos le volvían locos. Eran tan únicos, tan armoniosos, tan eróticos…
-¿Estás seguro de que te vas a comer ese helado con el frío que hace? –Kyuhyun le preguntó al otro viendo el helado de tres pisos que se engullía con mesura- No quiero que te vuelvas a enfermar.
Sungmin se sonrojó feliz por la preocupación del castaño.
-Voy a estar bien, solo me enfermo una vez al año ¿Sabes?
-Si tú lo dices…
-Ya, confía en mí- Sonrió- ¿Quieres un poco?
Le ofreció con una adorable expresión de interrogación.
-Acércalo- Accedió Kyuhyun probando el chocolate del tercer piso de helado- Está bueno…
-Jejeje
Caminaron juntos por un buen rato, conversando y compartiendo aquel helado aún en pleno invierno, no pudiendo distinguir si la gente les miraba por comer algo así con el frío que hacía o porque aún iban tiernamente agarrados de la mano.
-Wooh, estamos cerca de “ Takagames”.
-¿He?
-Yo solía venir aquí muy seguido a echar partidas de videojuegos, aunque ahora por el trabajo no he podido- Le habló a Sungmin mientras este le miraba con atención- P-pero supongo que no te gustan estas cosas… así que vámonos…
Sungmin se comió el último cachito del cono de helado que le quedaba y afirmó la mano del castaño, arrastrándolo al lugar.
-¿Bromeas? Jugaba todo el tiempo con Sungjin en la consola que teníamos en casa ¡Vamos!
-¿Sungjin?
-Ah, el es mi hermanito menor. Al realmente le gustan los videojuegos, y siempre me enseñaba para que jugáramos juntos.
-Woooh.
Kyuhyun se sorprendió gratamente con este descubrimiento, y sin negarse, siguió a Sungmin.
Compraron tantas fichas como para poder jugar en todos los juegos del lugar.
Se divirtieron por un par de horas, aunque Sungmin se frustraba porque Kyuhyun le hacía polvo en casi todos los juegos.
-No te sientas mal, cuando se trata de videojuegos soy un maldito genio- Rió el otro con aire autosuficiente – Nadie me gana.
Sungmin le miró con una ceja arqueada.
-A ver... entonces juguemos al “Just dance”. Veamos si puedes superarme en todo, señor genio.
-¿He?
Kyuhyun casi se tiró al suelo por la humillación, al ver como el pelinegro le hizo añicos el ego sacando puntaje perfecto en cada una de las batallas de baile, mientras que el perfectamente había sacado lo que lograría un obeso mórbido.
-¿Hum? –Kyuhyun vio que en la pantalla, a un lado de su puntaje, salía una frase en inglés en letras negras decorada de calaveras- ¿Qué dice ahí?
-Dice que apestas, Hyung jajaja
Rió el otro.
-¿Cómo va a decir eso?
Siseó molesto.
-Jajajaja es que es la verdad.
-Mmmmm…
-Ya, no te enfades- Le besó la mejilla y lo enderezó- Quedemos en empate y juguemos pero esta vez en equipo.
-Hey- Le reclamó- Pero si te he ganado muchas más veces que tu a mi.
-No te escucho♪
Canturreó el otro mientras seguía arrastrándolo, haciendo reír a Kyuhyun al ver lo pillo que era el más bajo.
Siguieron jugando entretenidamente a juegos de guerra y pelea. Kyuhyun se impresionó al ver como el otro traducía sin problema algunas cosas que salían en la pantalla.
-¿Por qué sabes tanto de otro idiomas?
-Por que soy traductor, Hyung.
-¡Woooh! Eso no lo sabía –El castaño parpadeo repetidas veces por la impresión- ¡Es genial!
-¿A que si? –Sonrió el pelinegro- Se inglés, mandarín, algo de francés y mi especialidad, japonés. Trabajo para una editorial, traduciendo best-seller de estados unidos y Europa, además de varios mangas.
-Wow…
- ¿Qué? ¿Acaso creías que solo tú eras genial?
Kyuhyun rió.
-Claro que no, solo no sabía aquello- Respondió pasando el brazo por el hombro del otro- Además, siempre te he alabado.
-Hum…
-¿Qué?-Se acercó a su oído para susurrarle sensualmente- ¿Acaso no escuchas cuando te digo lo magnífico que eres cuando estoy follándote?
-A-ah…-Sungmin se sonrojó por la pregunta y por los labios traviesos del castaño jugando con su cuello- Bas-basta, nos pueden ver…además, hay niños que vienen a jugar aquí…
-No me importa…
El otro siguió subiéndose sobre Sungmin, deseaba comérselo, pero el pelinegro de verdad no quería hacerlo… en ese lugar, por lo que empezó a picar con sus dedos el estómago de Kyuhyun.
-Ay, ay –Se quejó- ¿Qué estás haciendo?
-Te alejo- Respondió empezando a hacerle cosquillas- cuchi cuchi cuchi…
-Hey, no jajajaja- Kyuhyun empezó a ceder involuntariamente, sentándose en su puesto- Sung…jajajaja a-alto jajaja
-Nooo- Sungmin empezó a salirse del juego que tenía forma de una camioneta bélica, sin dejar de hacer cosquillas- ¡Ya!
