2♥ Dificultades
para mantener conversaciones y entender aspectos no literales en ellas.
Sungmin era muy inteligente, tenía una
memoria envidiable, una profunda concentración y grandes pasiones en su
corazón, pero desde que tenía uso de razón, charlar le había significado un
problema, uno muy grande. Kyuhyun no tardó en notarlo y en entender porque
estaba tan marginado. Al mundo no le importa que tan grandioso seas por dentro,
si no puedes hacerte oír adecuadamente te pisotearán sin dudarlo. Ese era el
caso de Sungmin hasta antes que Kyuhyun comenzara a hablarle, porque motivado a
revertir el predicamento de ese extraño muchacho, desde el día en que hablaron
por primera vez se volvió un ritual sentarse juntos en el almuerzo y conversar.
Claro, no fue nada sencillo hacerlo, sin embargo esa extraña motivación en el
interior del más alto permitió que sus esfuerzos tomaran un rumbo. Algunas
tardes después de clases pasaba de ir a tontear con sus amigos y se iba directo
a casa a sentarse frente a la computadora para averiguar más sobre el Asperger
y así poder entender de mejor manera como Sungmin veía el mundo. Una de las
descripciones que más le llegó fue de un Asperger que ahora impartía clases en
una prestigiosa universidad europea y que en sus ratos libres colaboraba en una
página web para que los familiares de personas con la condición pudieran
entenderla mejor:
“Imagínate hablando con una persona “X”
cuyo tono de voz es la cúspide de la neutralidad así como su rostro y su
aspecto, en un mundo donde todo lo que se dice es literal, y que por ende, lo
único en que te puedes fiar para comprender totalmente la charla, es el nivel
de descripción y narración que posee el habla de la otra persona.
No digo con esto que literalmente nosotros
veamos un mundo gris, gente sin rostro y escuchemos solo voces robóticas
exactamente iguales, pero dado que esas cosas no significan nada para nosotros,
es la mejor explicación que se me puede ocurrir y el mejor ejercicio a
practicar si desea tener una charla fructífera con un Asperger”
Habiendo leído aquel artículo y varios
más, Kyuhyun creía tener la información suficiente, no obstante, dejar de
hablar de una forma y empezar a hablar de otra no era cosa de un día. Debía
eliminar de su sistema el doble sentido, el sarcasmo, las exageraciones y todo
lo que estuviera dentro del sentido figurado y no literal, y en medio del
camino varias veces se equivocó, como cuando le contó que en su séptimo
cumpleaños había estado jugando a ponerle la cola al burro y en vez de poner la
cola en la imagen, le pinchó sin querer el trasero a una de sus tías que por
tamaño y apariencia, no se distanciaba mucho de dicho animal. A los segundos
después tuvo que explicarle nervioso a Sungmin quien aterrado había creído que
le estaban tratando de poner la cola a un burro de verdad, y de paso, que la
tía era burra.
—¿¡Cómo es posible
que tu tía sea una burra!? No hay sentido en ello, un humano no puede procrear
con un burro ¿Y cómo es que tú no naciste siendo burro también?— Preguntó
Sungmin alterado por la poca coherencia de lo contado.
—Pues si soy un
poco burro por haberte contado menuda historia— Se lamentó Kyuhyun por lo bajo antes de volver a
centrarse en el otro— Calma, no es un burro de verdad, sino que
uno dibujado en un papel, y mi tía no es burra, solo no es muy agraciada—
Aclaró.
Pero independiente de estos malos
entendidos, después de solucionarlos siempre sonreía. Equivocarse le ayudaba a
encontrar mejores formas de entenderse con Sungmin y eso le motivaba más a
llegar a la respuesta de porqué Sungmin le interesaba tanto.
Al cabo de 3 meses lo único que había
concluido de su nuevo amigo es que era la persona más rara del mundo, y hasta
dudaba que el Asperger fuera responsable de ello. Para empezar su forma de
hablar estaba totalmente fuera de época, usaba palabras pomposas, daba la
impresión de estar sumido totalmente en el papel de un habitante de la antigua
Corea, cuando no era un país sino un largo legado de dinastías, y que además,
había estado toda la vida encerrado en un calabozo sin más relaciones sociales
que las tenidas con el carcelero que le daba de comer. Por otro lado, su nivel
de voz era errático, parecía no saber cuándo hablar fuerte o bajo, y estuviera
sorprendido, feliz, triste, enojado o interesado, su tono de voz no se adecuaba
nunca a la situación, siempre fluía de un modo que el mismo había establecido
para cada ocasión, al igual que las palabras. La única excepción que iluminaba
su rostro, enriquecía su vocabulario y provocaba que no parara de batir la
lengua era cuando se refería a sus intereses. La historia de las
civilizaciones, el nacimiento y formación de distintas naciones, las hazañas
realizadas por algún brillante personaje del pasado o un grupo aguerrido de
personas, la distribución cambiante de territorios de acuerdo a quien los
coloniza y todo lo que se relacionara con ello enamoraba, obsesionaba y
enloquecía a Sungmin. Después de enterarse, Kyuhyun entendió de inmediato
porque el otro hablaba de menuda forma. Estando solo y leyendo libro tras otro
de literatura e investigaciones sobre las antiguas dinastías, cualquiera se
volvería más letrado y medio pomposo ¿No? Y emocionado por encontrar a alguien
a quien darle un discurso de todo lo que sabía, podía estar horas hablándole al
más alto sobre la revolución rusa, el nacimiento del sacro imperio romano, la
caída de Constantinopla, los viajes de Magallanes, el imperio de Egipto antiguo
y miles de cosas más. A veces Kyuhyun se perdía en medio de los relatos y en la
noche tenía que buscar en su diccionario la sarta de palabras extrañas que
Sungmin había mencionado. Sin embargo, a pesar de todas esas complicaciones,
para él la extrañeza de Sungmin armonizaba perfectamente con la ingenuidad y la
ternura que lo caracterizaban con la misma fuerza que su excentricidad. Era
inexplicable como verlo hablar con tanto amor de historia, extrañarse por cosas
que no comprendía, comer su almuerzo con tanto cuidado e incluso solo mirarlo
de vuelta con esos grandes y brillosos ojos negros le llenaban de tanta dulzura
el corazón que deseaba abrazarlo hasta desinflarlo, pero en vez de hacerlo solo
reprimía sus deseos y buscaba cada día más oportunidades para verlo. Primero
era solo en los almuerzos, luego se añadieron unos cuantos recesos y finalmente
las caminatas a casa después de clases.