Y gritado esto, corrió fuera del recinto siendo perseguido de inmediato por Kyuhyun.
-¡Ven aquí, pequeño delincuente!
Gritó Kyuhyun mientras reía.
-No, no- Negó carcajeando- ¡Me vas a comer!
-Y de que forma lo haré si te atrapo.
-¡Pervertido!
-Sí- Dijo finalmente atrapándolo y dándolo vuelta- … pero desde que te conocí…solo contigo…
Le contestó con una mirada penetrante y una sonrisa llena de seguridad, perturbando a Sungmin.
Todo, incluso las cochinadas, habían pasado de ser perversas a lo más dulce que habían sentido ambos recorrer sus corazones y sus cuerpos, tan dulces como sus labios al unirse ¿Por qué? ¿Por qué demonios ocurría eso? Para ellos fue imposible entenderlo al principio, pero lograron saberlo poco a poco cuando caían lentamente rendidos por el otro.
Como dije antes, la relación empezó tan carnal como lo deseaban, pero las semanas pasaban y la fiereza y pasión de ambos crecía paulatinamente. Ya no bastaba una o dos veces al momento de hacerlo y ya no bastaba encontrarse un par de veces a la semana. Llegaron a un punto que se juntaban casi todos los días y el sexo, aquello que era lo único que supuestamente los unía, solo era usado como un pretexto, una placentera excusa para lo que realmente querían hacer: Verse. Solo verse. Además, también sus aspectos y sus personalidades habían cambiado. Lejos de estar cansado, Sungmin parecía más animado y radiante que de costumbre, incluso sus amigos del trabajo lo notaban.
-Sungminnie, pareces muy animado, además me gusta como te ves hoy.
Le dijo una de sus amigas.
-Gracias, Sunny.
El chico se sonrojó. Nunca había sabido como recibir los elogios, y además, estos le recordaban los que Kyuhyun le decía cuando… cuando… ¡No! No era momento de pensar en ello, menos cuando otro de sus amigos se puso frente a el, con el ceño fruncido.
-De verdad te vez mejor – Empezó a estirar sus cachetes- ¡Oh! Y tu piel está más suave.
-Ugh…
Sungmin empezó a hacer ruiditos por el dolor en sus mejillas.
-A ver- Sunny se acercó con intriga- ¡Oh, es verdad! ¿Qué crema estás usando?
-¿C-crema? –Sungmin le miró confundido- Yo…yo no…
-No sean bobos, es obvio que está teniendo sexo regularmente- Heechul, otro de los traductores, habló mientras leía el periódico- Por eso su piel está mejor.
Y dicho esto, el chico se delató a si mismo, corriendo lejos de las bromas y preguntas de sus amigos, completamente sonrojado.
Kyuhyun también ponía de lo suyo. El solía pelear en las reuniones de su empresa con los idiotas que indicaban algún fallo (inexistente para el) en sus planos, luchando a duras penas para no soltarles un mar de insultos y de paso, unos buenos puñetazos, pero con la presencia de Sungmin en su vida, estaba de buen humor siempre, más desestresado y tranquilo, por lo que los otros podían decir lo que quisieran y a el le valdría un rábano. Aunque vale mencionar, que por un tiempo el creía que eran las ventajas de tener sexo las que provocaban eso, pero en cuanto los ojitos de Sungmin, esa bella mirada que seguía sus acciones cada vez que lo hacían, aparecía en su mente en el trabajo, en el trayecto a casa y en sus sueños, ya no le parecía tan normal. Además, estaba aquello que sentía cuando despertaba por la mañana, ya sea en su departamento o en el de Sungmin, y veía al pelinegro dormir plácidamente sobre su pecho. Su corazón era inundado por una enorme e inexplicable calidez y ¿Por qué no? Felicidad también, y según su ánimo o que tan lleno de energías estuviera hacía dos cosas. Una era besarlo hasta que el otro despertara y tener una placentera sesión matutina de sexo, y otra era acomodar el cuerpo desnudo del pelinegro sobre su cuerpo para abrazarlo mejor y seguir durmiendo.
-A-ahh… ¿Por qué…eres tan insaciable? ¡M-mm! I-incluso en la mañana…
El pelinegro jadeaba, aún somnoliento, cuando la primera opción era la elegida.
-Porque estoy loco por ti.
Esa era la única respuesta que Kyuhyun tenía, pero que no se atrevía nunca a pronunciar, porque claro ¿Cómo podría decirlo? El acuerdo solo indicaba sexo ¿Qué pasaba si Kyuhyun empezaba a decirle esas cosas, Sungmin se asustaba y no lo volvía a ver? El castaño estaba demasiado metido en este juego, no se arriesgaría a terminarlo, por lo que solo dejó las cosas fluir y que esa relación entre ellos creciera sin parar, y lo que principalmente marcó aquello fue algo en específico.
-¡Wow, mira mira mira! –Gritó Sungmin emocionado mientras caminaban por la ciudad- ¡Han puesto un purikura dentro del centro comercial!
-Oh ¿Y por qué lo habrán hecho?
-¿A quien le importa? Siempre he querido sacarme una foto en una de esas cabinas ¡Vamos, vamos!
Sungmin arrastró a Kyuhyun a una esquinita donde la enorme cabina se situaba. Metió las monedas y se sentaron juntos dentro del lugar, aunque segundos después Sungmin se decepcionó al ver que la cabina no era tan parecida a las japonesas originales, haciendo reír a Kyuhyun.
-Ya, no importa- Le revolvió el pelo- Algún día podrás ir a una real. Ahora aprovechemos las monedas que has metido a esta cosa.
El castaño apretó un botón delante de ellos y una voz chillona empezó a hablarles. Al parecer tenían que hacer las poses que salían en la pantalla. Carcajeando por la vergüenza que le daban las ridículas posiciones, siguieron moviéndose cada vez que el flash impactaba en el lugar, hasta que una de las poses pedía un beso, podía ser en la mejilla o en la boca. Sin dudarlo, acercaron sus labios. Kyuhyun acarició con dulzura el rostro del pelinegro, tan delicadamente como besaba su adictiva boca, y no podía frenar, ni el ni Sungmin, olvidando completamente seguir las indicaciones de la máquina.
-Hyung, hemos arruinado las últimas fotos.
Sungmin miró con un puchero avergonzado las últimas imágenes, mientras caminaban.
-Al menos las otras están bien- Rió el otro viendo las fotos- Además, no importa, nos vemos lindos besándonos ¿No crees?
Sungmin puso atención a las imágenes con besos. Por razones obvias, Sungmin nunca había visto a Kyuhyun besarlo. Podía ver en la pequeña imagen decorada tiernamente, la expresión concentrada y cálida del castaño al besarlo, y como lograba que sus labios encajaran bien. Sungmin sonrió, esos labios ajustaban tan perfectamente con los suyos, que pensaba que nadie podría besarle igual.
-Ta-tal vez…
Respondió tímidamente. Aunque le diera la razón mentalmente, no le gustaba admitir tan abiertamente cosas así.
-¿Cómo que tal vez? Solo di que si.
-Nooo.
-Vamos- Kyuhyun lo acorraló como por sexta vez en el día- Dilo o te besaré hasta que lo hagas.
-No quiero.
Le dio un beso.
-¿Y ahora?
-Nop.
Le dio otro más profundo.
-¿Y ahora?- Sonrió – Te recuerdo que es un lugar público. Puede pasar cualquier patán por aquí y venir a jodernos.
-Esta bien –El otro reaccionó nervioso- nos vemos lindos.
Kyuhyun sin embargo siguió besándolo.
-¿A que si?
-Sí.
Le siguió besando.
-¿Y te gusta que te bese?
-Si, me gusta.
Esta vez paseó su lengua por sus labios.
-A mi también me gusta besarte.
Siguió besándolo llegando cada vez más lejos.
-Kyu…ya…lo he dicho…para y vámonos.
-¿Por qué? –Sonrió- Si has dicho que te gusta que te bese.
-Si, pero no lo hagas aqu—
Kyuhyun lo frenó atrapando su boca en un beso más demandante y en el que planeaba no detenerse por un buen rato. Sungmin resopló para sus adentros y no vio más alternativa que cooperar. No temía el que dirán los demás, no temía que sus amigos le vieran ni nada parecido a eso, solo temía que si alguien intentaba golpearlos, su agilidad en las artes marciales no fuera la suficiente para defenderlos a ambos, para defender a Kyuhyun. Sentía tanto miedo de que le hicieran daño al castaño, pero este insistía en atraparlo en plena vía pública y besarlo ¿Y que podía hacer el ante esto? Nada. Desde hace rato sus piernas temblaban cada vez que el otro le besaba y le era sumamente complicado resistirse a esos labios. Porque aquello era lo que marcó el cambio en su relación. Los besos, los besos aliñados con el sexo y situaciones que habían vivido juntos, habían sido su maldita condena, porque aún más que el sexo, lo que más había aumentado eran los besos. Kyuhyun adoraba con locura la boca del otro, todo lo colorada y acorazonada que era le parecía perfecto, y cada vez que la aprobaba se volvía más adicto. Cuando habían pasado dos meses, ni siquiera lograba llegar a la cama con Sungmin. Lo acorralaba entre la puerta y el, y mientras descendían lentamente hacia el suelo, le besaba con tanta pasión que el otro se derretía y se dejaba hacer sin intentar seguir avanzando a la habitación, por lo que varias veces habían terminado haciéndolo en el piso o sobre el mueble de cocina.
En otras ocasiones, Kyuhyun le pedía besos al pelinegro en la mañana siguiente, no sexo, solo besos, y podían pasar una hora besándose hasta que los labios les dolieran. Todo esto le parecía muy extraño a Sungmin, pero se sentía tan bien que nunca opinó al respecto, incluso si la situación se había vuelto tan extraña que cuando Sungmin o Kyuhyun se iban del departamento del otro, se daban un beso para despedirse. Tal y como si fueran novios.
Y se condenaban.
Cada vez se condenaban más y más.
Y cuando empezaron a entender esa calidez, tenían miedo de que al otro le molestara, aunque en el interior a ninguno le parecía mal pasar a otro nivel. De todos modos, por esa inseguridad, solo dejaron que las cosas fluyeran. Pero claro, algún día todo lo que sentían se volvería demasiado obvio y no faltaba mucho para que ese día llegara.