“¿Qué broma estás planeando? No seas
cruel, Kyuhyun”
Le
decían sus amigos y el solo sonreía cómplice, aunque lo suyo no era ninguna
broma. Su interés por el bajito era el sentimiento más genuino que había
experimentado en su vida y aún queriendo entender por qué seguía pasando tiempo
con él, buscó más y más formas de frecuentarlo. Su más reciente plan había sido
invitarle a comer un helado después de clases, pero a Sungmin le incomodaban
las alteraciones repentinas a su agenda así que lo pospusieron para el día
siguiente. Se encontraron a la salida y solo desviándose unas cuantas calles
del camino habitual, fueron a la heladería y compraron 2 helados dobles.
Kyuhyun miraba embobado como Sungmin se comía el suyo con gran felicidad,
entregando una imagen cálida, digna del verano que se aproximaba, y el menor
rebosante de alegría no podía evitar pintar su corazón con la esencia de esa
brillante imagen. Cuando terminaron sus postres y Kyuhyun se ofreció a
acompañarlo a su hogar, Sungmin lo meditó un poco y finalmente accedió.
Caminaron por una ruta no muy compleja ni muy larga, al parecer Sungmin había
planeado un camino hacia su casa lo más cómodo y seguro posible para ir y venir
del instituto. Luego atravesaron un complejo de casas y llegaron a su destino.
—Gracias por acompañarme
a casa y por comprarme un helado— Agradeció el
bajito.
—No es nada—Sonrió
Kyuhyun.
—Me he sentido muy
cómodo y mamá dice que hay que compensar a la gente que te hace sentir así para
mostrar que el interés es recíproco— Replicó el mayor,
arrugando la nariz y mirando un punto vacío en plan de reflexión.
—En serio, no debes
hacer nada por mí. Yo lo hice porque quise y me dio mucho gusto—
Insistió el otro mientras movía las manos nerviosamente delante suyo. No
obstante, Sungmin siguió pensando alguna forma de compensarlo.
—¡Ya sé!—
Celebró finalmente, y cargando todo su peso en la punta de los pies, se irguió
lo más que pudo y acarició torpemente el oscuro cabello de Kyuhyun. El menor
abrió los ojos como platos y se sonrojó violentamente.
—Lo has hecho muy
bien, Kyuhyun— Pronunció el pequeño, con una voz
forzadamente grave y una mueca extraña que intentaba ser una sonrisa. Aquello
era una imitación de lo que su padre hacía siempre para felicitarlo, y aunque
en el exterior parecía bastante fallido, el cálido sentimiento que había
querido ser expresado llegó con éxito al corazón de Kyuhyun, el cual bombeaba a
una velocidad increíble por cada tibio golpecito que caía en su cabeza de la
nívea mano de Sungmin. Esas torpes caricias eran la primera muestra de afecto
de parte del mayor en todo ese tiempo, y aunque era algo bastante simple,
perturbaron su interior de una forma totalmente inesperada, al punto de ni
siquiera poder respirar.
Segundos después Sungmin volvió a su
posición anterior, se despidió y entró a su casa bajo la atenta mirada del
menor, y pasaron varios segundos más antes de que pudiera recuperar el aire.
Comenzando a caminar, tocó delicadamente la parte que Sungmin había acariciado,
luego suspiró, sonrió y se devolvió por donde vino.
Ya no era una teoría en su cabeza o un
sentimiento que no comprendía, definitivamente Sungmin le gustaba cada día más.
Continuará...
Vengo a marcar territorio.
ResponderBorrarChau y qué viva el Kyumin <3
Decidí comentar acá, solo por Audrey xD
ResponderBorrarTan lindo Kyu decidido a conocer y entender mejor a SungMin. Me morí de risa con lo del burro y la tía, pobre SungMin lo que puede haber imaginado. Y el final fue una ternura total, estuve derramando miel por todos lados.
A KyuHyun le gusta SungMin y SungMin le expresa afecto, las cosas van por buen camino.
Gracias por la actu Pía de mi corazón.
Nos leemos en el siguiente cap.
Bye <3