-¿Te gustó el sushi?
Le preguntó Kyuhyun al pelinegro. Después de dejar la cabina, decidieron pasar a cenar a un sushi delivery, siendo la última actividad del día…o más bien de la noche, porque debido al invierno, desde hace rato se había oscurecido.
-Sí- Respondió alegre metiéndose dos sushis a la boca, dándole un aspecto de ardilla - ¿Cómo shabías que me usta ed sushi?
-Bueno- El castaño rió por la forma en que Sungmin hablaba con la boca llena- Hace unos días, susurraste entre sueños que querías comerlo, así que me pareció bien elegir este lugar.
-Ahh- Sungmin se sonrojó de vergüenza, el juraba que había dejado de hablar dormido desde hace mucho- Bueno…
-¿He? –Kyuhyun se alertó- ¿No te gusta aquí? Podemos ir a otro lado si—
-No no no no no- Sungmin puso su mano sobre la del castaño- Está perfecto aquí. Gracias.
- Ah, de nada- Se alivió, volviendo a preocuparse al sentir la frialdad en la mano del pelinegro- Sungmin ¿Tienes frío?
-Eh, un poco.
-Señorita- Kyuhyun llamó a una mesera- ¿Puede traerme un café, por favor?
-Si, señor.
-Toma- Kyuhyun se sacó la chaqueta y se la puso a Sungmin – Ahí estarás bien.
El otro obedeció con algo de vergüenza.
-Hey- reclamó- no soy una mujer.
-Eso lo tengo claro- Rió el otro- Pero eso no quita que quiera cuidarte. No vayas a romper tu marca normal y te enfermes dos veces en el año.
-Aquí está el café señor.
La mesera puso educadamente la bebida en la mesa.
-Gracias- Lo tomó y entregó al pelinegro- Bébelo, o haremos otras cosas para que entres en calor.
Sungmin sintió como su cara se enrojecía por completo.
-Ya, me lo tomo.
Empezó a beber de inmediato haciendo reír a Kyuhyun, quien le dio un tierno besito en la coronilla mientras ponía su brazo detrás de la silla de Sungmin….y le miraba, le miraba con un semblante enternecido…era tan obvio, y le agradaba por fin poder serlo sin frenarse, tal como lo hacía antes cuando estaba descubriendo ese nuevo sentimiento, o incluso cuando aún no lo tenía claro. Una de esas situaciones alude justamente al frío. En aquel tiempo el invierno estaba llegando y Sungmin sucumbía ante este incluso en la previa antes del sexo.
-Ay, ay –Se quejaba, tapándose a el y a quien estaba arriba suyo con todas las frazadas de la cama- Frío, frío, mucho frío.
Aunque, después de comenzar las embestidas…
-Ay, ay- Volvía a quejarse, esta vez destapándose como pudiera- Calor, calor, mucho calor.
Kyuhyun reía enternecido y encantado cada vez que Sungmin hacía esto, mientras este le miraba confundido.
Otra de las ocasiones que marcaron el cambio en sus sentimientos fue cuando justamente, Sungmin cayó enfermo por las bajas temperaturas. Kyuhyun había llegado sin aviso un fin de semana al departamento del pelinegro, tal y como se había acostumbrado a hacer. Cuando después de un rato largo la puerta fue abierta, vio a Sungmin completamente abrigado, con mantas encima, la nariz roja y el rostro pálido.
-Ah, Hyung- Se impresionó- Hola…
-Dios ¿Qué te ha pasado?
- Estoy resfriado jajajaja- Rió amargamente el otro- Y me siento muy débil y adolorido, así que no creo que pueda…
-Ah- Kyuhyun puso sus manos delante suyo y las agitó- ¡No! Es obvio que eso no… no te preocupes…
-Lo siento cof cof tu sabes que siempre estoy de humor para eso contigo- Se sonrojó- pero…
Kyuhyun sonrió.
-Ya, si he dicho que no te preocupes –Entro al departamento- ¿Quieres que me quede un rato contigo? De seguro necesitas ayuda con algo.
-¿He? ¡No, no, no! Por favor, no te sientas con la obligación de acompañarme cof cof yo puedo…
-No me molesta –Le interrumpió risueño- Además, vengo del trabajo con todas mis cosas y no tengo nada más que hacer.
Kyuhyun había sido invitado ese día a una de las habituales fiestas a las que antes asistía, pero por razones que aún no entendía del todo en ese tiempo, no deseaba ir. Quería estar junto a Sungmin, aún si el otro estaba enfermo y no podían tener sexo.
-¿E-en serio?
-Sí- Le sonrió cálidamente- Ya, no te resistas. Puedo hacerte sopa incluso.
Sungmin divagó un poco en su mente mirando el suelo, hasta que al final respondió.
-Es-está bien cof cof.
-Ok, ve a acostarte- Le ordenó suavemente poniendo sus cosas en algún sofá- ¿Tienes ingredientes para hacer sopa?
-Tengo sopas instantáneas- Aclaró- No puedo cocinar en este estado así que he tenido que comprar de esas.
-Bien, voy al mini market a comprar ingredientes y vuelvo.
Sin esperar una reacción de Sungmin, Kyuhyun salió del lugar con su billetera y las llaves del pelinegro. En 10 minutos volvió y en 20 más ya tenía el caldo listo.
Entró con una bandeja a la pieza del otro, la cual estaba a oscuras ya que Sungmin se sentía sensible a la luz y estaba durmiendo.
-Sungmin, despierta.
-Ah- Reaccionó el otro asustado- ¿Q-que pasa?
-Nada, aquí te traje la sopa- Espero a que el otro se acomodara para poner la bandeja en su regazo- Pero antes tómate esta pastilla con un poco de agua. Te hará sentir mejor.
Sacó el vaso y la pastilla de la bandeja y se la ofreció a Sungmin quien aceptó sin chistar. Ya habiéndosela tomado, entrego el vaso al castaño.
-Ahora tómate la sopa.
Sungmin tomó la cuchara, y tras hundirla en el humeante líquido con fideos y verduras, se la llevó a la boca.
-¿Qué tal?
-Está rica- El pelinegro sonrió débilmente por su estado, pero tras sus ojos había mucha calidez- Gracias, Hyung.
-De nada.
El castaño esperó pacientemente a que el otro terminara. Cuando por fin ya no quedaba nada en el plato, se levantó y tomó la bandeja, aunque no pudo irse porque Sungmin agarró su chaleco.
-¿He?
-L-lo siento, Hyung… por no estar bien hoy y hacer que estés aquí cuidándome…
Sungmin miraba hacia otro lado mientras hablaba, frustrado y avergonzado.
-Hey- Kyuhyun giró suavemente el rostro de Sungmin hacia el- Todo el mundo se enferma en invierno, no es tu culpa que también te pasara, así que no te frustres por eso. Además, ya te dije que no me molesta. Tranquilo ¿Si?
Sungmin lo miró asintiendo sumisamente. Kyuhyun sonrió nuevamente al ver que un pequeño trocito de fideo yacía en el labio inferior de Sungmin, y sin miedo lo quito con un beso. El pelinegro lo recibió gustosamente hasta que recordó que estaba enfermo.
-No, no puedes besarme- Lo alejó – Te puedo contagiar.
- Nah, soy duro cuando se trata de resfriados.
Le dio otro corto beso y se fue a la cocina. Lavó la poca loza que había ensuciado y luego con su maletín fue a la habitación de Sungmin. Se sentó a un lado de la cama, prendió la lámpara en el velador y se puso a revisar asuntos de su trabajo en el notebook y jugó en su gameboy mientras velaba el sueño del más bajo. Y así se llevó toda la tarde. Cuando la noche había llegado, sintió algo de preocupación cuando el pensamiento de irse y dejar solo a Sungmin recorrió su mente. No pasó mucho cuando decidió pasar la noche ahí, así que quitando con cuidado los brazos de Sungmin quien se había aferrado a sus caderas, se levantó a buscar alguna ropa en el closet del castaño. En ocasiones anteriores, una que otra prenda se le había quedado en la casa del pelinegro.
-¿He? ¿Ya te vas?
Preguntó Sungmin algo adormilado.
-No, me quedaré a acompañarte.
-Ah, no lo hagas si no quieres… en serio…
-Jeje, tengo el fin de semana libre, no me molesta- Insistió Kyuhyun- Dime ¿Dónde dejaste la ropa que se me ha quedado aquí?
-Ummm… están en el tercer cajón.
Kyuhyun revisó el cajón y se sorprendió al ver que cada una de sus prendas estaban lavadas, planchadas y ordenadas. Se impresionó mucho más al notar también que en ese cajón solo había ropa de el. Tenía un lugar en la casa de Sungmin, logrando que la calidez inexplicable volviera a crecer en su corazón.
El chico volteó a mirar a Sungmin quien nuevamente se había dormido ¿Qué era esto? Estaba cuidando a Sungmin, quien era su juguete sexual y viceversa, incluso le había hecho sopa y había usado todo su día en cuidarlo en vez de ir a una entretenida fiesta, y ahora se quedaría a dormir para seguir cuidándole, descubriendo por eso que tenía un hueco en la casa de Sungmin, un hueco en su corazón y en su vida, uno que parecía insignificante, pero era tangible y muy significativo para el.
Se puso la ropa que había en el closet para conservar la limpieza de la que tenía puesta durante el día y usarla en la mañana siguiente, y se acostó al lado de Sungmin, dejando fluir esa extraña sensación atrayendo aquel cuerpo hacia si, ese mismo que despertó un poco y le abrazó buscando su calidez y protección.
Desde ese entonces las cosas habían cambiado otro poco más. Cuando Sungmin se recuperó el sexo seguía siendo tan fluido como antes, pero había más suavidad y cariño en los movimientos de ambos. No sabían explicarlo, pero deseaban sentir más al otro, que los momentos juntos duraran más y fueran de algún modo más especiales. Incluso el pelinegro se subía sobre el cuerpo de Kyuhyun y buscaba la calidez de su boca. El castaño le hacía sentir tan extraño, algo así como las veces anteriores en que se había enamorado, pero más intenso, y todas esas sensaciones de Sungmin, las de Kyuhyun, el cambio obvio en sus actitudes y en todo lo que respectaba a ellos, logró un resultado definitivo un día.
Ya era 31 de Diciembre, cada quien celebraría el año nuevo con sus amigos y familia, por lo que ese día no se verían, aunque Kyuhyun se sentía confusamente preocupado. Días antes había visto por mera casualidad el calendario en la sala del departamento de Sungmin, viendo sobre el 1 de Enero un círculo, con conejitos mal dibujados y una frase que decía “Cumpleaños de Sungminnie”, justo después de leerlo el pelinegro se acercó y le dijo que Sunny, su amiga, le había rayado el calendario, aparentemente no tomándole importancia a lo que decía, pero Kyuhyun si se lo pensó ¿Era su cumpleaños? Pero si hace un momento le había informado que saldría con algunos amigos a celebrar año nuevo, pero no había dicho nada de cumpleaños ¿Se lo estaba ocultando? No, Sungmin era muy transparente respecto a todo para no decirle de eso ¿Entonces porque no lo había mencionado? ¿Acaso simplemente no lo celebraría? ¿O solo había olvidado mencionárselo y el se estaba preocupando de más? Fuera lo que fuera, aún cuando el “10,9,8,7,6,5,4,3,2,1 ¡Feliz año nuevo!” sonó, no pudo dejar de pensar en ello. El realmente disfrutaba sus cumpleaños ¿Por qué alguien tan dulce como Sungmin no lo haría? Y aunque sonara a una locura, poco después de darle el abrazo de año nuevo a su familia, condujo al departamento del castaño. Necesitaba saber si estaba bien o no.
Al llegar, corrió al piso de Sungmin. Golpeó la puerta varias veces hasta convencerse de que no había nadie.
-Dios…- Kyuhyun se tiró rendido al suelo, apoyándose en la puerta- ¿Qué mierda hago aquí? Obviamente el está celebrando su cumpleaños con su familia y amigos… que tonto…
El castaño abrazó sus piernas y se quedó un buen rato ahí, hasta que una media hora después, sintió unos pasos avecinarse. Levantó la cabeza y vio como Sungmin se acercaba con la mirada perdida, una expresión frustrada y con notorios pocos ánimos. Se levantó torpemente haciendo notar su presencia al pelinegro.
-Ah, Kyuhyun.
Lo miró atónito.
-H-hola.
-¿Q-q-q-que haces aquí?
Kyuhyun suspiró largamente y sonrió levemente.
-No lo sé.
Sungmin quedó en silencio un rato para luego sonreír también.
-¿He? –Kyuhyun se intrigó-¿Por qué sonríes?
-jeje…No lo sé...
-je…jeje…
Justo después de eso entraron con prisa al lugar, y con la misma velocidad tiraron sus cosas por el piso de la habitación de Sungmin y se arrancaron mutuamente la ropa. Ya desnudos, volvieron más calmos sus movimientos, besándose con parsimonia y dulzura. Eran las 1 de la madrugada y a pesar de que la ciudad estaba inundada por las celebraciones del nuevo año, ellos solo se oían y sentían a si mismos. El año nuevo podía irse a la mierda, todos podían irse a la mierda, solo importaban ellos y todo el deseo y devoción que tenía por el otro.
Kyuhyun se adentraba en el interior del más bajo mientras observaba embobado el hermoso cuerpo de Sungmin iluminado solo por la luz de la luna, cuyo pecho subía y bajaba descontroladamente cubierto por una brillante capa de sudor. El pelinegro jadeaba sin control bajo suyo, luchando por tener sus ojos abiertos y no perder la conexión que tenía con su amante a través de sus miradas.
-Sung…min…
Jadeo Kyuhyun, besando la frente del más bajo y acariciando su cabello.
-¿Qu...ué?
-Feliz cumpleaños… -Sonrió, esta vez perdiéndose en su boca, mientras el otro se había quedado petrificado completamente- …Ojalá este año sea mejor….y realices tus sueños exitosamente…
Finalizando su felicitación, atrapó su boca tan apasionadamente que estaba dispuesto a no volver a respirar y absorber la vitalidad necesaria de esa cavidad.
-¿Sa...bes?- Sungmin habló tratando de recuperar la respiración- Hace mucho nadie me felicitaba el día que correspondía… no porque se olvidaran de mi… solo prefieren celebrar el año nuevo a mi cumpleaños… al día siguiente me saludan, pero no con el mismo ánimo…
Habló con melancolía en su voz, haciendo a Kyuhyun no poder guardar sus palabras. Ninguna de ellas.
-Ellos son imbéciles, no debes prestarles atención- Gruñó sin enojo en su cara, aún acariciando el cabello de Sungmin- Alguien que valora más ese festejo estúpido a tu cumpleaños no merecen que siquiera les mires… ellos no saben que sin tu existencia… el mundo sería tan vacío e infeliz que no valdría la pena vivir…
O al menos para Kyuhyun, el mundo sería así si tan solo ese pelinegro que le miraba sonrojado y aturdido no se habría parecido en su vida.
Después de decir aquello, se besaron nuevamente, con otro sabor, con otra calidez aún más potente en sus corazones, sintiendo otras sensaciones en sus cuerpos.
Y solo se dejaron llevar.
A la mañana siguiente, Sungmin despertó al sentir el sol golpeándole en la cara. Se incorporó levemente y vio que Kyuhyun no estaba, aunque se tranquilizó al oír la ducha sonando en el baño. Se tendió nuevamente en la cama, estirando sus extremidades por todo el colchón, sintiendo como por su trasero y sus piernas caía un viscoso líquido blanco. La esencia de Kyuhyun ¿Lo había hecho 5 veces a noche? ¿O quizás 6? Realmente no le importaba. Segundos después de despertar todo aquello que Kyuhyun le había dicho resonaba en su cabeza. Había sido poco pero era algo tan…indescriptible ¿Acaso… el castaño estaba sintiendo lo mismo por el? ¿Esa misma sensación extraña en el pecho cada vez que estaban juntos? Moría por saberlo pero no sabía como preguntarlo.
Después de unos minutos la ducha cesó su ruido y la puerta del baño, y después la de aquella habitación se abrieron. Kyuhyun entró con una toalla amarrada en la cintura y el pelo mojado, impresionándose en cuanto vio que Sungmin estaba despierto. Se observaron silenciosamente por un par de segundos, hasta que el castaño caminó por la habitación y buscó su maletín por el suelo. Al encontrarlo caminó hacia Sungmin y se sentó en un pequeño espacio de la cama. Sin siquiera emitir algún sonido, rebuscó en la elegante valija para sacar finalmente una fina bolsita y se la entregó a Sungmin.
-¿Uh?- El pelinegro la tomó confundido y sacó lo del interior. Una elegante y bien hecha camisa del aclamado Christian Dior ante sus ojos, hizo que soltara un suspiro impresionado- Wooooh ¿Y esto?
-Estás de cumpleaños ¿No?
Kyuhyun sonrió de lado, haciendo sonreír a los poco segundos a Sungmin.
-Gracias.
Le dijo, aunque no le bastó y se incorporó efusivamente para lanzarse a los brazos del otro, quien rió por la reacción de Sungmin.
El pelinegro acarició dulcemente el cabello mojado del más alto, y le dio pequeños besitos desde sus mejillas hasta llegar a los labios, donde el otro lo atrapó y se le tiró encima, atacando su cuello y haciendo ruidos graciosos que hicieron carcajear a Sungmin.
Jugaron dulcemente por varios minutos, la risa de Sungmin resonaba por todo el lugar. Había olvidado la última vez que había reído así, que se había sentido tan pleno.
Después de un rato, se detuvieron y solo se miraron. El momento era perfecto, y a pesar del miedo, Sungmin decidió que si no preguntaba en ese momento, no lo haría nunca.
-¿Hyung…yo…te gusto?
Kyuhyun abrió mucho los ojos. La verdad no esperaba la pregunta, aunque de todas formas la respuesta la tenía lista desde hace un buen tiempo.
-Sí- Asintió temeroso- No sé por qué ocurrió, pero así es y no puedo evitarlo…¿Qué me dices tú?
Sungmin sonrió radiantemente.
-También me gustas mucho…pero…-El semblante de Sungmin cambió a uno de preocupación- Lo único que hemos hecho es tener sexo…no nos conocemos…o al menos no lo suficiente.
-Entiendo…-Kyuhyun volvió a sentarse- Es difícil saber si una relación puede funcionar conociéndonos tan poco…
-Por eso…quiero que tengamos una cita.
-¿Una cita?
-Sí, salgamos durante todo un día y conozcámonos- Sungmin también se incorporó- Dudo que eso señale lo que pasará hasta el final de nuestras vidas, pero al menos sabremos si somos compatibles en aspectos más profundos y si esto puede funcionar…
Sungmin le tomó la mano a Kyuhyun con fuerza, ganándose segundos después un corto beso.
-¿Cuando y dónde?
- Pasado mañana, a las 5 en las afueras de la estación central.
Y así todo comenzó, llevándonos al día de hoy.
Kyuhyun sonreía recordando aquella conversación. Ahora ya eran las 11:30 de la noche, y por las ya solitarias calles, caminaban juntos de la mano hacia el estacionamiento del centro comercial, donde el auto de Kyuhyun aguardaba por ambos. El castaño estaba aliviado y lleno de felicidad, sus miedos habían sido puras estupideces. Sungmin era aún más perfecto al conocerlo fuera de la cama. Le sorprendía que tan fácilmente podía hablar con el, lo adorable que era y como sus ojos le obligaban a ser totalmente sincero. A ser el mismo.
-¿En que piensas?
Sungmin le preguntó. Llevaba varios minutos caminando con aquella sonrisa.
-En que ahora me gustas mucho más.
El pelinegro corrió el rostro avergonzado y feliz, muy feliz. Se alegraba de no ser el único que se había sentido tan a gusto en esa cita.
-Tu también…- Apretó la mano del más alto, abrumado- …me gustas más…
Y dicho esto Kyuhyun no pudo evitar acorralarlo…otra vez.
-¿Vas a tomar como hobby acorralarme?
Rió Sungmin.
-Por supuesto.
Sin más lo besó tan apasionadamente como pudo. Sungmin enredó los brazos alrededor del cuello del castaño, quien lo abrazó posesivamente, como si fuera su vida intentando huir de su lado.
-Enton…ces…-Sungmin habló entre besos- ¿Va-vamos…a inten…tarlo?
-Claro que si…- Respondió a duras penas- Ahora me perteneces a mí, y solo a mí.
Sungmin soltó una corta risita antes de ser besado nuevamente. Tras varios segundos así, las hombrías de ambos empezaron a chocar por la acalorada cercanía.
-A-aah…-Sungmin fue el primero en hacer audible su excitación- Kyu…
-Vámonos a casa ahora.
Demandó imperiosamente el más alto, empezando a correr al estacionamiento de la mano con Sungmin. Con su hermoso novio.
Ya llegando al lugar se metieron al auto de la misma forma que ocurrió en cuanto se conocieron, y Kyuhyun condujo de la misma forma y entraron al departamento con el mismo método. Lo único que cambiaba era lo que había dentro de sus corazones, y era algo que en ese entonces no había…y era el amor.
-Hyung, Hyung- Ya dentro de la sala Sungmin saltó emocionado- Después de hacerlo compremos helado. Quiero comer más.
Kyuhyun se rió mientras se sacaba su chaleco luego de encender la calefacción ¿Cómo podía hablar sobre “hacerlo” de esa forma tan juguetona y tan inocente?
-Hey, Lee Sungmin –Se acercó aún riendo a su novio- ¿Qué edad tienes que te dan tantos antojos de niño pequeño?
-No soy un niño pequeño-Se quejó- Y tengo 27 años recién cumplidos para que lo sepas.
Kyuhyun abrió los ojos desmesuradamente, casi cayéndose de la pura impresión ¿¡QUE EDAD TENÍA!? ¡P-pero si parecía recién estar entrando en los 20!
-¡Oye!- Sungmin lo atrapó preocupado- ¿Qué te pasa?
- Y-y-y-yo tengo 24 años…
-¿¡QUÉ!?
Esta vez fue Sungmin quien casi se va de espaldas ¡Pero por favor! ¡Si Kyuhyun parecía mayor que el!
-V-voy a cumplir 25 en Febrero- Kyuhyun divagaba aún sin creérselo- p-pero…
-¿¡Eres menor que yo!?- Sungmin gritó nuevamente- ¡Pero si pareces más grande! ¡Y-y-y te he estado diciendo Hyung y hablándote con formalidades todo este tiempo!
Sungmin se apoyó sobre la mesa del comedor, tratando de entenderlo.
-Bueno…- Kyuhyun acotó jugando con sus dedos-Si quieres…puedes seguir diciéndome Hyung…no me molesta…
-¡Claro que no, Kyuhyun-ah!
Y todas las formalidades se fueron por el caño.
Finalmente, luego de unos segundos, Kyuhyun volvió a acercarse a su novio, risueño.
-De verdad que nos dedicamos a tener solo sexo ¿Verdad?
Sungmin no pudo evitar reír por el comentario, mirando al menor.
Y entonces fue que la pregunta inicial cambió.
-Pero… desde ahora, no será solo sexo ¿Verdad?
Kyuhyun acarició gentilmente su mejilla.
-Claro que no…Sungmin- Hyung .
El mayor sonrió brillantemente, para luego abrazar a su novio y besarlo.
-Hyung...- Le llamó Kyuhyun mientras le besaba- Puedo seguir siendo el de arriba aunque tu seas mayor ¿Verdad?
El pelinegro casi escupe en su boca de la risa que le causó la pregunta.
-Hey ¿Qué clase de activo eres?
-De la clase que adora a su novio y antepone la comodidad de el antes de la suya.
-Ouwww- Sungmin le miró enternecido- Solo por eso puedes seguir siendo el de arriba.
Tras esto, el mayor le llevó de la mano a la habitación, no viendo la risa perversa en el rostro de Kyuhyun.
-¡La hice!
Pensó triunfante.
Y después de entrar, se sumergieron en un mar de placer que solo ellos sabían entregarse, pero de forma totalmente diferente, porque a pesar de que los movimientos serían los mismos, lo que había en el interior de ellos había cambiado totalmente. Todo había comenzado de forma meramente carnal, a lo bestia y ahora, estaba convertido en algo más dulce que cualquier cosa: En amor. En un tierno y ardiente amor, por que se gustaban, se querían y algún día no muy lejano, se amarían más que a cualquier cosa. Y todo gracias al destino, a esa relación meramente carnal que los unió cada día más y sobre todo, a esa primera cita, que les ayudó a conocerse totalmente, y descubrir que eran compatibles tanto dentro y fuera de la cama.
Y eso, era lo único que importaba.
FIN
Disdjddidjewudfddj!! OMG fue hermoso, quiero llorar ;^;. Creo que mi corazón morirá. Fue tan tierno y perfecto, además de largo. Debería tener muchos muchos comentarios ;**
ResponderBorrarFue hermoso!!
ResponderBorrarEs super romántico! Me encanto la forma en que lo redactarse, y la historia es perfecta!
Soy Kyumin shipper, y lo ame completamente!! ❤❤
Gracias por escribir, un saludo!!
Es lo mejor que he leido en todoaaa m enteraa vidaaa
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